Capítulo catorce: El nacimiento de una Rebelde.

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Rahasya

Miró por la ventana mientras rodeaba con sus dedos la taza de té, atrapó el calor que emanaba aquél líquido entre sus manos mientras concentraba sus pensamientos en repasar lo ocurrido en las semanas posteriores a su enfrentamiento con Drake. Todos los eventos ocurridos después de aquella pelea se habían dividido entre pruebas de lealtad y entrenamientos y hoy... hoy recibiría su máscara de rebelde oficial, estaba intrigada por saber qué animal le asignarían. Rahasya terminó su té y se sentó en el centro de la habitación con sus piernas cruzadas en la posición de la mariposa, comenzó a meditar callando las negativas voces de su mente y entregando su espíritu a los lúcidos recuerdos de momentos felices.

...Hace cinco años...

Rahasya corría al lado de Gixie lo más rápido que podía, el chico se reía al ver que ella hacía grandes esfuerzos por adelantarlo sin poder lograrlo, Drake y Max ya se habían quedado atrás. Era increíble que Max siendo el tutor de escuadra no pudiera alcanzar a Gixie, la velocidad de este siempre había sido sorprendente. La chica terminó por caer rendida y exhausta en el suelo mientras Gixie saltaba y daba volteretas presumiendo haberle ganado a todos sin derramar una sola gota de sudor. Max y Drake se reunieron con Gixie para continuar con las pequeñas competiciones pero Rahasya llevo su atención a un chico del ejército de respaldo siendo golpeado por soldados superiores.

—Eres patético, no entiendo como la milicia acepta a mocosos mágicos como tú y a mujeres inútiles y débiles. —dijo el de mayor tamaño pateando el rostro del chico.

Rahasya dio una media sonrisa y se acercó al grupo, eran cinco soldados de musculatura media, la chica estaba acostumbrada a lidiar con comentarios como ese. En la milicia de Xion muchos eran unos machistas estúpidos pero ya ella estaba preparada para cerrar bocas en todo momento.

— ¿Así que disfrutas golpear a los débiles? ¿Crees que por ser mujer no puedo romper tus doscientos seis huesos?

El hombre que acababa de golpear al menor se dio la vuelta e hizo contacto visual con Rahasya, la miró unos segundos y luego la escupió en la cara.

—Largo de aquí, tu lugar es limpiando pisos no peleando con los verdaderos guerreros. —declaró el sujeto provocando risas en el grupo y pateando el abdomen del menor que escupió sangre y clavó su frente al suelo dejando caer varias lágrimas.

Rahasya se llenó de ira pero resistió el impulso primitivo de atacar ciegamente, miró a su alrededor y vio una fuente cerca del lugar donde estaba, creó una gran ola con el agua del lugar y golpeó con fuerza a todo el grupo arrastrándolos por el suelo.

—Toma nota chico —le dijo al menor en el suelo levantando su mirada y limpiando la sangre en la comisura de los labios de su muy golpeado rostro—. Voy a mostrarte cómo derribar a cinco imbéciles que atacan con los puños y no con la mente.

La banda de abusivos se levantó y el mayor de ellos se abalanzó contra Rahasya de manera agresiva, la chica puso ambas manos detrás de su espalda y solo tuvo que mover ligeramente su cuerpo a la derecha estirando su pierna izquierda haciendo que el matón tropezara, luego rápidamente tomó de la muñeca izquierda al sujeto con su mano derecha y tiró de él impulsándolo arriba con su pierna para luego golpear con su puño izquierdo su mandíbula haciendo que este impactase con fuerza en el suelo.

—Primero noquea al más grande usando su propio peso en su contra —dijo al muchacho mientras seguía mirando al grandulón en el suelo que había quedado fuera de combate— Luego puedes dirigirte a sus asquerosos lame botas.

Se acercó a los otros cuatro restantes que atacaron al mismo tiempo titubeando al ver a su líder en el piso. Rahasya no tuvo que hacer gran esfuerzo en eludir los ataques del grupo, nuevamente colocó ambas manos detrás de su espalda y se movió ligeramente a los lados esquivando los primitivos y predecibles golpes de sus adversarios. Rahasya se agachó esquivando una patada a la cara de uno de sus rivales provocando que este golpeara a uno de sus compañeros, la chica rió al ver como el que recibió la patada caía al suelo y se levantaba furioso reprochándole a su colega.

Guerreros de Xión: La llave de SalomónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora