Capítulo dieciséis: La banshee de las auras.

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Leila.

El sol acariciaba su pálida piel mientras su cuerpo reposaba tranquilamente en los jardines del colegio, se había tumbado al lado del lago que rodeaba los terrenos de la Academia sin preocuparse por tener que ir a clases ya que hoy estaba libre.

La primera etapa solar había iniciado con un calor abrasador y Leila, que estaba acostumbrada a una oscuridad constante acompañada de un frío ártico sufría una crisis a causa del calor.

—Necesito... Algo... De frío... —se quejaba tratando de buscar el punto más fresco del lugar cuando un montón de nieve la cubrió acompañada de pequeños copos de hielo— Al fin los dioses me escuchan... —dijo la chica arropándose con la fría nieve.

—Bueno no soy exactamente un Dios pero si te escuché. —dijo Gixie riendo, Leila volteó sonriendo a verlo pero su sonrisa se borró al ver aquella pelirroja al lado del carismático profesor sosteniéndole de la mano.

— ¿Visita? —Preguntó la chica levantándose mientras sacudía la nieve de su ropa— Gracias por arruinar mi túnica señor Mathews. —añadió la chica sabiendo que este odiaba que le llamasen así.

—Oh sí. Ella es Natasha Lecter, una vieja amiga de la infancia. Nat, ella es Leila Johnson. —les presentó Gixie a lo que las chicas respondieron dándose un tenso apretón de manos.

—Encantada —dijo Natasha de una forma bastante fría— ¿Quién es? ¿Otra de tus conquistas?—preguntó la pelirroja cruzándose de brazos.

—Oh no para nada, ella es solo mi estudiante. —respondió Gixie después de casi ahogarse con las palabras.

<< ¿Solo tu estudiante? Pero si hace unos días me estabas besando en el salón y en la biblioteca >> pensó Leila, la chica guardó silencio por unos minutos escuchando la discusión entre Natasha y Gixie acerca de su relación con ella. Sentía un sabor amargo en la boca al escuchar como Gixie negaba tener algo más que una relación profesor estudiante con Leila.

— ¿Y si es solo tu estudiante por qué me la presentas emplumado? —argumentó Natasha con una sonrisa persuasiva.

—Bueno porque... emmmm... ¿Qué no tenías que ir al pueblo a comprar unas cosas? —dijo Gixie intentando eludir su respuesta.

— ¡Cielos! Es cierto —Natasha le dejó sus maletas a Gixie—. Volveré para la tercera etapa solar —la pelirroja miró a Leila y sonrió—, Cuídame al desplumado ¿vale?

Leila solo gruñó viendo como la chica se alejaba de ellos, Gixie se acercó a Leila y ella le apartó caminando en dirección contraria.

— ¿Y ahora qué hice? —preguntó entre quejidos.

—Nada Mathews, después de todo yo solo soy tu alumna ¿no? —bramó la chica caminando hacia el castillo.

—Oh vamos Leila, estaba guardando las apariencias. Sabes que si alguien se entera de lo nuestro podría causarme problemas. —le respondió Gixie.

Leila se detuvo en seco al escuchar esas palabras, se dio la cuenta y clavó su mirada en Gixie pensando en su siguiente movimiento.

— ¿Lo nuestro? —preguntó cruzándose de brazos mientras elevaba una ceja.

—Sí, lo nuestro ¿dije algo malo? —el mayor no terminaba de entender lo que la chica le quería decir.

—Eres un tonto Mathews —dijo poniendo sus ojos en blanco y dándose la vuelta nuevamente, estuvo a punto de ponerse a caminar cuando sintió los dedos del mayor rodear su muñeca delicadamente—, ¿Qué quieres?

—Oye... no te enojes ¿va?, tengo algo para ti. —Gixie miró firmemente los ojos azulados de la chica hundiéndose en el mar de emociones que le proporcionaba su mirada.

Guerreros de Xión: La llave de SalomónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora