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—Mi hermano es el entrenador —dijo Erick mientras los tres iban hacia las caminadoras—. Así que sé la rutina que debemos seguir.

—¡Chicos! —el trío miró a la rubia acercarse a ellos—. Oh vaya, puedo estar aquí con ustedes.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Enzo frunciendo el ceño—.

—Estoy con las porristas —sonrió—. Y si voy a mostrar el abdomen debo bajar mis lonjitas —apuntó su estómago—. Esta pancita debe estar plana.

—Bien, entonces sigue la misma rutina que nosotros —dijo Erick—. Ah, también debo decirte que cuando entrenes debes quitarte a veces los lentes.

—¿Por qué? —la chica frunció el ceño—.

—Se pueden caer —respondió Sebastián y rodó los ojos—. Es bastante obvio.

—Oh, disculpa, lo olvidé —dijo Alexa algo molesta—. Iniciemos esta rutina.

Mentira DeseadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora