Siete

419 37 7
                                    

Esther Vélez.

La noche había caído, caminaba a mi casa junto con Christopher, Diana en esta ocasión me había dejado irme sola pues su novio paso por ella para ir a cenar. Debo admitir que en ocasiones me gustaría tener un novio, que me invitara a cenar, al cine o que pasará a visitarme a mi casa con algún pequeño detalle, pero claro... Para mi eso era algo "difícil" por no decir imposible, todos los chicos creen que soy un fenómeno o una loca, se dejan llevar por habladurías de la gente y también admito que en parte era culpa mía, por ser tan "rara" en comportamiento.

— ¿Te pasa algo? — Christopher me sacó de mis pensamientos, lo observe y negué con a cabeza — ¡Ah que si! — exclamo.

— No, en serio... — suspire — todo esta bien — el aire golpeaba mi rostro y me abrace a mi misma, los fríos de diciembre eran los peores.

Observe de reojo al castaño, note que se mordía los labios, sonreí y desvíe la mirada, detuve mis pasos al ver almas, contuve el aliento, a pesar de llevar 21 años de mi vida viendo cosas paranormales aun no me acostumbraba del todo, en ocasiones las escenas eran espeluznantes, como la que ahora estaba viendo. Una pareja... Ambos tenían sangre en sus ropas, la mujer tenia un balazo en la cabeza y el hombre en el pecho.

— ¿Esther? — Christopher aun no se daba cuenta y retrocedió unos pasos hasta llegar a mi lado.

Los espíritus de esas personas mostraban la forma violenta en la que fueron asesinados, tenia miedo, Christopher miro a mi dirección y al igual que yo se puso tenso.

— Vámonos, Chris — dije en un susurro, en las almas también hay bandos, buenas y malas, las almas de estas personas desprendían un aura maligna, estaban llenos de furia. Parece egoísta pero... Si me acercaba demasiado podrían haberme hecho daño.

Tome a Chris de la mano y comenzamos a andar deprisa. Él solo miraba en shock hacia el frente.

— No puedo creer que soportes ver gente muerta todos los días de tu vida — hablo el castaño saliendo de su transe — Creeme que en todo este tiempo que he estado como alma no había visto algo como eso.

— Eso es por que todos los fantasmas que caminan en las calles eligen que ver y que no — respondí — algunos aun no saben que están muertos, caminan entre los vivos creyendo que aun pertenecen a ellos, los fantasmas que viste no te vieron, solo me vieron a mi — trague saliva — pudiste verlo por que elegiste hacerlo.

A veces quisiera tener esa habilidad que tienen los fantasmas, poder elegir que ver y que no... Yo veo todo sin querer, observó como fueron asesinados, de que enfermedad murieron o como se accidentaron, todo el tiempo...

Comencé a correr, la ansiedad comenzaba a apoderarse de mi, hacia mucho que no tenia algo como esto, siempre trataba de ignorar los fantasmas pero en ocasiones me resultaba difícil bloquear todo tipo de atracción, en este momento mi barrera que cree se había destruido dando paso nuevamente a los fantasmas para que estos pudieran encontrarme mas fácilmente.

— ¡Oye, esperame! — Christopher corrió tras de mi y cuando llegue a mi casa deje que Chris pasara y cerré rápidamente — ¿Que ocurre? ¿Por que ese cambio de comportamiento?

Apreté los párpados y al abrir nuevamente los ojos observe a través de mi ventana que afuera de mi casa se comenzaba a acumular almas, no podía decir a Christopher, no quería que eligiera ver lo que estoy viendo. El frío se comenzó a sentir y cerré las cortinas.

— Esther, ¿que pasa? — cuestión el castaño mirándome raro.

— Vamos a mi habitación — dije tratando de sonar tranquila. Chris asintió.

— Ok — subimos a mi habitación.

**

Me encontraba acurrucada en mi cama con una taza de té en mis manos, le habia ofrecido a Christopher pero el se negó.

— ¿Estas así por las almas que vimos verdad?

Esas almas malignas me habían encontrado ellas habían hecho que mi barrera se rompiera.

— Si — respondí — Christopher ¿te puedo pedir un favor? — comente girando mi cabeza para poder verlo a los ojos.

— Lo que sea — se levantó del sofá y se sentó en la orilla de la cama muy cerca de donde yo estaba.

— ¿Podrías cantarme una canción? — cuestione, el fruncio el ceño, seguro se le había hecho raro que le pidiera algo así, solo que... Quería apagar todas esas voces de fantasmas con la voz de Christopher.

— Claro... ¿Que quieres que te cante? — preguntó.

— Algo que te guste mucho a ti... — el sonrió y asintió.

— Vale — soltó un suspiro y cerro los ojos, lo mire esperando a que su voz inundara mi habitación. 

Cuando termino de cantar una sensación de tranquilidad me inundo, de pronto todas esas voces terroríficas dejaron de escucharse, le sonrei, deje la taza de té ya vacía aun lado y lo abrace.

— Gracias — dije con lágrimas en los ojos, aferrándome a él.

-Dalia.
¡Feliz navidad mis bellas!

Alma En Pena |Christopher Vélez| [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora