Capitulo treinta y cuatro: Revelaciones.

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Gixie.

Había fuego en todos lados, el humo cubría todo el patio de la mansión donde se encontraba el objetivo final de Leila. Varios cuerpos de seguridad se alzaban contra Gixie buscando detenerlo pero él era lo suficientemente rápido para reducir a todos los rivales que se alzaran contra él. Por otro lado estaba Leila quién también luchaba ferozmente, ningún ataque alcanzaba a tocarla; en algún punto la espalda de Gixie chocó con la de Leila, ambos se voltearon a verse y sonrieron para luego unir sus labios en un cálido beso.

—Agáchate —le indicó Gixie y la chica obedeció justo en el momento en que uno de los guardias lanzó un zarpazo lateral a la altura de la cabeza de Leila, Gixie lanzó dos golpes de izquierda a la mandíbula del sujeto y uno de derecha al mentón para luego completar con una patada giratoria a la altura de la mejilla derribando a su oponente para luego terminar poniéndose de rodillas al suelo— ¡Cambio!

Leila se levantó dando un salto mortal hacia atrás apoyando sus manos en los hombros del mayor e impulsándose con ellos con fuerza hacia arriba para luego aterrizar sobre los hombros de otro atacante enrollando sus piernas en el cuello del mismo aplicando fuerza para terminar rompiendo su cuello.

—Cariño, fuerza mortal solo si es necesario —le reprochó Gixie mientras esquivaba un ataque de espada moviendo su cuerpo ligeramente hacia atrás y tomando de la muñeca a su rival para luego golpear su codo rompiendo su brazo y luego su pierna arrebatándole la espada y arrojándosela a la cabeza a un guardia que estaba a punto de atacar a Leila por la espalda— de nada. —dijo al ver el decapitado cadáver enemigo caer y el rostro molesto de Leila.

—Ya lo tenía.

—Si claro.

—Patio despejado Luka ¿tienen listo el medio de escape? —le preguntó a su amigo a través de su cristal.

—Todo en orden Leila, Dimitri ya trazó la ruta de escape solo faltan ustedes.

—Llegó la hora. —miró la entrada a la mansión y sintió como Gixie le apretó la mano en señal de apoyo.

—Cuentas conmigo —le dijo el mayor sonriendo—, si así lo prefieres me quedaré aquí afuera.

—No, ven conmigo.

Gixie siguió a la chica y una vez que estuvieron cerca de la puerta ella gritó causando que las ondas sonoras destrozaran los muros sacando de su posición el portón que daba con la entrada. Apenas estuvieron dentro de la mansión más soldados salieron rodeándolos, Gixie liberó sus alas y se elevó hasta el balcón donde lanzó una gran oleada de rayos gélidos que dejaron helada la posición de los soldaos impidiendo que disparasen sus hechizos contra ellos. Mientras tanto en el piso de abajo Leila mantenía a raya cada soldado que la atacaba. Su bastón extensible se coordinaba perfectamente con cada uno de sus movimientos permitiendo la fluidez de cada ataque evitando también que alguno de sus oponentes pudiese herirla. El mayor por su parte, continuó reteniendo a los guardias de las escaleras, uno a uno iban cayendo sin llegar a poder traspasar su resistencia, el estoque que atinaba cada ataque estaba cubierto de una espesa capa de sangre que revelaba la ferocidad de sus estocadas.

Cubrió sus manos con una fría capa de de hielo y golpeó fuertemente el piso de las escaleras haciendo que este se congelara y una vez que el hielo llegase por debajo de los pies de sus oponentes cerró su puño derecho y lo alzó provocando que del suelo helado salieran un montón de pinchos que atravesaron a los guardias restantes.

—Está libre esta parte cariño. —le informó a Leila quien aún se entretenía acabando con los pocos guardias que quedaban.

La chica parecía haberse vuelto loca de repente, a pesar de que varios guardias ya habían soltado sus armas y simplemente estaban huyendo, Leila los perseguía hasta atraparlos y darles una golpiza pero Gixie supo que tenía que intervenir cuando la escena se volvió más sangrienta de lo que debía. Leila giró su bastón por encima de la cabeza para luego golpear con fuerza el suelo liberando una onda de energía oscura que golpeó a los guardias que intentaban huir del lugar, todos quedaron suspendidos en el aire unos segundos, tiempo suficiente para que Leila liberase de su espalda un grupo de tentáculos hechos de oscuridad los cuales atraparon a varios sujetos siento atravesados y descuartizados por el poder de la banshee.

Guerreros de Xión: La llave de SalomónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora