41. Karma por lazos de sangre

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Parte IX - La Copa Golden Crown

   41. Karma por lazos de sangre

    Riku sostenía el quebradizo cuerpo de Xion mientras esta vomitaba desayuno, almuerzo y cena en el balde. Ni siquiera había comido algo decente en todo el día, justo  porque sabía que vomitaría al final del evento, entonces, ¿qué diablos estaba regurgitando? Quiso saber el chico.

   A la pobre morena la avergonzaba que él la viese así y encima tuviera que cargar con la responsabilidad de cuidarla, pero carecía de fuerzas para protestar.

—Xion, empiezas a preocuparme... ¿esto es normal en ti o debería suponer que algo no va bien? —preguntó al tiempo que la sujetaba para que no cayese.

   La niña, todavía vestida de cisne, apenas y podía respirar entre cada repetición. Odiaba su vida en aquel momento, Riku siendo testigo de su asqueroso malestar, las WW con un punto menos, Roxas había besado a Naminé, ¡Oh, Naminé! ¡Naminé la había desafiado a romper sus propios límites! ¡Las jodidas piruetas no eran de gratis! ¿¡Cuantos metros había volado!?

    Xion rompió en llanto. Pataleó al sentirse agobiada por tantas cosas que digerir. El estómago pretendía reventarle en cualquier segundo. Deseó que existiese una cura mágica y rápida para salir del dolor y el desagradable síntoma del vomito.

—Se me diagnóstico el síndrome de briquett cuando era pequeña —explicó en un ronco susurro, la garganta le ardía horrores—. No es grave, ni mortal, pero no debería someterme a estrés, porque lo somatizaré de un modo u otro.

    Y devolvió la comida una vez más.

—Ya... comprendo..., entonces, ¿la ansiedad y la presión de el acto conmigo te hizo esto? No deberías participar en los juegos, de ser así, te harás daño.

   Con un trozo de servilleta la ayudó a limpiarse los labios, aunque ella hizo ademán de empujarlo, no queria que la tocase. Pero a el chico no le importó, su preocupación era genuina: la pequeña se hallaba tan pálida, que su piel sonrosada lucía más bien de un tono cetrino; con la boca violácea, y la mirada caída, era casi seguro que en cualquier momento se desvanecería.

—No... yo puedo participar bien, solo... estoy muy preocupada...

   Parecía una muñeca de papel, respiraba con dificultad.

—¿Preocupada? ¿Preocupada por qué? —quiso saber Riku.

    Vanitas prácticamente derribó la puerta de los vestidores con una patada. Tras él venían llegando Roxas y Naminé con algo más semejante a una actitud de resentimiento que a una agresiva.

—Tú te vas a venir conmigo —ordenó a Xion. Luego sus ojos dorados miraron a Riku—. Y tú harías bien en mantenerte al margen de esto.

—¡Xion! —exclamó el rubio al verla temblando con un balde azul sobre sus rodillas, había vuelto a vomitar—. ¿Cómo te sientes? Sabía que esto podia pasar, pero te veías tan confiada en el escenario... yo no creí que...

—No la toques —lo detuvo Van interponiéndose entre ellos y luego separándola del resto con su imponente presencia—. No quiero que nadie la toque...

    Si Naminé se había estado revolcando en sus propios celos y en la maldita envidia durante la última media hora, cuando vio a su amiga en tan miserable estado, cualquier rastro de sentimientos negativos se borró de su expresión y de su alma. Menuda estupidez querer competir en su contra para llegar a estos extremos, ahora estaba enferma por culpa del miedo, la presión y el estrés.
   Por otro lado la compadecía también al ver que Vanitas ya había entrado en su etapa de energúmeno. Tener que soportarlo todo no debía ser fácil.

La Mafia es Color Rosa // Kingdom HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora