Capítulo 2:

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Luego de parpadear repetidas veces, tal como si tuviera alguna basura en el ojo, me dediqué a procesar que decirle.

-Nick... Nicholas... no, no tienes por qué hacer esto... tú... tú no...

-Shh... -Llevó la yema de su dedo índice hasta mis labios y sonrió con ternura- No estás obligándome, yo de verdad quiero -Musitó calmado, sin deshacer la dulce expresión que llevaba impresa en el rostro.

-Pero Nicholas -Me quejé con seriedad, no era un tema liviano, para nada y no podíamos decidir cosas así a la ligera- es una gran responsabilidad, no tienes porqué involucrarte en algo así, no es tu deber -No podía decirle que sí, era un gesto muy heroico de su parte.

-No, no es mi deber, ni tampoco mi bebé, pero es mi sobrino y si voy a estar la gran mayoría del tiempo a tu lado, quiero dedicarme un 101% a ese bebé, después de todo es mi sobrino y en estos momentos... ya lo quiero como si fuese mi propio hijo -Eran palabras muy fuertes y seguras de su parte, más yo no estaba segura si aceptar tal cargo.

-Tienes 17 años -Suspiré- ¿No crees que eres muy maduro? -Carcajeé- a tu edad los chicos solo piensan en salir con chicas, divertirse... ¿Por qué querrías hacerte cargo de un bebé que ni siquiera es tuyo? -Arqueé una ceja. La mayoría de los padres jóvenes no se hacían siempre cargo de sus hijos y los que sí, solo estaban presente, la mayoría seguía con sus vidas. Después de todo... son hombres y no piensan, pero al parecer... Nick viene de otro planeta, tiene otra cultura y si otro chico lo escuchara hablar de la manera en que lo hace conmigo, lo consideraría patético, mientras que yo lo encontraba adorable, sensible y maduro.

Carcajeó un buen rato, seguramente disfrutaba ver mi cara con expresiones desconcertadas y es cierto, estaba sorprendida... Ni Joseph era así.

-Tranquila, es mi signo -río- Responsables, organizados, perfeccionistas... entre otras características que justamente también tengo, si no me cree búscalo en google -Carcajeó.

Reí y luego de acariciar mi vientre pensativamente decidí hablar.

-Te lo repito... no tienes por qué hacer esto -Suspiré y levanté la vista, la cual la había perdido hace varios segundos en los dibujos coloridos de su polera.

-Es que quiero... sé que aún soy menor de edad, pero créeme que puedo llegar a ser un buen padre -Tomó de mis manos y buscó mi mirada con sus ojos brillantes.

¿Estaba emocionado o qué? Primera persona que veo en mi vida estar emocionada por ser padre a tan temprana edad.

-Y estoy segura de eso -Mis ojos se cubrieron de lágrimas. Sin más que decir me lancé sobre él y lo abracé con fuerza. ¿Podía existir mejor persona que él?

Apreté los ojos refugiándome en su cuello. La terrible neblina que abundaba el camino de mi vida, comenzaba a desaparecer. Nicholas era como un ángel, cual siempre estuvo ahí, mientras yo le daba la espalda sin razón.

Me alejé de él y tomé su suave rostro entre mis manos.

-Sé que Joe está muy orgulloso de ti -Sonreí con la voz temblorosa.

-Es mi hermano, tengo que ayudarlo ¿No? -Sonrió y me estiró los brazos una vez más- ven aquí, estaremos bien.

Solo sonreí ante sus palabras y me acomodé en sus brazos.

-Tus padres no estarán de acuerdo con esto -Y di en clavo luego de pensarlo repetidas veces.

-Quizás se incomoden por un rato, pero luego sabrán que es la mejor idea, además... no puedes estar sola en todo este proceso -Acarició mi espalda en señal de apoyo.

Suspiré, no había nada que retractara a Nick, por lo que decidí rendirme y aceptar su gran ayuda.

Nos quedamos gran parte del día estirados en la cama, conversando cosas sin mayor importancia, mirando la televisión... en general, despejándonos del tema y volver a la vida de adolescentes. -Tienes algo ahí -Dije sería apuntando su nariz y tratando de mirarlo desde mi perspectiva, me encontraba con la cabeza recostada en su estómago y él se encontraba con la espalda encorvada entre la pared y el acolchado. - ¿Qué? -Me miró afligido y antes de que llevara su mano a su nariz deslicé mi dedo hacia arriba. Era una estúpida broma. - ¡Oye! ¡Qué tramposa! -río y deshizo cuidadosamente nuestra posición para tomar mis brazos y agachar su rostro hasta mi vientre y hacer ruidos con su boca, lo cual me provocaba carcajadas exageradas. - ¡Nick! -Exclamé entre risas. - ¡No me gustan las bromas! -Carcajeó divertido en mi vientre. - ¡No, no! ¡Ya basta, voy a morir! -Reí tratando de sacármelo de encima- ¡Y es... y es malo para el bebé! -Estaba tan concentrada en reír y alejarlo que no medí lo fuerte que grité. - ¡Oh que ternura! -Escuché una voz femenina en el cuarto. Nos separamos de un salto, aún con los rostros divertidos.

-Daphne... -Sonreí natural, tratando de recuperar el aire que Nicholas me había hecho perder- Llegas temprano... -Carcajeé- gracias a Dios, Nick estaba a punto de asesinarme -Salté de la cama y me dirigí a saludar a mi hermana con un beso en la mejilla. -Sí, si... como quieras -Me clavó una mirada acusadora- ¿Qué bebé? -Enarcó una ceja y mis expresiones de felicidad, junto a los latidos de mi corazón, desaparecieron.

In Another Life IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora