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—Bien, chicos, hoy iniciamos las clases y... —el profesor fue interrumpido por un chico albino quien llamaba a la puerta—.

—Lamento llegar tarde, no encontraba el salón de clases —se encogió se hombros—. ¿Puedo entrar?

—¿Cuál es su nombre, joven?

—Enzo Mirt.

—Enzo... —buscó dicho nombre en la lista, el cual estaba sobre su verdadero nombre escrito con lápiz—. Oh si, el director mencionó que fuiste aceptado a último minuto —miró al chico—. Siéntate donde gustes.

El chico asintió y se sentó a los lugares finales, justo en la esquina, a un lado de su mejor amigo Sebastián.
Lo bueno de todo esto es que nadie sospechaba de él, es decir, no había otra persona que le conociera, solo su amigo.

—Te ha ido bien por el momento —murmuró Sebastián hacia su amigo—. Si pasas de hoy, todo estará bien.

—Todo va a estar bien —rió un poco—. Me siento más seguro.

Mentira DeseadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora