Capítulo 10

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Ya habíamos intercambiado datos. Ella no sólo sabe dar consejos sobre la vida. Ella sabe tanto. De la luna, de las estrellas, del clima. Menos de lo fascinante que era ella. Mientras que le aseguraba que tenía un talento innato, ella se negaba a aceptarlo.

Podíamos interpretar los datos a nuestra manera. Como aprendimos en nuestras carreras o por cuenta propia, pero siempre llegabamos a la misma conclusión. Lo más extraordinario es que su manera de ser no era cuántica, era práctica, sencilla y creativa. Podía bromear sobre un actinografo o quizás de algunos minerales sin parecer aburrida. Pasamos la noche indagando un poco. Le mostré algunos minerales sobre los que no conocía y nos quedamos profundamente dormidos al llegar a la tienda.

- ¿Crees que estás vacacionando Danniel? - Gritó enojado.

- No, pero no era necesario que gritaras. - En respuesta consigo un golpe en el hombro. - Basta Jack.

- Llevo toda la noche trabajando con Clarissa, no hay nada peor.

- ¿No llegan a ningún acuerdo?- Me siento para poder observar su cara de preocupación.

- Al contrario, ella y yo fusionamos las ideas. Pero es efusiva. No para de escribir, tiene el trabajo casi listo, falta tu visto bueno.

- ¿Y Lara? - Pregunté.

- Salió a desayunar. - Respondió sin importancia - Pero no puedo pasar otra noche con Clarissa.

- No entiendo que te preocupa.

- No me preocupa - asegura - Ella me enoja. Es muy controladora.

- Hoy es la última noche, además de que ya terminaron el trabajo. No tienes porqué estar así. - Creo que no lo había visto tan alterado jamás.

- Como sea. - Agarró la mochila y salió de la tienda refunfuñando lo que no logré oír.

Después del desayuno decidí ir a visitar a Yarumi, creo que un café recién colado despejaría mi mente. Todavía me falta revisar el trabajo que debemos entregar, pero para eso espero tener a Lara cerca, quizás me de su opinión desde su punto de vista. Es una excelente estudiante, sin duda alguna.

Toco tres veces la puerta de Yarumi. Una Lara sonriente abre la puerta sorprendiéndome.

- ¡Lara! - Exclamo asombrado. - ¿Qué haces aqui?

- Creo que lo mismo que tu, Yarumi se encuentra colando el café.- Explica - Pasa. - Se hace a un lado y cierra la puerta tras de mí.

- Buenos días, no pensé encontrarte aquí.

- Si, lo noté - Ríe por lo bajo.

- Entonces... - Me siento en el mueble de madera de Yarumi - ¿Pretendes seguirme a todos lados?

- Pues - se enconge de hombros - No es lo que planeo.

- Yo creo que sí - Se sienta a mi lado y me acerco para observarla de cerca. Ella se sonroja y mi cercanía le afecta por unos segundos.

- Tengo planes más grandes que seguir a alguien, cuando éste pasa todo el día en su casa.- Me mira esperando una reacción de mi parte, y aunque tiene razón en lo que dijo, se equivoca en una parte.

- Para tu información, no es del todo como lo dices.

- ¿Entonces?

- Pues paso todo el día en la Universidad o en la biblioteca, pero no en la casa. - Cruzo mis brazos algo ofendido. Pero ella me abraza tomándome de sorpresa. Mi corazón late a una velocidad increíble.

- ¿Recuerdas el día que te llevé conmigo en la moto? - asiento, porque no entiendo a qué quiere referirse y aunque este aferrada a mi pecho ella responde: - Pues prometí darte unas lecciones. Es hora de seguir creciendo Danniel. Tu siguiente lección es hacer algo que ames.

- ¿Algo que ame?

- Si, está aquí tu respuesta - Toco mi corazón con su mano, y me dio una de sus sonrisas más cálidas. Pero en ese momento Yarumi sale a saludarme y trae una bandeja con tres tazas de café e interrumpe el momento.

¿Qué amo hacer?

