Capítulo uno: Asumiendo responsabilidades.

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Gixie.

Surcaba el cielo lo más rápido que sus grandes alas le permitían, detrás de él un grupo de policías fronterizos del pueblo cercano lo seguían haciendo un gran esfuerzo por atraparlo. Unos tenían alas al igual que Gixie, otros lo seguían montando sobre nubes hechas de agua y tablas de fuego.

— ¡Detente en nombre de la Reina! —gritó el que parecía ser el de mayor rango.

—Si la Reina quisiera atraparme no hubiese mandado un grupo de incompetentes. —le respondió acelerando la velocidad de su vuelo.

La patrulla llevaba más de una hora y media siguiéndolo y este se rehusaba a detenerse para no tener que pagar todo el desastre que había causado. Cuando por fin logró perder un poco a los guardias sacó un cristal de memoria para activarlo, se aclaró la garganta y comenzó a narrar.

— ¿Bueno? Probando. Maldición no sé usar estas cosas. Mi nombre es Gixie Mathews —dijo el darse cuenta que el cristal comenzaba a registrar sus palabras— y si estás escuchando esto probablemente estoy en prisión, antes de pedirte que me vayas a sacar de allí te diré qué fue lo que ocurrió...

...Hace aproximadamente una hora...

Se despertó en la barra con una resaca intensa, había pasado toda la primera etapa solar de Xion bebiendo en aquel bar y recordaba muy poco sobre todo lo que había ocurrido, se levantó de su asiento y revisó su billetera; de esta pudo salir una mosca ya que dentro no había nada más que su tarjeta de identificación. Después de guardar su billetera, observó la hora en su reloj de bolsillo y casi le da un paro al notar que iba veinte minutos tarde a su primer día como profesor de historia en la Academia Bélica de Xion.

—Mathews, la cuenta. —el cantinero impidió que se fuera pasándole la cuenta, esta sumaba cincuenta y ocho xiongolds con treinta silverxiones.

A Gixie casi se le cae el alma a los pies cuando observó eso, ¿qué demonios estuvo haciendo?

—Oye chico... te la debo. —sonrió de forma nerviosa poniéndole la cuenta en el bolsillo para acto seguido darse la vuelta e intentar salir.

—No esta vez Mathews. —un hombre acababa de bloquear la única salida del lugar con su robusto cuerpo.

—Oigan amigos no quiero problema, verán alguien...

—Cállate y paga la cuenta Mathews —otro chico salió de la nada acompañado de tres sujetos bien armados con espadas—, si no pagas con dinero entonces lo harás con tu sangre.

Apenas el sujeto terminó aquella oración el fortachón frente a Gixie golpeó su estómago para luego tomarlo del cuello y arrojarlo a la pared, como pudo se levantó justo a tiempo esquivando el zarpazo que lanzó uno de los sujetos con su espada. Sacó sus alas y voló hacia el segundo piso acertando una patada en la cara a uno de los guardias tirándolo por las escaleras mientras se adueñaba de su espada para iniciar combate con el siguiente enemigo, quien no dudó en desenvainar su arma.

El enfrentamiento comenzó y el acero de ambas espadas sonaba cuando estas chocaban, se escucharon pasos apresurados por las escaleras, aparentemente los refuerzos llegaban. Gixie hizo un movimiento en arco con la espada desarmando al rival para luego patearlo en el pecho haciendo que cayese sobre el resto de los guardias que subían apresurados. Acto seguido observó el borde de la escalera y visualizó un tobogán mental que después lo materializó con su magia de hielo para luego deslizarse por allí. Cuando estuvo a punto de llegar al suelo el hombre de alta musculatura de hace un rato lo atrapó de nuevo golpeándole en la mandíbula. Gixie rodó por el suelo algo aturdido por la fuerza del impacto e intentó levantarse buscando su arma.

Guerreros de Xión: La llave de SalomónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora