Capítulo 3:

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Ni si quiera tuve el valor para mirar a Nicholas y ver en su mirada la escapatoria para este tipo de situaciones, después de todo... si lo hacía resultaría aún más sospechoso.

- ¿Qué bebé? -Arqueé una ceja, haciéndome la desentendida.

-Sí. Te escuché clarito, en todo caso estabas gritando y fue imposible no oír el "Es malo para el bebé" entonces entré y... -Ok, podía amar a mi hermana, pero me daban unas ganas tremendas de ahorcarla cuando interrumpía mi privacidad.

- ¿Nunca nadie te dijo que entrar al cuarto de alguien sin permiso es violar su privacidad? ¿O que es mala educación? -Interrumpí su discurso y endurecí mis expresiones. Era un golpe en el estómago que hiciera eso, cuántas veces hemos peleado por lo mismo y aún no recapacita.

-Somos hermanas... ¿Qué hay de malo? -Tomó la misma posición mía y apoyó su espalda en la pared.

-Seamos hermanas o no, no te da derecho a entrar a mi habitación así como así... ¿Te gustaría que yo lo hiciera cuando estas con tus amigos? -Podía ser muy seria y con buenos argumentos cuando me enojaba.

-No, pero... -Pensó. Quizás que cosa se le ocurriría decirme ahora- pero... yo ¡Sí! Tengo derecho, eres mi hermana menor -Sonrió... ¿Creía que había ganado el debate?

-Tengo 18 años... no Daphne - ¿Quién entendía a los mayores? Cuando eres pequeña siempre andan con las mismas palabras en la boca: "No hallo la hora en que ya seas grande" y cuando uno crece se quedan en el tiempo pasado.

-Sigues siendo menor que yo... y... -Entrecerró los ojos y formó expresiones acusadoras- ¡Y no me cambies el tema! -Agitó suavemente el rostro- dime... ¿Qué bebé?

¿Dónde estaba Nicholas? ¡Lo necesitaba!

-Estábamos viendo una película - ¡Genial! Ahora soy psíquica, Nicholas justo habló- y Jess estaba sumamente concentrada, la interrumpí haciéndoles cosquillas y aún algo metida en la película comenzó a gritar -Oh por Dios, ahora dudo que se crea eso.

Mi hermana decidió quedarse en silencio y mirándonos con desconfianza.

-Iré a comer -Suspiró, se dio media vuelta y se dispuso a irse, cosa que nadie impidió.

Apenas cerró la puerta di grandes pasos hasta la cama y me dejé caer. Con el cuerpo pesado, de espalda.

-Eso estuvo cerca -Musité aliviada, llevando mi antebrazo hasta mi frente y mirando el techo.

-Si -Recargó todo el peso de su cuerpo en las palmas de sus manos apoyadas en el colchón- pero... ¿Hasta cuándo piensas ocultárselos? Lo mejor sería que tus padres se enteraran ahora, hay que hacer una gran cantidad de exámenes, será difícil de esconder incluso antes de que tu vientre comience a crecer -Me miró serio. Enserio le preocupaba el tema.

-No lo sé, pero por favor, no me obligues a decírselos ahora, estoy algo angustiada y no estoy preparada sicológicamente como para darles la noticia. Quiero decirles cuando esté relaja, calmada, cuando lo controle -Sonreí, estaba siendo sincera. Ya era un poco más madura y sabía que algo así no podía esconderlo durante tiempo.

-Entiendo. No te preocupes, estaré ahí cuando se lo digas -Sonrió y miró hacia un punto equis de la habitación.

Ya que no me observaba fue mi turno de mirarlo. Era tan lindo... digo, me refiero a lo considerado y eso. Nunca nadie había hecho un gesto así de valiente por mí, claro, sin contar cuando Joseph me defendía de los pervertidos que pasaban por la calle y me gritaban "Piropos" con doble sentido, más allá de eso... nunca me vi en una situación como esta, por lo cual Joe nunca tuvo que intervenir.

Su piel blanca, con delicados lunares esparcidos a la perfección, lograba hacer que mis manos sintieran, a lo lejos, lo suave que era. Su nariz respingada y sus labios sonrosados, levemente entreabiertos, lucían dulces y... ¡¿Pero qué diablos estoy pensando?! Nicholas es mi amigo, no puedo ver más allá, además... nunca sentí cosas extras por él ni tampoco quería sentirlas, menos ahora, creería que es un engaño a Joe. Aun así, luego de reflexionar en lo que estaba cayendo, me quedé con los ojos pegados en su perfecto perfil... cosa que mi mirada tan insistente lo incomodó. - ¿Qué tengo? -Carcajeó algo desentendido mientras yo trataba de esconderme por algún rincón. - ¡Nada! Nada, para nada, nada de nada -Expandí mi sonrisa, mostrando mis dientes y achicando mis ojos. Me miró extrañado y río un poco. Largo, terrible e incómodo silencio el que nos rodeó luego de las risas ¿No había nada más que decir acaso? ¡Diablos! Me desesperaba. -Jessica -Interrumpió el silencio. - ¿Si? -Lo miré y sonreí, estaba agradecida que nos hubiera sacado de lo incómodo que se había puesto nuestro alrededor. -Tengo un problema -Sonrió apenado, con la vista desganada. -No, quiero más problemas -Imité un sollozo y cubrí mi rostro con un cojín, más estaba siendo egoísta, el trataba de ayudarme y yo no era capaz de escuchar un problema cotidiano de su adolescencia- era broma -Carcajeé y volví a exponer mi rostro- ¿Qué sucede? - ¿Crees que algún día pueda llegar a ser querido de verdad? ¿Qué me entreguen ese sentimiento nato y puro? -Clavó su mirada pacífica en la mía algo desconcertada. -Pero que cosas dices -Carcajeé sentándome en la cama- ¡Claro que sí! ¡Eres una persona maravillosa! ¿Cómo puedes preguntarte algo así? -Sonreí dándole ánimos. -Resulta que suelo ser muy reservado, nunca expreso mis sentimientos como la mayoría lo hace, pero cuando de verdad, de verdad creo en lo que siento, puedo llegar a ser muy abierto con aquella persona... tanto que incluso puedo llegar a contarle este tipo de cosas -Sus ojos cafés y penetrantes me invadieron por completo. Lo último había sido una indirecta ¿Verdad? Creo que ahora prefería el silencio en el que habíamos estado anteriormente.

In Another Life IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora