Capítulo veintitrés: Una gota en el mar.

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Gixie.

El entierro de los miembros asesinados de los Mathews acababa de terminar, entre ellos estaba la señora Mathews. Los distintos miembros del clan se habían acercado hasta Gixie para darle el pésame, siempre había odiado ese tipo de situaciones. En todo el entierro Gixie no derramó ni una sola lágrima, más bien se la había pasado viendo la urna y luego los granos de tierra que cubrieron la elegante caja de madera donde fue sellado el destino de su familia. Lo mismo ocurrió durante el velatorio, Gixie se sentía insensible, sonreía con tristeza mientras disimulaba la tormenta de remordimiento y dolor que crecía en su interior.

Natasha había estado a su lado en todo momento, el entierro se dio en la Isla celestial de Caelestis, aquella que llamaban "Lockwing" el paraíso de las almas perdidas. La pelirroja abrazó a su viejo amigo mientras él observaba la lápida de su madre.

—Yo pude evitar su muerte Nat... pero mi orgullo fue más fuerte que mi amor por ella. —dijo ocultando sus ganas de llorar tras una sonrisa brillante, Natasha nunca comprendió cómo Gixie podía sonreír de una forma tan creíble cuando se moría por dentro.

—Tú mejor que nadie sabe que no sirve de nada lamentarse por errores del pasado —miró a Gixie dándole ánimos—. Vamos, tenemos que buscar pistas en la mansión.

Gixie le echó otro ojo a la tumba, lo que más le dolía es que él mismo tuvo que llevar la cabeza de su madre para que pudieran completar su cadáver y enterrar sus restos de forma apropiada, sea quien sea el autor del crimen había pensado cada detalle para humillarlo y destruirlo por dentro. El chico miró a Nat y negó con la cabeza.

—Negativo, primero resolveremos tu problema. Cuando viniste me asustaste con esa afirmación de "Estoy muriendo" y luego trataste de eludir el tema, ¿cómo quieres que te ayude si no sé qué te pasa? —preguntó Gixie con el ceño fruncido.

—Gixie ya te lo dije, voy a contártelo en su momento. Por ahora quiero que avancemos con el asesinato de tu familia, te prometo que si avanzamos lo suficiente hoy te diré todo lo que me sucede y por qué necesito tu ayuda —dijo Nat a lo que Gixie contestó con un gruñido, ella siempre había sido así, ponía al resto por encima de sí misma restándole importancia a sus propios problemas.

Gixie y Natasha movieron sus largas capas de viaje y se dirigieron al interior de la mansión, entraron sin ningún problema y ya desde el jardín comenzaron a ver varios detalles curiosos. Al parecer el atacante era de Kyrium ya que los restos de magia de fuego habían dejado cenizas y quemaduras en toda la zona, sin embargo Gixie y Nat llegaron a la conclusión de que habían sido dos atacantes. Las marcas que hicieron los investigadores de Caelestis en la posición de los cuerpos mostraban una gran distancia entre un ataque y otro, era imposible que una sola persona haya hecho todo eso solo.

—Este lugar es un rompecabezas... no una escena del crimen. —dijo tratando de interpretar el desastre de poca evidencia presente en la escena.

—No es la primera vez que resolvemos el caso con dos piezas que no encajan. —respondió Natasha riendo y tenía razón, ella y el emplumado habían resuelto juntos muchos enigmas en Xion. Hace dos años Gixie ayudó a Natasha a atrapar varios asesinos y criminales cuando ella trabajó para la policía de Xion.

—Tienes razón cabeza de calabaza... —dijo Gixie suspirando, su mente se caía a pedazos pensando en quién pudo haber montado esa masacre, seguía sospechando de que el "difunto" Maximiliano pudo haber sido el asesino sin embargo no tenía pruebas para respaldar esa hipótesis y por eso no se la comento a Nat— Vamos dentro, comienza a enfriar además que está lloviendo. Tal vez dentro encontremos más evidencia.

La chica asintió y juntos se dirigieron al interior de la mansión, una vez allí Natasha se quitó su capa quedándose en su suéter amarillo mientras secaba su rojizo cabello, Gixie también se quitó su capa y su saco dejando ver su camisa manga larga blanca y el pequeño chaleco sin mangas. Se acercó a la barra y sirvió dos vasos de whiskey pasándole uno a Nat, observó el antiguo piano que había en el living y recordó los largos ratos después de los entrenamientos donde Harvy, Gixie y su madre pasaban horas sentados tocando en él. Se sentó en el banco y comenzó a tocar una sonata pausada y sentimental que abrazaba a la melancolía pero que daba la sensación de abrazar la esperanza.

Guerreros de Xión: La llave de SalomónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora