No tardé en volver a la realidad, mas mis sentidos aún estaban algo débiles como para arreglármelas por mí misma. Apenas lograba situarme en lo qué estaba pasando y recordar lo que había pasado. Solo podía recordar el rostro de Eric, su cabello mojado por la lluvia, su cercanía y su expresión de desaprobación. Al poco rato recordé la razón por la que estaba en tan mal estado, esta me tomó totalmente desprevenida causando que yo me estremeciera y jadeara de susto. El tipo que quería matarme estaba suelto aún, tal vez podía estar mirándonos en este mismo momento.
Me aferré con más fuerzas a su cuerpo, escondiendo aún más mi rostro en su cuello. No quería mirar el paisaje, no cuando mi mente podía jugarme una mala pasada y ponerme aún más nerviosa.
—Tranquila—su voz en mi oído me causó un leve hormigueo que se extendió por todo mi cuerpo. —Estarás bien—su promesa fue tan sincera que llegó directamente a mi corazón.
Levanté mi mirada en busca de la suya. La posición solo me permitía mirarlo de lado, debía admitir que tenía un buen perfil. La curvatura de su nariz era perfecta, la que todo hombre desearía tener. El volumen de sus pestañas no era algo deslumbrante, ni tampoco eran onduladas como me hubiera esperado, pero eso le daban un toque más varonil a su mirada. Tenía su mentón un poco sobresaliente y una mandíbula bien definida, en la cual, tímidamente, se dejaban ver unos atractivos lunares. Claros que estos eran insignificantes comparados con la marca que tenía en su cuello, la cual supuse que era de nacimiento.
—Al menos te tranquilizaste un poco—su voz me hizo volver a la realidad.
Llevé rápidamente mis ojos desde sus carnosos labios hasta los suyos. Él me estaba mirando de reojo y parecía divertido. Claramente había notado mi intensa mirada en él, lo que me causó mucha vergüenza.
—Sigo asustada—mi voz sonó ronca por el largo rato en el que no había hablado. —Me siento insegura estando aún en el bosque, sin mencionar que muero del frío—agregué.
—Nadie te pidió que te perdieras en el bosque—su enojo volvía amenazante, dispuesto a comenzar una pelea.
—No estaba perdida.
—Llevo quince minutos caminando y aún no llegamos.
Estuve horas corriendo en el bosque, no era un gran misterio que estuviéramos tan lejos de casa. Al menos ahora las nubes estaban claras, gracias a la llegada del día, lo que nos permitía ubicarnos sin mayor problema. Sin embargo, la lluvia no había disminuido ni un poco durante este tiempo.
Cuando me sentí con las fuerzas suficientes le pedí a Eric que me bajara. Él insistió en que podía llevarme durante todo el camino, pero yo no cedí a ello. No iba a permitir que el chico fuerte del grupo gastara sus energías cargándome en sus brazos, no cuando lo íbamos a necesitar tanto. Finalmente él me dejó ir por mi propia cuenta, se lo agradecí.
—Por lo menos, apóyate en mí—algo en su mirada y en su tono de voz me hicieron obedecerlo sin mayores rodeos. —Gracias—reí algo confundida ante su agradecimiento cuando me apoyé en él. No podía negar ni esconder lo mucho que me gustaba estar cerca de él o tener su aprobación, era como si mi cuerpo lo necesitase.
Mis piernas aún temblaban un poco, mas intenté que Eric no se diera cuenta de ello para que no volviera a insistir en tomarme en brazos. Cada vez que perdía el equilibrio, me apoyaba un poco más en él y me excusaba diciendo que era debido al lodo.
Durante el camino no podía dejar de pensar en los reiterativos cambios de actitud de Eric y en lo mucho que me había gustado esta faceta de él. Me había encantado que se quedara conmigo en la cocina cuando me encontró y que saliera a buscarme cuando yo me había decidido en ir tras el peligroso hombre. Claramente aún me faltaba mucho por conocerlo como para entender sus misteriosos cambios de estado. Seguramente había una razón para que fuese así y yo deseaba llegar a conocerla. Anhelaba conocerlo más.
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Atraída por el peligro.
Roman d'amourYo solía preguntarme porque esas dos personas están juntas y se quieren tanto siendo que son tan distintas. Siempre me decían que ellos no eligieron enamorarse de esa persona, que simplemente sucedió. Yo creía que eso era una estupidez, un barato cu...