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—Estás en el equipo de fútbol, básquetbol y fútbol americano —dijo Alexa mientras terminaba de leer aquella lista—. Solo decide en cual quieres estar.

—Vaya, estás en todos, a mi solo me quieren en básquetbol —comentó el pelirrojo y se encogió de hombros—.

—Entonces estaré allí —dijo el albino decidido—. Solo que será muy complicado para mi —se encogió de hombros—.

—Ni que fueras chica —comentó la rubia y rió—. Para nosotras si es un problema.

El albino se quedó callado mientras sus amigos le miraban. Alexa acababa de decir algo bastante obvio.
Tal vez no era algo que le preocupara a Neferet, es decir, no tenía tantos pechos y los pocos que tenía los cubría con una venda algo ajustada para que no se notaran.

—¿Enzo? —la rubia frunció el ceño—.

—Necesito ir al baño —se puso de pie y salió de la cafetería con dirección al baño—.

Una vez dentro del baño de chicos, busco un baño solo y entró a este. Hizo sus necesidades y bajó la tapa para sentarse a pensar un poco.

Ahora podía entender lo que Sebastián decía. No podía elegir no entrar a un equipo, ya que a quienes anotan en aquella lista deben estar en alguno de los equipos de deporte en el que fueron aceptados.

—¿Enzo, estás bien? —el albino abrió los ojos un poco preocupado ya que esa no era la voz de su amigo—.

—¿Quién eres?

—Estoy en tu clase, me llamo Erick —rió un poco—. Soy de los que se sientan adelante del grupo, uso lentes de vez en cuando.

—¿Y qué haces aquí? —preguntó el albino confundido—.

—Me escondo de los chicos grandes, ya sabes, estamos en primero y ellos en tercero —suspiró—. Tengo miedo de volver a recibir burlas de que soy nerd y todo eso.

—Chico Cliché —rió un poco—. Me agradas, ¿cómo sabes quien soy?

—¿Te refieres a cómo te pillé escondiéndote?

—Si —rió—.

—Por la rendija de la puerta, el espejo puede verse y cuando pasaste te miré —se encogió de hombros y miró la pared que dividía ambos baños de los que estaban—. ¿Todo bien?

—Si... solo debía tomar una decisión respecto a los equipos de deporte —suspiró—. No soy bueno en ninguno y califico para todos.

—Para eso hay entrenamiento, solo elige el que más te llame la atención —sonrió—. Yo califico para básquetbol, por las buenas jugadas que puedo preparar.

—¿No debería ser fútbol americano?

—No lo sé, los chicos de básquetbol me dijeron que me necesitarán demasiado y por eso fue el único deporte que me quiere.

—Significa que estaremos juntos, Erick, porque voy a elegir básquetbol.

Mentira DeseadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora