Capítulo 20-. Debo encontrarlo.

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Era una locura lo que estaba a punto de realizar, mas no podía pensar con mi sano juicio sabiendo que Eric estaba pasando frío allí fuera y que además su vida corría peligro. Necesitaba ir con él, no lo quería perder, ni menos saber que le pasó algo por no haber intentado ayudarlo.

Bajo mi cama yacía el bolso que iba a usar para escaparme, el cual contenía las cosas esenciales para sobrevivir un par de días bajo la lluvia. Debo admitir que yo no tenía experiencia en la naturaleza, ni tampoco tenía un plan al cual aferrarme, simplemente dejaría que mis instintos me mantuvieran viva.

Por experiencia tenía claro que era una muy mala idea usar las puertas principales para huir de aquí, lo que me dejaba muy pocas alternativas para elegir. Miré a mi alrededor esperando a que mi mente se las ingeniara de alguna manera y fue ahí cuando mi mirada quedó clavada en la ventana. Me acerqué hacia ella y analicé cuantos metros debería saltar para estar fuera de aquí, calculé que eran aproximadamente unos seis metros. Podía hacerlo.

Al abrir la ventana y sentir el viento helado contra mi rostro me trajo el recuerdo de cuando fui atacada. Mi cuerpo se contrajo al mismo tiempo que un escalofrío me recorría desde la cabeza a la punta de los pies.

Eric te necesita, volví a pensar.

Respire hondo y me concentré. Era hora de armarme de valor e ir a buscarlo.

Metalizándome que ya había hecho cosas peores que tirarme desde seis metros de altura agarré mi bolso y lo arrojé lo más lejos posibles, cayendo sobre el césped. Sin perder más tiempo pase una pierna sobre el marco de la ventana y luego la otra, sin soltarme en ningún momento de la baranda. Me sentí como una depresiva suicida que quería terminar con su vida y de pronto la altura se me hizo mucho más amplia y peligrosa. Sin embargo me vi en la obligación de dejar atrás mis miedos porque era ahora o nunca, así que salté con los ojos cerrados y con mi estómago saliéndose de mi cuerpo.

Amortigüé perfectamente la caída con mis brazos y piernas, y digo casi porque logré notar como mi hombro izquierdo se desencajaba de su debido lugar en mi anatomía, sin olvidarme de la horrible punzada que sentí al impactar contra el suelo. Me levante olvidando mi lesión pues mi atención la tomó una de las ventanas de la casa al iluminarse debido a la presencia de alguien en aquella habitación. La incertidumbre era tan grande que sentí que había sido descubierta, por lo que agarré mi bolso y corrí, escondiéndome tras unos arbustos contiguos a la casa, no estaba dispuesta a que arruinaran mi plan.

La sombra se mantuvo observando tras la cortina por unos largos segundos y mis manos sudaron un poco cuando mi paranoia creció al sentir los ojos de la o el posible observador. Podía poner mis manos al fuego que no era Kian, James ni Damien. Pensé un momento que era Matt, pero no tardé en descartar esa opción. ¿Quién era?

Podía tener mil dudas en mi mente, pero ya no tenía tiempo para desperdiciarlo buscando respuestas. Necesitaba ir en busca de Eric antes que le pasara algo.

La lluvia estaba desvaneciéndose y en consecuencia la temperatura descendió al menos cinco grados, logrando así calar cada uno de mis huesos, volver mis labios morados y endurecer los dedos de mis manos.

Basándome en estos datos concluí que Eric no se había ido al bosque, sino que había buscado refugio en alguno de los locales y casas que habían en el centro del pueblo.

Estaba aterrorizada caminando por la calle principal del pueblo, pues esté se veía lúgubre, oscuro y casi muerto, además, sentía como si hubiera cientos de ojos sobre mí y yo no pudiera ver a ninguno. Me encontraba expuesta a cualquier ataque, mas eso no me detendría tan fácilmente. Mi objetivo era encontrar a Eric y nada ni nadie lo podría cambiar.

Atraída por el peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora