Un mundo casi perfecto

~Dolor~

Una mañana ajetreada y normal en la ciudad de Japón, el clima es caluroso, muchos estudiantes se apresuran para poder llegar a tiempo a sus clases, las cuales son impartidas en un solo lugar, tanto humanos como shamanes deben acudir a tan prestigiosa institución desde pequeños para fomentar la paz entre ambos grupos, pues así fue instituido por los seres supremos que gobiernan todo el mundo, considerados como dioses dependiendo la creencia de cada persona, estas entidades eligieron dos representantes, uno que representaría al grupo de los humanos y el otro representaría a los shamanes, de esa forma mantendrían la paz, pero no contaban con la aparición de aquellas personas que unicamente poseen la habilidad de ver espíritus, no pueden ser shamanes pues no tienen la habilidad para serlo y no son considerados como humanos, discriminados y repudiados por su propia raza, este pequeño grupo de humanos ha ido escondiendo día con día esa habilidad pues de esa forma evitarán vivir una vida llena de sufrimientos...

-Miren, es Melody- Se escuchan entre los murmullos, la joven empieza a caminar desbordando un aire totalmente inusual, sería agradable escuchar buenas conversaciones sobre ella, pero la realidad es otra "Es una anormal" "Realmente es lamentable que sea hija de nuestro representante" "Es bonita, pero da asco con esa habilidad, no pertenece a ningún lugar" Son uno de los pocos comentarios que se pueden alcanzar a escuchar, por su parte la joven se ha acostumbrado a recibirlos desde pequeña y su carácter se ha moldeado a tal punto de mostrarse "indiferente" su forma de ser es de lo más normal, una joven tímida con deseos de hacer amigos pero por ese pequeño inconveniente ha sufrido también de atentados terribles los cuales ha tenido que soportar.

Sin embargo la atención desaparece cuando llega otro vehículo igualmente lujoso y de él se bajan tres personas.

-Miren es Yoh y Anna...- Decían algunos comentarios -No me digas... ese que va detrás de ellos es el "demonio"- De esa forma suelen tratar a un joven castaño de cabello largo con apariencia igual a la de Yoh quien tiene cabello corto, ambos son hermanos gemelos, su abuelo es Yohmei Asakura, el elegido para ser representante de los shamanes -¿Qué hace aquí? Es peligroso, podría matarnos- Fue otro comentario, por su parte el castaño caminaba de lo más normal, ignorando aquellos patéticos comentarios, sin embargo sintió algo extraño, una mirada totalmente diferente, al dirigir su mirada hacia aquella persona se percató que una joven azabache lo observaba de reojo mientras caminaba pero no sentía ningún mal pensamiento de su parte, quizá eran alucinaciones suyas, desvió su mirada y siguió caminando ignorando a todos como siempre, él se había desentendido de sus estudios por la misma razón de ser considerado como un "niño demonio" por sus extraordinarios poderes, todos le temían con excepción de su hermano y su prometida, pero prefería ser apartado de ellos para que de esa forma ellos pudieran llevar una vida un poco más normal a la suya y no tan solitaria.

Sin embargo lo que éstos jóvenes no sabían es que el destino es sabio y tenía algo preparado para aquella joven la cual nunca ha pertenecido a un grupo en específico y aquel chico quien ha sido temido por sus grandes poderes.

-Patético- Eran sus palabras mientras miraba a un chico que yacía en el suelo, pues lo había golpeado.

-Hermano, déjalo en paz- Le reprimía Yoh, pues en el camino para entrar a aquella prestigiosa institución se había molestado por un comentario de uno de esos chicos y le había propiciado un golpe en el rostro, Hao era una persona muy violenta y conflictiva, así que esa fue otra de las razones por las cuales se había retirado, realmente odiaba a esas personas, luego de ese pequeño incidente ingresó a aquel lugar.

-Tú ¿Qué haces aquí?- Un brazo le impedía el paso a la joven azabache quien no podía ingresar a aquella clase -Déjame pasar, por favor...- La joven desvió la mirada mientras intentaba comportarse fría, pero la realidad es que siempre que pasaba algo así ella solía tener miedo.