Alma En Pena |Christopher Vélez| [EN PAUSA]

Cinco

Narrador omnisciente.

Loja, Ecuador.

La noche era fría, los amigos de Christopher habían llegado de visita a su casa para darle la bienvenida, pues ahora Chris estaría de vacaciones por los días festivos..

— ¡Papi! — exclamo David Ponce al ver a su amigo sentado en el sofá observando con atención la TV.

— Ah... Hola chicos — el castaño imitó una sonrisa y se levantó a dar un abrazo a sus amigos que lo visitaban.

— Chris, ya le hemos avisado a tú mamá — Chris fruncio el ceño y observó a su amigo.

— ¿A que te refieres? — cuestiono el demonio que se hacia pasar por Vélez.

— ¿Como que a que? — preguntó divertido Jonathan Ayala otro de sus amigos — ¡Vamos a cenar! — sonrió — Hay muchas cosas de las cuales ponernos al tanto.

Chris giro hacia otro lado, hace mucho que no veía a los repugnantes humanos amigos del verdadero Christopher y estar con ellos solo hacia que quisiera matarlos y comerse sus vísceras ya era suficiente con soportar a los otros cuatro humanos insoportables, cuando estos pensamientos se hacían presentes los ojos del castaño pasaban a ser completamente negros sin dejar rastro de la parte blanca del ojo, eran tan oscuros y espantosos que si alguien miraba aquello saldría horrorizado.

Cuando el demonio estuvo seguro que sus ojos habían vuelto a la normalidad volvió a mirar a los jóvenes con una sonrisa.

— Entonces, ¿que estamos esperando? ¡Vamos! — comentó, el demonio. Le había resultado fácil imitar la personalidad de Christopher, hasta el momento nadie había sospechado que no era él, había logrado mantenerse en secreto así como a todas sus víctimas que se había devorado, la carne humana era exquisita.

Tarde o temprano terminaría con los cuatro integrantes de la banda y también con los amigos de Loja de Christopher.

Cuando salieron de la casa un vecino paso paseando a sus perro y este último comenzó a ladrarle, el perro ladraba con furia, y quería lanzarse al cuello del castaño. Christopher miro al perro de tal modo que este comenzó a chillar como si algo le estuviera doliendo.

El dueño rápidamente cargo al perro y lo llevo en brazos, su rostro parecía preocupado pues no sabia que ocurría con su mascota ya que esta no paraba de chillar.

Christopher esbozo una sonrisa burlona.

— Oye Christopher ¿que haces? — pregunto otro de sus amigos.

— Amm nada, ya voy — el castaño subió al coche en donde viajaban los jóvenes.

Esther Vélez.

Me había acostado, tan solo mi lampara de noche estaba encendida, la TV estaba apagada y solo miraba el techo, Christopher estaba sentado en el sillón observándome con curiosidad.

— Jamás creí que fuera a conocerte, ni mucho menos que estuvieras metido en este lío — comente mientras giraba mi cabeza para verlo.

— Y yo jamas creí que estuviera mentido en este lío — suspiro y esquivo mi mirada.

— Oye — él me miro nuevamente y levantó su mentón dándome a entender que hablara — ¿Has visitado a tu familia y amigos?

— Si — me incorpore hasta lograr sentarme y me retranque en la cabecera de la cama.

— ¿Que ha pasado? ¿Has intentado comunicarte con alguno de ellos? — pregunte — Dime... ¿Hay alguien que sospeche que actúas raro?

— La respuestas a tus dos últimas preguntas es no — Chris agacho la mirada — el demonio que tiene mi cuerpo no me deja, él siempre percibe mi presencia cuando estoy cerca y me amenaza con cortar mi cuello si no me mantengo alejado. 

Lo mire con pena, a de ser frustrante no poder acercarte a tu familia y amigos por culpa de un ser horrible y peor aún que tenga a tu propio cuerpo a su disposición.

— Christopher — me levante de la cama y me acerque a él, cuando estuve frente a él me puse de rodillas y lo tome de las manos, el me miro con confusión — Todo saldrá bien... — el me mostró una pequeña sonrisa.

— Gracias, Esther — su sonrisa se fue desapareciendo poco a poco — Oye... ¿Acaso vives sola? — agache mi cabeza y me levante poco a poco del suelo, se había dado cuenta de que vivía sola al notar que nadie venia a verme ni había ruido en casa.

— Si — respondí.

— Bueno, creo que eso es cool — sonrió pero al notar que yo no estaba sonriendo dejo de hacerlo — ¿Paso algo malo?

— Pues... No es del todo malo por que mis papás se encuentran en un mejor lugar pero... En ocasiones me siento sola.

Christopher me observó con tristeza, supongo que ya habrá descubierto a que me refería.

— Tus padres fallecieron — afirmo y yo asentí — Lo siento mucho.

— Gracias — le sonreí.

— Te prometo que nunca más estarás sola.

-Dalia
Hola mis chicas bellas, hoy es 14 de diciembre, hoy es el cumpleaños de Esther y también en este día conoció a Christopher!! :')