Abrí los ojos con torpeza y la brillante luz del cuarto, me cegó enseguida.
—Lo siento, no quise despertarte —Su suave voz me acogió y antes de volver a hacer un intento por abrir los ojos, sentí como los besaba con una increíble ternura.
Solo sonreí y opté por quedarme en aquel flojo e inerte estado, disfrutando de estar refugiada en sus brazos y de su apaciguada respiración chocando cálidamente en mi rostro.
—Oí todo lo que dijiste —Suspiré y mi mano, por inercia, se elevó con pesadez para alcanzar su suave rostro.
No emitió ni una sola palabra, tampoco se movió. Era muy probable que pensara que estaba lo suficientemente dormida como para no escuchar nada a mí alrededor.
—Y siento… exactamente lo mismo por ti, Nick —Admití, completamente segura.
Abrí los ojos y me encontré con su mirada cristalizada… ¿Eran lágrimas las que se asomaban por sus ojos? ¿Por qué?
—Lo siento —Sonrió y refregó sus ojos antes de que las gotas de agua salada, comenzaran a correr por sus blancas mejillas—. Te amo tanto mi vida —Susurró, mientras la yema de su dedo índice, delineaba mis facciones.
Mi mirada se empañó y sin esperar un segundo más, me levanté de un salto para poder abrazarlo con fuerza, refugiándome en su cuello.
—Igual te amo, de verdad que sí, te amo —Podría repetirlo un millón de veces y siempre con la misma sinceridad.
Los meses pasaban con rapidez y al noveno, no pude creer que la chica que se reflejaba en el espejo, era yo.
Mi vientre estaba crecido del todo y a pesar de mis cortos 18 años, estaba feliz de tener este bebé, era un regalo, una bendición.
Terminé por vestirme con una remera verde, larga y ancha, que anteriormente perteneció a mi mamá. No había nada más cómodo que usar este tipo de prendas.
Mientras cepillaba mi cabello frente al espejo, comencé a analizar cierto tipo de cosas, como por ejemplo: Joseph. Su imagen había dejado de aparecer frente a mí desde aquel día en la casa de Tim, logrando que mi cabeza estuviera repleta de signos de interrogación. Estaba confundida. Ya no sabía si sus apariciones fueron producto del mismo miedo que llevaba dentro o realmente era él. Era probable que solo haya sido paranoia, pero me contradecía al pensar en el rostro triste y amargo que presencié al despedirlo aquel día.
— ¿Cómo está la novia más linda que ha pisado el planeta? —Una voz tierna y risueña interrumpió mis vagos pensamientos y sacudí la cabeza para volver a tierra firme.
Esperé a que en el espejo apareciera Nicholas, abrazándome por la espalda y con cierta dificultad por mí mismo vientre.
—Hola —Saludé con una torpe sonrisa al ver su rostro asomar por mi hombro derecho.
— ¡Vaya! Luces hermosa el día de hoy —Musitó sin deshacer la sonrisa de sus labios y besó sonoramente mi mejilla.
—Dices todos los días lo mismo, comienzo a creer que ya te es de costumbre —Carcajeé y me volteé para enfrentarlo.
— ¿Acaso quieres que te mienta? —Levantó las cejas perspicaz y no alcancé a dar algún otro movimiento, pues sus labios habían capturado los míos suavemente.
Como ya nos era de costumbre, nos estiramos en mi cama y prendimos el televisor para mirar uno de esos programas, de talento. Sin embargo, era yo la única concentrada en el programa, Nicholas estaba sumamente concentrado en deslizar un pequeño auto de juguete sobre mi vientre y por otro lado, jugaba animadamente con una de mis muñecas de la infancia. — ¿Sabes? Me desespera en verdad, no saber cuál es el sexo del bebé —Expresó sin siquiera mirarme. Le parecía asombroso que algo estuviera viviendo allí dentro—. Lo digo porque, le hablo, imitando la voz de una mujer, con una muñeca. No quiero ser el culpable de que cuando sea grande tenga tendencia a las faldas, tu sabes —Sacó sus propias conclusiones y me miró con absoluta seriedad, gesto, al que no pude encontrarle más gracia— ¡¿De qué te ríes?! —Dijo riendo conmigo. — ¿Cómo puedes estar tan seguro de que será un hombrecito? —Le interrogué aminorando las risas. —Una corazonada —Contestó sonriendo y volvió a fijar su vista en mi vientre—. Será idéntico a su padre —Comentó tomando más seriedad y pronto besó, mullidamente, todo mi vientre. Mis expresiones volvían a ser frías en tan solo pensar en lo diferente que serían las cosas si Joseph estuviera aquí, más… imaginarme a nuestro pequeño, corriendo por toda la casa, destruyendo lo que se encontrara a su paso, me irradiaba de felicidad. —Nick —Lo llamé cuando otro tema había cruzado por mi cabeza.
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In Another Life II
Fiksi PenggemarEn la clínica se ven esperanzas de que Joe pudiera estar junto a todos, sobre todo cuando ella entra y él despierta. Joe le confiesa de su amor, diciéndole que en verdad el estaba enamorado de ella. Jessica estaba feliz de saberlo y creía que por fi...