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Neferet se acostumbró poco a poco a la intensa luz de la habitación de aquel hospital, había perdido mucha sangre pero alguien hizo un gran esfuerzo para poder donarle la necesaria.

—Idiota —miró a Sebastián a su lado derecho—. Despertaste —sonrió con algunas lágrimas en sus ojos—. Llevabas dos dias asi.

—Harper —miró a sus padres a su lado derecho—. Los hermanos Rivas ya estan pagando por Raúl y por ti —ambos sonrieron—. Dejaremos que pasen todas tus visitas.

Los padres de la chica salieron y después entraron todos sus amigos con obsequios; pero Zoe no estaba presente.

—Hola, Neferet —saludó Alexa con una sonrisa—. Ya estas mejor.

—Mi padre arrestó a esos criminales, estaba presente por si se les ocurria ir —habló Erick mientras acomodaba sus lentes—.

—A pesar de sorprender a todos con tu verdad, creen que sigues siendo una gran persona, cuando te den de alta quieren que vayas de inmediato al instituto —dijo Ricardo dejando el peluche de oso a un lado de la cama de Neferet—.

—Si hubiera sabido que eras chica, te hubiera dejado en paz —comentó Ángel apenado—. Perdón.

—Las porristas y yo estamos muy agradecidas contigo, tal valentía de mentir y enfrentarte a asesinos —dijo Camille y rió un poco—. Mejoró la escuela y a los alumnos.

—¿Zoe? —preguntó la chica y miró al pelirrojo—.

—Nadie la ha visto desde el baile —respondió su amigo mientras suspiraba—.

—¿Podrían dejarme a solas con ella? —todos dirigieron su mirada hacia Zoe y salieron dejando a ambas chicas a solas—.

Mentira DeseadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora