Capítulo 2-. "Saltar o Morir"

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El viaje iba avanzando tranquilamente, sin novedades. Yo lo estaba pasando excelente, ya que habíamos comenzado a jugar a las cartas junto a Damien y Matt, algo que me encantaba. Kain ya estaba durmiendo cuando me propusieron jugar, así que no quise despertarlo para que se nos uniera.

-Has hecho trampa-le regañé a Damien cuando él ganó la partida.

-Suele ganar seguido-me comentó Matt.

-Por eso es divertido jugar cuando hay apuestas de por medio-rió Damien.

No me cabía duda que sí jugaba así, él ganaría bastante dinero en apuestas, lo cual era una buena razón para no apostar nada con él. Yo me consideraba buena en el juego, pero realmente mi suerte no era la mejor.

Damien se puso de pie y bajó su bolso a su asiento para poder sacar algo para beber, mientras tanto yo conversaba con Matt. El moreno muy gentilmente me ofreció un trago, mas yo me negué. Le dije que cuando Kian despertara yo iría con él a comprar a la cafetería. Sin embargo, el rubio, que también tenía ganas de ir a comprar, me insistió que fuésemos ahora, ya que a mi mejor amigo aún le quedaba arto por dormir. No pude negarme ante su argumento, por lo que acepté ir con él.

Salí de la cabina primero yo, mientras Matt buscaba entre sus pertenencias su dinero. Yo me apoyé en el ventanal del pasillo, apreciando el hermoso paisaje invernal que había frente a mis ojos. Me volteé para apresurar a mi compañero de viaje, pero mis ojos no se enfocaron en él, sino que en el muchacho solitario de la cabina de al lado. Él debía ser el chico que no había permitido que Damien y Matt viajaran con él.

-Espérame, ya voy-dijo Matt aún dentro de nuestra cabina.

Sentí apretado el pecho mientras seguía observándolo, intuía que él no estaba pasando un buen momento y eso me angustiaba. Me parecía demasiado extraño que quisiera viajar solo, ya que a juzgar por su apariencia no le iba nada de mal con las chicas. Eso sí, había algo en él que te causaba curiosidad.

Matt salió de la cabina poco menos que gritando de emoción por ir a comer algo a la cafetería. Sus gritos debieron haber sido escuchados por el chico de cabello castaño claro, ya que llevó su mirada desde su ventana hacia nosotros. Quedé petrificada cuando sus ojos se enfocaron en mí, me sentí con el pecho aún más apretado que antes. Su mirada era oscura, triste y vacía.

- Vamos, ¿Qué esperas?-me preguntó alejándose unos pasos. -Nora, despierta-escuchaba que me llamaba Matt, pero yo no podía aún apartar mi mirada de la suya.

-Ya voy-balbuceé inconscientemente.

Matt debió haber dudado de mi respuesta, por lo que se acercó, dio un leve vistazo al muchacho solitario y luego me obligó a caminar. Al tenerlo fuera de mi campo visual tuve que respirar hondo, jamás me había pasado eso antes.

-Él fue el chico que no nos dejo quedarnos con él-me contó Matt mientras caminábamos hacía la cafetería.

-Pensé que era más viejo-le comenté aún un poco tensa.

Mientras caminábamos hacia el vagón donde estaba la cafetería, él me fue hablando sobre él muchacho. Matt creía que era autista o tal vez tenía síndrome de Asperger y por eso no se relacionaba bien con la gente. Yo le hice saber que era muy pronto para sacar deducciones tan serias como eran esas. No me gustaba juzgar a la gente sin conocerla.

Yo realmente me sentía estúpida por cómo había reaccionado al verlo, tal vez qué impresión tendría ahora él de mí. No quise parecer asustada ni nada de eso, pero realmente me sentí así.

Cuando llegamos a la cafetería intenté olvidar aquel episodio y focalizarme en qué cosas podía llevar para mí y Kian. Había cientos de galletas, helados, sándwiches, cafés, bebidas, jugos y todo lo que podría haber en un local comercial.

Atraída por el peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora