Capítulo treinta y siete: Más fuertes juntos.

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Leila.

Era la tercera vez que se despertaba esa etapa, los gritos de angustia que soltaba Gixie mientras dormía eran cada vez más fuertes. Nuevamente le abrazó y susurró a su oído "estoy aquí, no te dejaré", en la mayoría de los casos Gixie se relajaba al escuchar aquellas palabras y volvía a dormir pero esa no fue la ocasión. El mayor abrió los ojos, su frente estaba cubierta de sudor y se encontraba bastante pálido, sonrió disimulando su temor y recogió los rebeldes cabellos castaños de la chica.

— ¿Otra pesadilla cariño? —le preguntó la chica con un tono dulce.

—Es Alastor... hay algo que... lo preocupa, puedo sentirlo.

—No lo escuches, solo duérmete ¿si?

—No creo poder dormir... —Gixie se sentó en la cama poniendo ambas manos en su cabeza y desordenando su cabello, su respiración era bastante irregular— tengo miedo Leila... y él lo sabe. No quiero que Lucifer gane y sé lo fuerte que es ese desgraciado, pero Alastor también es muy fuerte, quizás si lo dejo entrar podam...

—No Gixie, ni siquiera te atrevas a considerarlo —Leila apoyó su mano en el hombro del contrario— no vamos a permitir que Lucifer gane, estamos todos juntos, lo superamos en número y además no sabe que vamos a por la llave.

—Quiero confiar... quiero mantener la esperanza pero... Harvy, mi propio hermano trabaja para un maldito demente que es hijo de un Dios de otra dimensión. Además que... John Constantine, está aquí un sujeto que me odia por haber matado a toda su familia, yo... no sé si puedo con todo esto.

— ¡Hey! escúchame, puedes con todo esto y más Gixie, eres un gran hombre y has cambiado. Estoy segura de que encontrarás la manera de arreglar tu problema con Constantine y quizás tu hermano pueda volver de ese lado oscuro... tal vez puedas sacarlo de allí así como me sacaste a mi —Leila abrazó al hombre y le plantó un beso en la mejilla—. Vuelve a dormir.

—Eres la mejor...

—Soy mejor gracias a ti, eso te lo debo —los labios de ambos volvieron a unirse y esta vez la situación se prolongó hasta el punto en el que Gixie comenzó a deslizar su mano debajo del vestido de la chica— Gixie yo... —Leila tomó la mano del mayor.

—Si, lo siento me dejé llevar... sé que no estás lista.

Leila en verdad deseaba unirse a Gixie en todas las formas posibles, pero el miedo a que la rechazara al ver todas sus cicatrices siempre le ganaba. Los traumas de su pasado y sus propias inseguridades no le permitían dar ese paso, Gixie se acostó junto a ella abrazándola como un niño pequeño temeroso a los monstruos de su mente y Leila... ella solo pensaba, no sabía que ocurriría mañana y no podía asegurar que salieran con vida de esa misión... ella debía vencer sus miedos y disfrutar de todos los momentos posibles al lado de ese chico.

Se sentó en silencio sobre la cama y miró a Gixie de una forma tímida, el mayor le sonrió confundido mientras las manos temblorosas de la castaña provocaban la caída de su vestido dejando expuestos sus pequeños pechos bañados por la débil luz solar de la tercera etapa que se colaba por las cortinas. Leila usó una débil ilusión para esconder las cicatrices de su cuerpo evitando que sean visibles.

— ¿Estás segura de que quieres hacerlo?

—Solo de algo estoy segura, y es que si no me permito esto por miedo voy a arrepentirme mañana.

—Entonces quiero ver lo que eres no lo que piensas que yo quiero ver... me enamoré de ti tal y como eres Leila, no de una ilusión —la chica temblaba y el miedo era notable en su mirada mientras poco a poco se iban haciendo visibles las diversas cicatrices entre sus pechos, sus piernas, la parte derecha de su cuello, abdomen, espalda y varios lugares más— allí estás.

Guerreros de Xión: La llave de SalomónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora