Se acabo nuestra pesadilla.

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Estaba a los pies de mi cama, pensando en las miles de cosas que habían pasado en estos últimos meses, no fue hasta que Alejandro salió del baño con solamente una toalla enredada a la cintura, su cuerpo era mi delito.

-¿Disfrutando de las vistas nena?- dijo sonriendo mientras iba al vestidor.

‘’A tu nena hay que traerle un barreño si no quieres que se te inunde la habitación’’

Pues hay te doy la razón.

‘’Yo siempre tengo la razón’’

Si claro.

-¡Ana!- escuche que gritaba Bea desde el piso de abajo.

-¡Voy!- grite para después bajarme de la cama y correr escaleras abajo- Dime- dije cuando llegue al salón donde estaban todos.

Últimamente mi casa más que una casa parecía una ONG.

Inma me pasó mi teléfono, era Sergio el que me llamaba.

-Dime- dije cuando se lo cogí.

-Hola enana, ¿Por qué no fuiste ayer a las carreras? Me gustaría haberte dado mi regalo- dijo con voz apenada.

-Estuve con mi familia- dije mientras miraba a mis amigos que me miraban atentamente.

-Ah bueno, ¿quedamos para tomar café y te lo doy?- me pregunto, yo mire uno a uno a mis amigos que ahora me miraban con el ceño fruncido.

-Vale, pero, ¿puede ser en tu casa? es que no tengo ganas de arreglarme- dije mirándome en el espejo que estaba al lado de la puerta, llevaba puesto unos pantalones grises de Alejandro y arriba una chaqueta blanca también de Alejandro, me había hecho una coleta mal hecha y así iba por la vida o por lo menos por mi casa.

-Claro, te espero aquí- dijo y colgó.

-Me voy- dije despidiéndome de mis amigos e intente salir lo más rápido de allí, y digo intente porque cuando me di la vuelta me choque con un muy formado pecho.

-¿Dónde vas?- dijo con la voz más impasible y fría que existía.

-A la casa de Sergio- dije y pude ver como apretaba la mandíbula.

-No- dijo intentando cogerme pero rápidamente me aparte de él y empecé a correr hacia el garaje, no cogería mi Lykan así que cogí el Porsche negro, me monte rápidamente en él y pude ver por espejo retrovisor Alejandro estaba rojo de la rabia.

Media hora después ya estaba frente a la casa de Sergio, toque el timbre y este no tardo en abrirme.

-Hola enana- dijo haciéndose a un lado para que pasara, la verdad es que nunca había estado en su casa.

-Hola- dije dándole un beso en el lado.

Me hizo sentarme en el salón mientras él iba por los cafés, mire a mi alrededor y me levante cuando me llamo la atención una foto, salían dos chicos y una chica, tendrían doce años, la chica era castaña y estaba en medio de los dos chicos, se veían muy felices.

-Somos yo y mis hermanos- dijo Sergio sobresaltándome.

-¿Si? No sabía que tenías una hermana, ¿Cómo se llama?- pregunte mientras me volvía a sentar en el asiento.

-Daniela- ¿casualidad? No lo creo, yo asentí lentamente y sonreí- ahora mismo tiene que estar al llegar, está pasando aquí unos días.

-¿Ah sí? Estoy deseando conocerla- dije bebiendo de la taza de café que me había ofrecido- Sergio, me gustaría que me conocieras realmente- él me miro extrañado- porque yo de ti, lo sé todo- dije haciendo énfasis en la última palabra- sé que tus padres murieron porque los mataron, también sé que eres un mafioso y también sé que nos estáis buscando por cielo y tierra y esto a mí ya me está cansando- dije cruzándome de piernas mientras dejaba el café encima de la mesa de cristal.

-¿T…tu eres A…Ana Dómine?- dijo entrecortadamente.

-La misma, encantada de conocerte Sergio Collins, me ha encantado el café pero siento que me tengo que ir antes de que encuentre una bala enterrada en mi cabeza- dije dirigiéndome a la puerta.

-No te muevas- dijo con voz fría mientras le quitaba el seguro a la pistola- tu familia mataron a mis padres y mis tíos.

-¿Y lo bien que has vivido tu sin padres?- dije haciéndole cara.

-Cállate- bramo mientras volvía a apuntarme con el arma.

-A mí no me grites he, porque entonces sí que va a salir alguno escaldado y no voy a ser precisamente yo- dije poniendo cara de enfadada y señalándole con el dedo- además, ¿y lo bien que nos lo hemos pasado los dos juntos? Eso no nos lo quita nadie, te has acostado con alguien a quien quieres matar, ¿no es irónico?, ¿Oye a que estas esperando a matarme? Yo de ti lo hubiera hecho ya, es que me estoy aburriendo- dije mirando el reloj de mi móvil.

-Estoy esperando a que venga mi hermana para que disfrute viendo como convulsionas en el suelo y mueres- dijo sonriendo de lado.

-Pero que asqueroso eres de verdad- dije poniendo cara de asco, tenía que hacer tiempo como fuera, hasta que Alejandro localizara el coche- ¡Anda! Pero si tú tenías que darme mi regalo- dije acercándome más a él.

-Aléjate, te voy a dar de regalo un balazo- dijo riendo amargamente.

-Mmmm, eso no me gusta- dije mirando al suelo- lo siento- dije a la vez que tiraban la puerta abajo y él me miraba con el ceño fruncido.

-¿Estas bien?- dijo Alejandro posicionándose a mi lado mientras apuntaba a Sergio con la pistola, yo le sonreí y asentí- sorpresa- dijo mirando a Sergio, al poco tiempo entraron los demás, y con los demás me refiero a Kyan y Noah llevando cargado a Mario el hermano de Sergio y a Sean y Derek cargando con Daniela, al poco tiempo entraron Bea e Inma acompañadas por Alexandre, Isabella, Alessio, Mauro y Nathalie, estos últimos hicieron a Sergio ponerse de rodillas como estaban sus hermanos, saque mi arma de mi espalda y apunte a la cabeza de Sergio, Alejandro y Noah hicieron lo mismo con Mario y Daniela, nuestra pesadilla por fin se acababa.

-¿Últimas palabras?- pregunte haciendo más presión sobre la cabeza de Sergio.

-Nos vemos en el infierno- dijo sonriéndome.

-No lo dudes- dije antes de apretar el gatillo y acabar con el dolor de cabeza que llevaba desde hace semanas.

Por fin se acabó el no poder salir de casa por si aparecían, por fin se acabó poder visitar a mi familia sin miedo de que por el camino alguien me metiera un balazo entre ceja y ceja, por fin podría rehacer mi vida y ahora mucho mejor que estaba con Alejandro. 

Dispárame. (NPSA2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora