Capítulo 18:

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Toda la sala había quedado envuelta en un aterrador silencio, el cual solo me hacía entrar en suspenso. Los ojos de Nicholas y los de mi madre, se encontraban clavados en mí, esperando ansiosos mi respuesta.

—Sería muy buena idea si… —Comencé y mis acompañantes suspiraron al unísono al no escuchar respuesta concreta—. Sin presión —Me quejé antes de soltar una leve carcajada, mientras los acorralaba con la mirada. Inhalé y exhalé alrededor de tres veces antes de volver a hablar—. Esperaré hasta el día del parto —Sonreí segura de mi decisión.

—De acuerdo —Articuló mi doctor, mientras me extendía una mano para ayudarme a bajar de la camilla—. En cuanto a la salud de tu bebé, no hay de qué preocuparse. Todo marcha bien —Sonrió amable.

Prosiguió anotando el procedimiento de mi embarazo en la libreta, incluyendo la fecha en la cual estaba destinada mi próximo control y los “Ejercicios” necesarios que debería poner en práctica durante los siguientes meses.

Mi madre se nos había adelantado en el gran estacionamiento subterráneo y entre tantos vehículos, no lograba divisarla.

— ¿Quieres ir a dar un paseo? —Un intenso escalofrío abarcó a mi cuerpo completo, cuando lo escuché susurrar sobre mi oído derecho, mientras su torso se acoplaba a mi espalda y sus manos acariciaban pasivamente mi cintura.

—Deberíamos… ir a cambiarnos primero ¿No crees? —Hice un vago intento para sonar natural y no demostrar lo agitada que mi respiración podría transformarse con un simple roce.

Aún seguíamos vestidos de gala y yo ansiaba usar un buzo o alguna prenda liviana.

—Pero luces hermosa con el vestido —Se quejó sensual y el cosquilleo por mi piel fue instantáneo al percibir sus acolchonados labios tocar mis hombros descubiertos.

—Y tú luces espectacular con esmoquin, pero hablo enserio —Suspiré y me alejé para ubicarme a uno de sus costados y entrelazar nuestros dedos, una vez más—. Estoy necesitando una ducha caliente y mi pijama —Sonreí infantil—, pero míralo de esta manera, vamos a casa, te pones cómodo y luego me acompañas en mis tardes de cine, tengo golosinas —Lo miré levantando las cejas. Lo estaba persuadiendo.

—Es perfecto —Aceptó de inmediato mis planes—. Llevaré algunas películas. Debes de haberte dado cuenta que las que están en tu mueble las hemos visto casi todas —Me recordó y no pude evitar sonreír al recapitular aquellos momentos. Nunca terminábamos de ver el final.

—Deberíamos ver el final de cada una ¿No crees? —Opiné mientras daba pequeños saltos. Si, como una pequeña niña.

—No es mi culpa que una señorita se quedara dormida y que la película fuese tan aburrida —Dijo campante y me detuve para clavar una mirada vengativa en él. —Mis películas no son aburridas —Protesté—. Tampoco es mi culpa que el sexo masculino no tenga gustos para ver películas. No sé qué es lo divertido de ver casas explotar, barcos explotar… Lo que sea que contenga dinamita —Sonreí y solté su mano para caminar “Enojada” unos cuantos pasos más delante de él. Lo escuché carcajear y a los pocos segundos tironeó de mi mano para acercarme a su cuerpo. — ¿Te había dicho que eres la persona más dulce que he conocido? —Suspiró mirándome con ternura a los ojos y luego prosiguió depositando un suave beso en mi frente. Sonreí con los ojos brillantes y esas afectuosas mariposas revolotearon en mi estómago, haciéndome sentir especial, única. El camino de regreso a casa me resultó sumamente corto. Escuchar Aero Smith a todo volumen, más nuestras voces cantando la canción, mejor dicho, gritando la canción, había sido una linda distracción. —Nos vemos en unos cuantos minutos —Musité distraída, mientras repartía besos por todo el rostro de mi novio. Las expresiones risueñas de Nicholas, solo me inspiraban más ternura y dudaba si podría dejarlo entrar al departamento. —Te amo ¿Lo sabías? —Suspiró cuando finalmente lo había dejado libre. —Y yo a ti —Sonreí y mi cuerpo sintió esa irradiación de felicidad cada vez que mencionaba aquel sentimiento.

Besé sus labios delicadamente y luego de unos saludos más, entré al departamento. Antes de correr a mi habitación, me quedé con la espalda apegada a la puerta y sonreí cerrando mis ojos. Definitivamente todo lo que comenzaba a sucederme, luego de casi haber caído por un precipicio, era un milagro. Nicholas había sido el héroe que salvó mi vida. Cumpliría todos mis planes. Entré a la ducha y dediqué un buen tiempo a mi cuerpo. Usé gel de ducha, repartí suaves masajes con el guante y exfolié mi rostro, mientras el shampoo cumplía su tarea en mi cabello. Al estar fuera de la ducha y ya seca, busqué mi pijama rosa de raso y enseguida cubrí mi cuerpo con una bata, después de todo, no pensaba almorzar en pijamas. Durante toda la comida, mi pequeña familia interrogó sobre mi nueva relación amorosa, por lo que me vi obligada a sonreír todo el tiempo y fingir que estaba cómoda bajo la sonrisa insistente de mi padre y mi hermana. —Nicholas vendrá a ver unas películas esta tarde, así que la sala de estar estará ocupada por hoy —Miré a mi pequeño hermano. Últimamente se la pasaba con los ojos pegados al televisor viendo como unos duendecitos atrapan piedras brillantes. —Uh, uh, Nick, te gusta, te gusta —Cantó como pudo el pequeño, apuntándome con los ojos entrecerrados. Si, hasta el menor molestaba, por lo menos en él era entendible.

El timbre sonó a las 4:30 en punto y corrí, como si fuese mi primera cita, a la puerta. —Hola —Sonrió angelical—. ¡Sorpresa! Palomitas, malvaviscos y las películas —Levantó ambas manos, dejándome ver las bolsas que colgaban de ellas. Lo invité a pasar y ya que nadie se aproximaba a saludar a mi novio, aproveché de besar sus labios fugazmente. —Te dije que ya tenía golosinas —Regañé sobre sus labios. —Y yo traje más —Carcajeó y esta vez, fue él quien me robó un beso. ¿Mencioné lo adorable que lucía con esa polera blanca y con buzo? Era todo un encanto. —Que no te sorprenda cuando mi hermana, mi hermano y mis padres aparezcan en medio del film con la intención de fastidiarnos —Advertí al llegar a la pequeña salita de estar. —No te preocupes, tu familia es adorable —Comentó entre suaves carcajadas, a la vez que acomodaba la comida en fuentes, en el centro de la mesa. ¿Se podría saber que era lo adorable? —Sí, claro, como digas, seguro —Dije con sarcasmo y terminé por reír, lanzándome sobre el confortable sillón. Nicholas puso la película en el dvd y se acomodó a mi lado, acercándome a su cuerpo, para acurrucarme en su pecho. Podría pagar para vernos desde lo lejos, debía de ser un cuadro adorable. La película comenzó y pude observar que Nicholas había optado por una de terror o suspenso… la cual, no entendía ni una palabra y mis ojos, ya comenzaban a pesar.

Supuse que el relajante baño que me había dado, logró que mi cuerpo se sintiera más liviano y el calor que el cuerpo de Nick me transmitía, era lo necesario para hacerme caer, de a poco, en un profundo sueño. Además el escuchar los calmados latidos de su corazón, me resultaban una suave melodía de cuna. — ¿Sabías que eres perfecta? —Escuché susurrar a lo lejos—. ¿… Y que eres la más hermosa? No tienes idea, Jess. No tienes idea de lo que sería mi vida si no estuvieras en ella. Cada hora, minuto, segundo, le agradezco a dios por tenerte a mi lado y no puedo creer —Se escuchó una carcajada conmocionada—, no puedo creer que sea así. Lo que siento por ti nunca podrá igualarse y si algún día te pierdo… Te amo tanto, hermosa… —Y pronto, la voz desapareció. Si algún día te alejas, lo que pueda darle a otra persona, no será ni la mitad de lo que te entrego. 

In Another Life IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora