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—¿Y por qué debería ir? —preguntó Zoe cruzándose de brazos mientras fruncía el ceño—.

—Vamos, confia en nosotras —dijo Alexa mientras le hacia un guiño a la chica—.

—Está bien —suspiró y siguió al equipo de porristas—.

El albino trataba de mantener la calma, esperaba a las chicas en el gimnasio junto a Sebastián, Erick y Ricardo.

—Estoy nervioso... —murmuró el chico llamando la atención de sus tres amigos—.

—Oye no debes estar nervioso, eres el top #1 de chicos, no pueden rechazarte —comentó Ricardo mientras reía un poco—.

—Puede ocurrir, esto no es una película —dijo sin ánimos—.

—Tú sabes cómo tratar a una mujer —dijo Erick y le hizo un guiño mientras acomodaba sus lentes—.

—Además, a Zoe también le gustas —comentó su mejor amigo mientras le daba un leve codazo—.

En ese momento, el equipo de porristas, a excepción de Alexa y Camille, entraron corriendo al gimnasio para tomar sus posiciones.

—Suerte —dijo Sebastián y le dio un par de palmaditas en el hombro a su amigo—.

Alexa y Camille entraron mientras guiaban a Zoe, ya que le habían vendado los ojos. Enzo suspiró y trató de calmarse.

—Zoe, ya puedes quitarte la venda —dijo la rubia con una sonrisa—.

La chica hizo lo que le dijeron y leyó los carteles de las porristas, "¿Quieres ser mi novia?". Se mantuvo en un estado de shock, sin decir nada.

—Mala idea —el albino dio media vuelta para irse pero su amigo lo detuvo y lo giró hacia Zoe—.

—Enzo... yo... —la chica lo miró—.

—Entiendo que no quieras aceptar por lo de George y... —fue interrumpido—.

—Pero si quiero.

Mentira DeseadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora