Capítulo 14-. Atracción Peligrosa.

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El cuarto me pareció más pequeño de lo normal y más aún cuando Eric cerró la puerta tras de él. Era como si no hubiera suficiente espacio para permanecer alejada de su cuerpo, lo que me tenía algo nerviosa. Estaba totalmente segura que si él no me hubiese tomado de la mano mientras íbamos hasta allí, ninguno de estos pensamientos estarían vagando por mi mente y tampoco hubiera existido el temor de hacer algo víctima de mis hormonas.

Por otro lado, Eric no estaba para nada nervioso, de hecho estaba totalmente cómodo eligiendo sus prendas de vestir en su bolso, sin importarle que solo una toalla lo tapaba. Yo, por más que intentaba no hacerlo, no podía quitar mi mirada de su espalda y sus brazos, los cuales se marcaban atractivamente cada vez que sacaban algo nuevo de su equipaje. Sin lugar a dudas, su cuerpo era una tentación similar a la manzana prohibida de los primeros textos bíblicos, en la cual cayó Eva. Acaso, ¿Yo también caería ante esa anatomía?

-¿Prefieres que me vaya a cambiar al baño?

La ironía de su voz era evidente y no había duda que si yo respondía que sí, él se iba a burlar de mí y yo no quería eso. De todas maneras a mí no me molestaba para nada que él se vistiera aquí, no por el atractivo de su cuerpo, sino porque no iba a estar mirándolo como show de stripper. Sin embargo, esa respuesta podía dar mucho a la imaginación y se podía entender de maneras que no siempre eran las correctas. Pero como él me estaba probando no podía quedarme callada, por lo que respondí:

-Donde te sientas más cómodo-estaba orgullosa de mi respuesta, pues consideraba que era apropiada para invertir papeles.

-Me siento cómodo aquí-pronunció cada palabra lentamente y sin despegar su mirada de la mía. Él estaba atento a mi reacción, lo que nuevamente me hizo sentir vulnerable.

-Como tú desees-tragué sonoramente y luego, lo más natural posible, me tiré para atrás hasta quedar con mi mirada en la madera que sostenía la cama de arriba. De esta manera no tendría que mirarlo cambiándose y él tampoco notaría mis nerviosos movimientos.

Escuché su risa entre dientes cuando yo opté por tomar esta simple medida, pero simulé como si no hubiera oído nada. Sentía como mi cuerpo adquiría un grado más a su temperatura basal y no estaba segura si era porque Eric estaba cambiándose aquí o simplemente porque la puerta estaba cerrada al igual que ventanas. Hubo un momento que acomodé el cojín que tenía bajo mi cabeza y allí mi mirada voló nuevamente hacía ese tentativo cuerpo que le pertenecía. Solo llevaba puesto el boxer, por lo dejó mucha piel al aire. Él era realmente atractivo, pero también había algo en su actitud que quebrantaba todas mis murallas.

-¿Qué haces mirándome?-me sentí totalmente avergonzada cuando tuve que subir la mirada desde sus piernas hasta sus ojos. -¿Te gusta lo que ves?-preguntó burlesco.

-Solo me estaba acomodando la almohada, no te sientas tan importante-le mentí descaradamente.

-Entiéndelo, Nora, no sabes mentir-debatió al instante.

-Volvemos al problema-mi voz tembló un poco recordando la razón por la que estaba acá.

Eric me dio una mirada reconfortante y se apresuró en colocarse sus jeans para venir hacia mí. Se sentó al borde de la cama y palmeó el lugar a su lado para que yo me acercara. Sin embargo yo no lo hice, simplemente volví a incorporarme y lo miré.

-¿Me vas a contar que te pasa? -preguntó después de mi silencio.

-No sé de donde empezar-soné molesta.

Sus ojos marrones se posaron en los míos y fue allí cuando vi que su mirada estaba siendo mucho más profunda de otras veces. Tenía una intensidad que me hubiera hecho temblar las rodillas si hubiera estado de pie. No tenía claro el por qué me miraba de esa manera, no entendía si era la curiosidad o quería intimidarme.

Atraída por el peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora