Alma En Pena |Christopher Vélez| [EN PAUSA]

Veinte

Esther Vélez

Había llegado a casa, tenía una enorme sonrisa, me había gustado conocer a Josshua.

Me tire a mi cama y pude notar que Christopher se sentaba en el borde de esta, dándome la espalda.

— La fiesta estuvo buena — dije con entusiasmo — Bueno es a la primera que voy en toda mi vida.

Chris no me respondió, ni siquiera se inmutó, pareciera como si no me hubiera escuchado, fruncí el ceño y me incorpore para sentarme a su lado, solté un suspiro.

— ¿Que pasa? — cuestione y toque su rodilla.

— Nada, descuida — comento y me miró con una pequeña sonrisa — Hoy te luciste.

Esboce una sonrisa — Gracias, la verdad no sé cómo pude tener tanto valor.

— Todos los días eres valiente, bella — él me sonrió, correspondí la sonrisa y el soltó un suspiro — Saldré para que te puedas poner cómoda.

Dicho esto el ecuatoriano salió de mi habitación dejándome sola, actuaba algo extraño. Le reste importancia y a continuación me puse mi pijama.

**

Al día siguiente: Sábado 22 de diciembre.

Me encontraba en la cocina de la cafetería lavando platos, la hora de cerrar se aproximaba, Chris estaba sentado detrás esperando a que terminara para poder irnos a casa y preparar todo para que mañana domingo fueramos al segundo cementerio.

Ir al cementerio me ponía nerviosa, pero por ayudar a Chris olvidaría todos esos temores, anoche había tenido otra visión del demonio que tiene su cuerpo, al parecer el ente está haciendo de las suyas.

— Esther, ¿Crees que esto es lindo? — me habló Diana mientras me mostraba un conjunto de ropa en su celular, asentí.

— Está genial — le sonreí.

— Ay, es lo que tengo pensado usar para la cena de navidad — comento con una sonrisa, la mía se fue esfumando poco a poco "la cena de navidad" otro diciembre sola.

— Bueno, pues... Lucirás hermosa — comenté, Diana se fue de ahí aún con la sonrisa pegada en su rostro.

Continué lavando los trastes pero ahora, con un poco de tristeza, Christopher se percató de eso y se levantó del asiento dónde estaba y se puso a mi lado.

— ¿Te encuentras bien? — cuestionó.

— Claro que si — dije y gire mi cabeza para observarlo.

— Estás mintiendo — comento serio.

Cerré el grifo y solté un suspiro, tenía un nudo en la garganta, comenzaba a odiar estás fechas, todo era felicidad, amor y familia... Yo carecía de todo eso.

— Chris... — él me miró a los ojos — odio estás fechas.

Él abrió los ojos como dos lunas llenas y entreabrio los labios.

— ¿Por qué? — pregunto sorprendido.

— Porqué desde que murieron mis padres, estoy sola en casa, con una estúpida cena fría del día anterior.

Christopher se permaneció callado, quizás buscaba las palabras para ser dulce ante mi situación.

— Bella, cuando te conocí te dije que no estarías más sola... Está navidad estaremos juntos — me sonrió — Es más puedo ayudar a prepara la cena... Puedo mostrarte los platillos que mi familia hace en Loja, ¡Te encantarán!

Mire a Christopher con una sonrisa, imaginarme lo que habia dicho para mí era hermoso.

— ¿Podemos hacerlo mientras escuchamos música navideña? — dije con entusiasmo.

— ¡Claro que si! De eso se trata — respondió.

— Podemos ir hoy por lo que necesitamos para hacer la cena, mañana no tendremos tiempo por qué nos iremos — estaba emocionada, y Christopher me observaba enternecido.

Mi deseo de cumpleaños se había cumplido, no pasaría navidad sola.

— Me parece perfecto, bella — le dí un abrazo rápido.

— Gracias, Christopher — el asintió con una sonrisa, acomodo su gorra — me apúrare a terminar de lavar esto para irnos.

*

Nos encontrábamos en el supermercado, el carrito ya iba casi lleno, llevábamos lo necesario para hacer los platillos que Christopher hacía con su familia en Loja, Ecuador.

La gente me veía hablar sola, pero la verdad era que no me importaba, aún así ya muchos decían que estaba loca ¿Que importaba que alguien más lo pensara?