Dispárame. (NPSA2)

Kyan.

Me desperté sobresaltada por el sonido de mi móvil. Lo cogí y miré la pantalla, 'Inma', lo bloquee y me volví a echar en la cama, sentí que algo se removía a mi lado, me gire lentamente y me encontré con un muy dormido Alejandro, ¿pero qué coño?, dios que dolor de cabeza, me volví a girar y di otra vez con él.

''Por mucho que te gires y luego vuelvas la cabeza hacia él no va a desaparecer por arte de magia''

Tienes razón.

''Siempre la tengo''

Estiré una pierna hasta dar con él, lo empujé y este cayó al suelo formando un gran estruendo.

-¿Pero qué haces?- Dijo apareciendo por el filo de mi cama.

-La pregunta es, ¿Qué hacías tú en mí cama?- dije poniendo los brazos en jarras y achinando los ojos.

-Tú me lo pediste por si no te acuerdas- dijo levantándose del suelo, ahora que me fijo está en calzoncillos, dios vaya monumento, no puedo dejar de mirar cómo se tensan y se relajan sus músculos cada vez que respira, vaya dios griego.

''Ana céntrate por favor''

Si si voy.

Le pegué el último repaso de arriba abajo y me encontré con su mirada, tenía una ceja alzada y cara de estar divirtiéndose, se está riendo de mi, fruncí el ceño.

-Pues yo no me acuerdo de haberte invitado a mi habitación y mucho menos a mi cama así que te invito a irte- dije señalándole la puerta.

-Normal que no te acuerdes ibas demasiado borracha como para recordar algo- dijo saliendo de mi habitación.

-Tengo que dejar de pillarlas tan gordas- me dije a mi misma.

Salí de la cama, me metí en el baño y estuve más de media hora en la bañera, era extraño pero no me encontraba resacosa. Salí envuelta en una toalla y secándome el pelo con otra, cogí mi móvil y vi que eran las diez de la mañana, llame a Inma, lo puse en altavoz y lo tiré a la cama.

-Dime cielo- dije cuando descolgó.

-Necesito hablar contigo- dijo, se le notaba la voz un poco rota.

-Me visto y voy para tu casa- le dije y me colgó.

Se le notaba rara, si no fuera urgente no me hubiera llamado, hubiera esperado a que estuviéramos las tres para contármelo.

Me metí en el vestidor y decidí ponerme unos pantalones largos de cuero, una camiseta básica blanca, mi cazadora de cuero y unos tacones negros, me maquille, me puse los labios rojos como a mí me gustaba, cogí mi pistola y me la puse en la parte trasera de los pantalones, cogí mi móvil y bajé a la cocina. En la cocina estaba solamente Alejandro, otra vez sin camiseta.

-¿Es qué no tienes camisetas?- le dije cuando pasé por su lado.

-¿Y tú en el armario no encontraste otro pantalón más ajustado?- me volví para verlo mejor, le sonreí y le dije.

-¿Te gusta?- Dije poniéndome de espaldas a él y sacándole el culo, que con estos pantalones se me marcaba más de lo normal. Lo único que escuché por su parte fue un gruñido, yo le guiñé un ojo y abrí el frigo, cogí una manzana me la lleve a la boca mientras que miraba lo que estaba haciendo Alejandro, estaba mirando el periódico- hoy no sé si vendré a comer- le dije saliendo de la cocina.

Salí del garaje y me dirigí a la casa de Inma. La casa de Inma quedaba un poco retirada de mi nueva casa pero bueno, así tendría más tiempo para sacarle el mayor partido a mi nuevo coche.

Aparque en la puerta de la casa y me bajé del coche, toqué el timbre y en poco tiempo me abrieron, pasé al pequeño jardín y después entre dentro de la casa, que aunque parecía pequeña por dentro era aún más grande, al pasar por la sala me encontré con la hermana de Inma, María, era una chica de 15 años, la viva imagen de Inma a su edad, bajita, rubia y de ojos pequeños azules, era un amor de chica.

-María, ¿tu hermana está en su habitación?- ella me miro sonriente y asintió.

Subí las escaleras y me fui directa a la habitación de mi amiga. Su habitación era muy grande, a la derecha había un escritorio y este tenía una tele, en frente del escritorio estaba la cama con dos pequeñas mesillas alrededor, también había dos puertas que daban a un gran balcón como mi habitación.

-Hola- dije entrando a la habitación, Inma se encontraba en pijama encima de su cama pasando los canales, cuando me vio se sentó en la cama y le dio dos toquecitos al colchón para que me sentara al lado de ella.

-Hola- dijo abrazándome y dándome un beso.

-¿Qué ha pasado?- le pregunté para ir directamente al grano.

-Tía, le he encontrado una pistola a Kyan- dijo tapándose la cara con las manos, yo inmediatamente me tensé ¿no sería él? No, no puede ser, Kyan es demasiado bueno.

-¿Cómo la encontraste?- le pregunté para que me lo contara todo, a lo mejor no era suya.

-Ayer cuando me trajo a mi casa y me subió a mi habitación le pedí que se quedara ya que mis padres no estaban- dijo jugando nerviosa con sus manos- él aceptó y cuando creía que yo ya estaba dormida empezó a quitarse la ropa y me di cuenta de que también se sacó la pistola de la parte trasera de sus pantalones, hoy por la mañana cuando le he pedido explicaciones me ha dicho que a mí no me importaba eso y que si se lo decía a alguien me la cargaba- dijo casi llorando.

Estuve consolándola casi toda la mañana, hasta que al final se quedó dormida en mis brazos y decidí ir a hacerle una visita a mi queridísimo amigo Kyan. No sin llamarlo antes claramente.

A los tres pitidos me contesto.

-Dime Anita- me dijo con su peculiar acento.

-¿Qué tal? ¿Quería preguntarte si te apetecía un café?- dije lo más simpática posible.

-Por supuesto, ¿Dónde?

-En el Starbucks, voy para allá, si llegas antes pídeme uno de vainilla por favor- le dije y él con un 'vale' colgó.

La casa de Inma no estaba tan lejos del Starbucks así que llegaría pronto, pero el piso de Kyan estaba a una calle por lo tanto él llegaría antes, ¿sería él el hermano mediano de los Collins? ¿Y si lo fuera como tendría que actuar? Claramente a la primera de cambio lo mataría, es alguien que me obliga a estar alejado de mi familia, estar encerrada y con ojos en la nuca, claramente si él era un Collins no dudaría en meterle un balazo entre ceja y ceja, me daba exactamente igual cuanta gente estuviera en el Starbucks, iba a por él.