En una habitación de la Mansion Benson se encontraba un chico dando vueltas en su cama, y es que por primera vez desde que llegó a vivir a la mansión no podia conciliar el sueño. Había sido un día lleno de emociones. El open fue todo un éxito y no podia sentirse mas orgulloso de Ambar. Justo ella era la causa de su insomnio. No podia dejar de pensar en el beso que se dieron, lo había deseado tanto pero al mismo tiempo lo llenaba de remordimientos.
Simon ya no podia mas quería despejar su mente un poco y decidió ir en busca de su guitarra para ir a tocar al deposito así no despertaría a nadie. Cuando iba caminando por el pasillo notó una luz encendida en una habitación que el conocía muy bien. ¿Que hacía Ambar despierta a estas horas? ¿Sería que ella tampoco podia dormir? Se preguntaba Simon. Se quedó parado un buen tiempo con su mano en la perilla debatiendo si entrar o no. Tal vez podría usar la excusa esa de si ya había hablado con Luna sobre Felipe para entrar y hablar con ella. Aunque esa excusa ya se le estaba agotando era más que obvio que aun no hablaban. Ambar no había llegado a casa aun cuando Luna se fue a dormir. Estaba dispuesto a irse pero su deseo de entrar era más fuerte que el, así que abrió la puerta lentamente y asomó su cabeza por la puerta.
Simon no podia creer lo que miraban sus ojos, la habitación de Ambar era un desastre, medio de terrorífico a decir verdad. Entró cerrando la puerta despacio, parándose en medio de el cuarto, observando todo. Estaba tan en shock que ni cuenta se dio que Ambar no estaba. La rubia se encontraba en el baño preparándose para ir a dormir. Al salir de ahí se quedó sorprendida de ver a Simon en medio de su cuarto, con una cara de espanto.
—Simon, hey Simon! Se acercó la rubia al chico mientras movía su mano en su cara logrando que saliera del trance en el que se encontraba.
—Hola que hacés acá en mi habitación a esta hora?
—Perdón Ambar yo solo venia a...
—No me digas lo interrumpió —venís a preguntarme si ya hable con Luna? Nah Simon mira la hora que es, voy llegando a casa así que no, no he hablado con mi primita. Ya no uses esa excusa mas. Tal cual lo había pensado Simon, ya había desgastado esa excusa así que tenía que pensar rápido.
—De hecho yo iba pasando por aquí y vi que estaba tu luz encendida. Pensé que tal vez te habías quedado dormida y decidí entrar para ver si era así apagarte la luz.—Dijo Simon en un tono nervioso. La verdad es que Ambar no le había creído nada, eso de mentir no se le daba muy bien a Simon.
—Oye Ambar que onda con la decoración de tu cuarto? Esta muy diferente a la ultima vez que estuve aquí. —El rostro de Ambar cambio a uno de nostalgia y tristeza al recordar que la única y ultima vez que Simon estuvo ahí todo se había ido al carajo con el.
—Bueno un día me sentí muy rebelde, estaba muy enojada, y nada tomé pintura negra y pinte toda mi habitación. Ya te explique Simon que es muy difícil controlar mi furia.
—Wow! Igual me parece una decoración interesante creo que refleja el estado de animo en el que estabas.—Dijo Simon soltando una risita. La rubia solo sonrió tímidamente y entonces se formo un silencio incomodo. La situación en si era incomoda por eso Simon decidió que ya era tiempo de irse. Al darse la vuelta para ir hacia la puerta Ambar lo tomó del brazo, haciendo que volteara a verla nuevamente.
—Hablé con Benicio.—Simon no dijo nada solo tensó un poco su quijada. — Le dije que no puede ir por ahí diciendo que soy su chica, que el y yo no somos novios, y que se terminó el juego.
—Ambar, está mal herirle los sentimientos así.
—No Simon, está mal fingir que estás con alguien solo por popularidad o lo que sea. Ya lo hice una vez y no pienso volver hacerlo. Benicio sabe muy bien que yo no lo quiero, y se que el no está enamorado de mi.
—Estás segura?
—Si, y aunque estuviera enamorado de mi yo no puedo estar con el mientras mi corazon anhela a alguien mas. Vos siempre me decís que no mienta, que sea sincera. Así que no entiendo porqué quieres que siga con Benicio.—Simon negó con la cabeza y se acercó a ella tomándola de las manos.
—No, no, yo no quiero que sigas con el m. Oh por Dios No! Es solo que yo me preocupo por los sentimientos de los demás, así me caigan de la patada como Benicio.
— Que lindo que sos pero y tus sentimientos que? Y los míos? Hay que ser un poco egoístas Simon. Yo sé que vos me quieres después de lo que pasó hoy no lo podes negar mas.—Simon no quería decir nada, sabía que si hablaba todo iba terminar mal como siempre y no quería huirle mas a sus sentimientos. Tomó a Ambar de sus mejillas y se acercó a su rostro para besar sus labios. Mostrándole con un beso todo lo que sentía por ella. Fue un beso cálido, lento, lleno de amor. Poco a poco se fueron separando de el beso, abriendo los ojos los dos al mismo tiempo.
—Vamos a darnos otra oportunidad.—Habló Simon. Ambar lo miró con los ojos llorosos y ahora fue ella quien tomó sus mejillas y con una sonrisa de oreja a oreja asintió.
—Si, quiero por favor.—Dijo dandole un pico a el castaño.
— Sabes, me encanta cuando sonríes.—Dijo Simon mientras la rodeaba con sus brazos por la cintura.
—Enserio? Pues no me dejes nunca y jamas dejare de sonreír.
—Me parece perfecto jefa.—Ambos soltaron una risa y se volvieron a unir en un beso, pero esta vez el beso fue subiendo de tono. Ya no era un beso lento y tierno ahora se encontraban en una batalla de lenguas. Sin darse cuenta ambos caminaron hacia la cama y de pronto se encontraron acostados, Simon arriba de ella. El le acariciaba su cintura sobre la pijama. De pronto el se detuvo y se alejó de los labios de ella, juntando sus frentes sin abrir los ojos, dejó salir un gran suspiro. Y es que estaba perdiendo el control, tanta tension sexual acumulada iba a causar que cometieran una locura.
—Bonita, creo que sera mejor que me vaya ahora antes que pase otra cosa y aunque tengo ganas de ti, ambos sabemos que aun no estamos listos.—Simon abrió los ojos y se bajó de encima de Ambar, sentándose en la cama. Ella se mordió el labio y es que Simon tenía razón, aun no era tiempo para hacer el amor. Apenas se estaban dando otra oportunidad y ella se encontraba en un proceso de cambio. Quería demostrarle a Simon que nuevamente podia confiar en ella.
—No te vayas quédate conmigo. Le pidió la rubia mientras se sentaba junto a el. —Solo vamos a dormir, te lo prometo. Quiero sentirte cerca, no quiero dormir sola. Le dijo con una cara llena de ternura. Sin decir nada Simon se levantó y se dirigió hacia la puerta, dejando a una muy desconcertada rubia.
—Simon que hacés?
—Perdón bonita solo quería ponerle el seguro a la puerta. No quiero que alguien entre sin tocar tal cual yo lo hice y piense mal.—Le sonrió el Mexicano mientras regresaba y le daba un corto beso en los labios para tranquilizarla.
—Vamos a dormir no? Preguntó Simon mientras se acostaba haciendo espacio para que Ambar se pudiera acostar con el. Ambos chicos se quedaron abrazados como cucharitas. Simon le dejó un beso en la mejilla antes de cerrar los ojos.
—Gracias por quedarte conmigo Simon.—Fue lo ultimo que dijo Ambar antes de quedarse dormida. Y es que no solo lo decía por quedarse a dormir con ella si no porque necesitaba tenerlo a su lado para todo lo que estaba por venir.