Las olas del mar chocaban contra la suave blanca arena. El cielo se pintaba de rojo y naranja, anunciando la pronta puesta del sol. Como ya era costumbre desde hace treinta años, una hermosa pareja de ancianos hundían sus pies en la cálida arena mientras veían el sol esconderse detrás del inmenso mar. Esos atardeceres Mexicanos los llenaban de paz. De alguna forma les parecía romántico estar ahí sentados en una banca, tomados de las manos, hablando de cualquier cosa como lo hacían cuando eran novios. Así pasaban sus tardes desde que dejaron su amada Argentina, para descansar del caos de Buenos Aires, y sobre todo por su salud. La ciudad natal del Mexicano, había sido el destino elegido por ambos para pasar el resto de sus días juntos.
A pesar de los años que ambos tenían encima, la pareja era fuerte y gozaban de una buena salud física y mental. El estilo de vida que llevaron de jóvenes les ayudó mucho para su vejes. Pero lejos había quedado aquel chico de pelo castaño y cuerpo definido. Ahora el poco cabello que le cubría la cabeza era blanco. Regresó a cubrir esa parte de su cuerpo no con los gorros que solía usar en su adolescencia, sino con un sombrero playero muy acorde a su edad. Al igual que el, la hermosa cabellera de la que era su esposa hace setenta años, también se cubría de blanco. No era más esa rubia que en algún tiempo lució mechones rosas. La que hace tiempo fue conocida como la reina de la pista, ahora estaba cubierta de arrugas. Sus ojos azulados lucían mas pequeños, pero aun tenían ese brillo especial de siempre. Su belleza y elegancia seguían intactas. Los años no le habían quitado esa vanidad que cargaba con ella. Para su esposo seguía siendo la mujer más hermosa sobre la tierra, con los ojos más bonitos que había visto en su vida.
Setenta y seis años es lo que llevaban como pareja y se decían muy fácil, pero la verdad es que pasaron por todo. Sufrieron las perdidas de sus seres queridos que fueron muy difíciles de sobrellevar. Como la de el abuelo Alfredo, la abuela de Simon, su madre, y Sharon. También fueron testigos de las partidas de algunos de sus grandes amigos del Roller que tristemente pasaron a mejor vida. Pero igual como vivieron momentos difíciles también tuvieron esos que los llenaron de felicidad. Ambos tocaron la sima del éxito. Simon con su banda y luego como solista, conquistó muchas partes del mundo. Ambar por su parte se convirtió en una de las mejores abogadas de Buenos Aires. Y lo mejor de todo habían formado una hermosa y grande familia. Fueron cinco hijos, los cuales les regalaron dieciséis nietos y cuatro bisnietos. Todo esto fruto de su amor. Ese amor que nació por accident, a causa de un plan fallido de la rubia que en ese entonces solo buscaba como vengarse de esa pequeña Mexicana que le había estropeado la vida. Después se daría cuenta que la llegada de esa chica a su vida fue una gran bendición, ya que sin ella no hubiera encontrado al que fue, es, y será el amor de su vida. Ese amor que sigue intacto. Tal vez no es apasionado como lo fue en sus buenos tiempo, pero que se mantenía igual de fuerte.
Ambar recostó su cabeza en el hombro de Simon y el la rodeó con sus ya no tan fuertes brazos, pero tal como solía hacerlo siempre. "Sabes mi amor hoy todo el día estuve pensando en Delfi, como se quedo sola sin Pedro, yo no podría estar sin vos. No soportaría perderte y me aterra pensar en la sola idea de meterte en un hoyo bajo la tierra, creo que me tendrían que enterrar junto con vos." Dijo Ambar a punto del llanto. Simon volteó a mirarla y es que cuanto mas pasaban los años, la posibilidad de que alguno de los dos se fuera era mas real. Y por más que no quisieran pensar en su fin esa idea era inevitable. "Ambar no pienses en eso ahora amor. Aunque he de confesar que yo haría lo mismo. Me lanzaría al hoyo contigo aunque siguiera con vida." Ambos rieron. "Vos nunca podes hablar en serio verdad?" "Créeme que hablo muy en serio. Te amo tanto que prefiero morir primero antes de saber lo que es vivir la vida sin ti. Que seguramente no sería vida y ese si sería mi fin." Ambar limpió las lagrimas que ya habían comenzado a deslizarse por sus mejillas. "Me pasa lo mismo y sabes no puedo creer que cumpliste con aquella promesa que me hiciste el día que me pediste matrimonio. Esa de despertar a mi lado hasta que pareciéramos pasitas arrugaditas y ve como estamos ahora mas arrugados que un acordeón." Soltaron una carcajada. " Gracias por estos años llenos de amor y felicidad te amo Simon." El sonrió y se acercó para dejarle un beso casto en los labios. "Yo te amo mas sabes estoy cansadito voy a recostar mi cabeza con la tuya hasta que venga Simon por nosotros." Dijo cerrando los ojos.
Simon era el menor de sus nietos, el que se había ido a vivir con ellos hace unos años para estar cerca de ellos. Sus padres habían decidido llamarlo como su abuelo cuando supieron que seria varón, sin imaginar el gran parecido físico que tendría con el. Incluso el chico le había heredado el talento y el amor a la música. Simon ayudaba a sus abuelos a llegar a la playa todas las tardes y cuando se ocultaba el sol regresaba para llevarlos de regreso a casa. Pero ese día el chico no volvería a llevarlos de regreso a casa.
Ambos habían cerrado sus ojos cayendo en un profundo y eterno sueño. Sus corazones que en algún momento latieron al mismo compas del otro habían dejado de latir. Simon y Ambar dejaron la vida terrenal tal y como la habían vivido, juntos y ella como siempre en brazos de el. La promesa que un día hicieron como muchas parejas suelen hacer frente un altar no se cumplió, porque su amor fue tan fuerte que ni la misma muerte logro separarlos. No se puede decir que su historia de amor fue perfecta, pero sin dudarlo fue verdadera. Fueron ellos solos contra el mundo, cuando nadie creía en su amor. Y si era verdad que existe otra vida seguramente allá seguirían disfrutando de su Amor Eterno.
Estaba aburrida y bueno...
Espero ya hayan descargado la canción de Mike esta muy linda 😊❤️