Yo soy mi carrera y a nada más me he dedicado que a eso.

- ¿Están bien? - Pregunta curiosa.

- Si, y el café. Dios Yarumi, cuanto extrañaré tu café. - Percibo nuevamente el olor. Lara asiente de acuerdo conmigo.

- Pueden volver cuando lo deseen, me encantaría saber si les sirvió haber venido a nuestras tierras. - Toca el hombro de Lara amigablemente.

- Eres de esas personas a las que les pesco el cariño tan rápido como coger arena en el mar. - Se que lo dice en serio. Y me encanta saber, que por una vez, siento lo mismo.

- Sólo tienes que saber, que mientras la tierra gira alrededor del sol, tienen en cada kilómetro una nueva oportunidad para tener otra perspectiva de la vida. Porque al fin y al cabo, nunca estamos quietos. Así que, puedes amar nuevas cosas. - Se dirige a mi y toma mi mano entre las suyas agrietadas y cálidas - Y sí, los oí un poco.

Nuestras miradas se conectaron, pero la de ella sonreía. Sus ojos se achinaban y arrugaban. Mi teléfono sonó, con el tono de llamada de Mandi. Me disculpé con ambas antes de retirarme.

- Mandi. ¿Estás bien? - No sabía nada de ella desde que llegué.

- La verdad no. Franco pasó.

- ¿Franco? No me digas que...

- Lo siento.

- ¿Y qué pasa con él? ¿Qué pasaría conmigo? ¿Qué pasaría con nosotros, Mandi? - Elevé un poco la voz porque ella sólo suspiraba en respuesta.

- No lo sé. Pero no puedo más Danniel... - Escuchaba su llanto.

- ¿Estuviste con él?

- ¿Qué? ¡No! - Contestó enojada. - Sólo que todo volvió Dann, y la situación me revolcó.

No sabía que responder. En parte estaría mal juzgarla. Estaba mal por él. Estaba mal porque nos esforzamos mucho. Pero Franco no era el culpable. Lo era la situación. Necesitaba analizar un poco sobre como llevaría la situación en casa. Mamá...

Corté la llamada y caminé. Caminé mucho y sin rumbo, caminé sintiendo la lluvia caer. Caminé hasta que llegue a un río con cesped y rocas a su alrededor. Me tumbé para sentir las gotas insistentes en mi rostro obligándome a cerrar los ojos.

- A mi me gusta como se ve la corriente en el río. - Se sienta a mi lado. - Pero dudo que con los ojos cerrados logres verla.

- Sólo quiero descansar.

- De la vida no puedes descansar. Pero si te puedes relajar, mientras vives.

No puedo creer que me parezca irritante escucharla. Porque justo ahora me encuentro molesto y a la vez no sé cómo afrontar la situación cuando llegue.

- y estar solo. - Añadí.

Senti como se levantaba y sus pasos alejándose. No quería estar molesto con ella. Ella no era culpable. Pero a veces necesitamos tiempo para nosotros.

Era muy corto el plazo de tiempo, pero se había complicado. Aunque no quisiéramos, sabiamos que pasaría. No tan pronto. Había disminuído de a poco la lluvia.

Siento como gotas fuertes como de lluvia caen y luego un balde de agua cae sobre mí. Abro los ojos con desespero y me siento. Para cuando me siento Lara me coloca algo sobre mi cabeza. Supongo una corona de flores como la que ella tiene puesta, resaltando sus rizos.

- ¿Por qué me lanzaste agua?- Replico.

- El agua representa la tormenta.

- Pero si ya estaba empapado de lluvia - Insisto frustrado. Pero ella mantenía una calma inigualable, continuó como si nunca la hubiese interrumpido.

- Y la corona, la vida. La tormenta sólo te impresionó, te causó molestias. Y no te dejó apreciar la corona de flores. Así son las tormentas de la vida. Debes saber apreciar ambas, porque ese es el equilibrio de la vida.

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⏰ Última actualización: May 22, 2020 ⏰

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La tormenta en MontserratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora