Capítulo 3-. "Frio hasta los huesos"

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Nunca había vivido una sensación tan fuerte como la que había sido lanzarse de tantos metros de altura. Sentir que estás cayendo es algo que te aprieta el corazón, que te dan ganas de gritar, pero dadas las condiciones no lo hice. Por más que hubiera deseado seguir tomada de la mano con Kian tampoco pude lograrlo, nos soltamos poco después de saltar.

El impacto de nuestro cuerpo contra el agua fue demasiado doloroso, se sentía como si me hubieran pinchado con pequeñas agujas por todo el cuerpo. Sin embargo, lo que vino después fue peor. Me hundí varios metros por el impacto y como mis músculos se habían congelado en esa fría agua, se me hizo muy difícil salir a superficie. Estaba demasiado asustada debajo del agua, temiendo que no pudiera salir a tiempo y terminara ahogándome. Moví mis brazos, pataleé, pero no lograba llegar a superficie. Sentía como mi cuerpo me estaba obligando a respirar y si lo hubiera hecho seguramente habría tragado agua y finalmente ahogado.

Justo antes que me diera por vencida, sentí una mano agarrarme por el brazo e impulsarme a la superficie. Fue emocionante salir a flote y poder respirar.

- ¿Estás bien?-me volteé a mirar a Damien

- Sí, gracias por ayudarme-jadeé mientras luchaba por mantenerme a flote.

De inmediato comencé a buscar con la mirada a los demás. Me tranquilicé un montón cuando vi que todos estábamos en la superficie a salvo. Inconscientemente miré hacia arriba para apreciar la gran altura desde la que acabábamos de saltar, vi de reojo que los demás chicos también estaban mirando. Kian se puso a reír, luego lo seguí yo y finalmente, todos los demás.

-Salgamos de aquí-ordenó el muchacho desconocido terminando con las risas.

Nadé acercándome a Kian y juntos nadamos siguiendo al muchacho. Estábamos en mitad del lago por lo que tuvimos que nadar bastante. En verano lo hubiera hecho encantada, pero ahora con este frio, se me hacía bastante complicado.

Cuando estuvimos en la orilla Damien me ofreció su mano para ayudarme a poner de pie y luego, seguimos al chico por entremedio de los arboles. Todos lo seguíamos por instinto.

Yo aún tenía un extraño sentimiento en mi pecho respecto a él, no podía olvidar lo que había pasado cuando me quedé mirándolo en el pasillo. Tampoco podía creer que él me hubiera protegido del disparo y luego haberme ayudado a salir del tren sin conocerme. Sin embargo, estaba totalmente agradecida por eso y ya hallaría el momento para hacérselo saber.

Se me estaba haciendo muy difícil caminar, ya que aún seguía temblando del frío, como también de miedo. Sinceramente necesitaba unos minutos para descansar, para recuperar un poco de temperatura y para procesar todo lo que estaba pasando. También necesitaba saber hacia dónde nos estaba llevando el chico sin nombre.

Intenté adecuarme al paso de los muchachos, pero no podía y me quedaba atrás. Kian se daba el tiempo de acompañarme en los momentos que estaba más complicada, pero eso no bastaba, ya que debíamos seguir caminando. Me estaba comenzando a frustrar.

-Kian, no puedo más-me detuve finalmente.

Él me intentó convencer de seguir, pero yo no me moví. Los muchachos me miraron desde unos metros más adelante, mas no hicieron nada. Kian insistió en que me podía llevar en brazo, pero yo tampoco acepté. Llevar la ropa mojada con este frio me estaba jugando totalmente en contra, apenas sentía mis pies de lo congelado que estaban.

-Podemos esperar-le dediqué una agradecida mirada a Damien.

Pensé que el chico misterio se iría sin nosotros, pero no. Él se sentó sobre una piedra y se dignó a esperar lo que fuese necesario. Notaba en su rostro que no le gustaba la idea de que nos detuviésemos y lamenté haber sido yo la causante de esa molestia.

Atraída por el peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora