Con la adrenalina fluyendo por mis venas me atreví a interponerme entre la pistola de Faye y el cuerpo de Eric. Lo escuché protestar, al igual que a mi mejor amigo, mas yo no me movería. No quería que le hicieran daño.
-Muévete, Nora-dijo molesta Faye.
-No pienso-con el dorso de mi mano derecha me enjuagué las lágrimas y le demostré que estaba firme en mi decisión.
-Si no te mueves ahora, te dispararé a ti y luego a él-un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, pero no desistí.
Recordaba haber vivido la misma situación cuando llegamos a este pueblo, pero jamás pensé que la escena se volvería a repetir. Ya me estaba acostumbrando a la pelirroja sensible y protectora, por lo que me chocaba verla de esta manera.
-Esta no es la solución, cariño-intervino el moreno, mientras caminaba hacia ella -Vamos, linda, baja el arma-el moreno puso una mano sobre la pistola y comenzó a bajarla sin despegar su mirada de la de ella.
-Damien, tú no entiendes-protestó ella al borde de las lágrimas.
Eric llamó mi atención tocando mi hombro y me obligó a verlo de frente. Bastó una mirada para vencer todos mis intentos de alejarme de él, lo quería mucho y no podía soportar ver su rostro herido por los golpes de mi mejor amigo, como tampoco conseguía aceptar que Faye quisiera matarlo. Tenía claro que yo estaba cometiendo un gran error, pero estaba dispuesta a asumir las consecuencias.
-No es necesario que hagas esto-me susurró.
-Podrás haberte comportado como un monstruo, mas yo no me perdonaría que te hicieran daño-las lágrimas nuevamente se amontonaban en la comisura de mis ojos.
-Linda-me sonrió acariciando mi mejilla. -Gracias, pero Faye tiene muchas razones para saber qué hacer-le dio un leve vistazo a la pelirroja, sin quitar su mano de mi rostro.
-No-dije firme. - ¡Aquí nadie va a matar a nadie!-exclamé molesta.
Faye levantó la mirada hacia mí y pareció molestarse por mis palabras. Era su casa, sus reglas, pero eso no evitaría que los demás se pudieran oponer a sus medidas.
- ¿No quieres que lo mate? -la ironía en su pregunta era evidente.
- ¡Claro que no! -chillé. -Tiene que haber otra solución-sugerí.
Ella guardó silencio, pensando qué hacer con él. Mientras ella se debatía en su interior, yo tomé la mano de Eric y la apreté con fuerzas. Creo que fueron los segundos más largos de toda mi vida, todos estaban en silencio y muy inquietos por la actitud de la dueña de casa.
Respiré cuando oí su voz:
- Entonces, Eric vete ahora mismo de mi casa-ella no fue capaz de mirarlo a la cara, simplemente estiró su brazo derecho señalando las escaleras.
En el fondo de mi corazón su medida dolió tanto como su posible muerte. No quería que el se fuera, por más problemas que me pudiera traer, quería tenerlo a mi lado. Además, allí fuera él corría peligro.
Lo miré aterrada y él simplemente asintió con la cabeza, como diciéndome "acéptalo". Necesitaba que alguien dijera algo para hacer cambiar de opinión a la pelirroja, hasta intenté hacer que Kian dijese algo, pero él se negó a intervenir. Al parecer mi mejor amigo también deseaba que Eric se fuese lejos de nosotros.
- Faye...-la llamó el moreno. -Debe haber otra solución, hablemos mejor-propuso.
- ¡No! -gritó. -¡Vete de mi casa ahora mismo!-levantó nuevamente su arma, pero esta vez la dirigió hacia mí. -Si no te vas de inmediato, te juro que le disparo a ella-retrocedí un paso impactada por sus palabras.
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Atraída por el peligro.
RomansYo solía preguntarme porque esas dos personas están juntas y se quieren tanto siendo que son tan distintas. Siempre me decían que ellos no eligieron enamorarse de esa persona, que simplemente sucedió. Yo creía que eso era una estupidez, un barato cu...