¿Sabéis que cuando nuestro cuerpo siente mucho dolor, llega un momento en el que nuestro sistema nos hace perder la consciencia para no seguir sintiendo ese dolor?
Pues a mí me había pasado eso, sí, exacto, había perdido la consciencia y no sabía cuándo iba a despertar, pero seguro que antes de entrar de nuevo al instituto mi subconsciente parece que tiene su propia alarma para joder.
‘’ ¿Me llamabas?’’
No, muérete del asco.
‘’Huy de que buen humor te vas a despertar de tu sueño reparador’’
¿Qué sueño reparador? Si me han disparado.
‘’Ya, lo he sentido, créeme’’
Bien, ahora despiértame, o en esta charla terminara corriendo sangre.
‘’Si ya está corriendo, pero bueno, despiértate ya que todos están muy preocupados por ti’’
Abrí un ojo para empezar a adaptarme a la luz solar que entraba por la ventana, por el tono de la luz se notaba que estaba amaneciendo.
Revise la habitación y me di cuenta de que era la mía de Madrid, note como se estaba moviendo la cama así que volví la cabeza y choque con los grandes ojos de Alejandro.
-Ya has despertado, buenos días preciosa- me dijo con la voz ronca, se hecho un poco hacia delante y me beso los labios- ¿Cómo te encuentras?- me pregunto incorporándose.
-Con dolor de cabeza, pero por lo demás bien- le dije con una leve sonrisa, intente incorporarme pero al impulsarme empecé a notar un dolor en el costado, me levante la camiseta que por lo que pude notar era de Alejandro, llevaba un vendaje que me rodeaba todo el cuerpo, desde por debajo de mis pechos hasta mi cintura, mire de nuevo a Alejandro que me miraba, se le notaba cansado, tenía ojeras y la barba notaria le delataba, no ha dormido mucho- ¿Cuánto llevo inconsciente?- le pregunte cuando ya me había incorporado de todo con su ayuda.
-Desde el sábado cuando llegamos a tu piso allí en Valencia, hasta hoy que es lunes- abrí los ojos como platos- te lo explicare todo- yo lo mire con una ceja alzada como diciendo (ya puedes empezar guapo)- pues te dispararon en tu casa, te dispararon los amigos del imbécil ese con el que te habías acostado, a Bea la intentaron coger pero le disparo a uno y salió corriendo, consiguió llegar a la cocina y ver el disparo, salió corriendo de la casa y llego hasta mí, como pudo me dijo que te habían disparado pero cuando ya iba corriendo hacia el apartamento vi a los dos tíos salir y a uno contigo en brazos, al que iba detrás del que te llevaba en brazos se dio cuenta de mi presencia e intento dispararme pero Bea fue más rápida que los dos y le disparo, esta vez matándolo, el que te llevaba en brazos empezó a correr pero la primera regla de la mafia es que no se le debe dar la espalda a tus enemigos, así que dispare haciéndoos caer a los dos, debes de tener algún moratón en el culo- dijo poniendo cara de diversión, la verdad es que al incorporarme en la cama no me había dado cuenta de otro dolor que no fuera el de mi costado, cuando lo mire mal decidió continuar- después de recogerte y llevarte hasta el coche nos fuimos a la casa de Alberto, te deje en la camilla y él empezó a curarte, tardo un par de horas, cuando ya estabas curada no me dejo traerte, pero al ver mi reacción me hizo esperar dos horas más, cuando ya estábamos aquí y tu seguías sin moverte, me empecé a preocupar así que deje a Bea en su casa y nos traje a los dos para acá, desde entonces estamos aquí- dijo finalizando su relato.
-Ah- dije solamente- pues ahora ya puedes ir a asearte- le dije sonriéndole.
-¿Huelo a muerto verdad?- dijo riéndose, yo hice lo mismo que él y con los dedos le dije que un poquito- ahora vengo, mientras haz lo que tengas que hacer- dijo dándome un beso en la cabeza y saliendo de la habitación.
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Dispárame. (NPSA2)
RomancePrimer disparo. Al estómago. Segundo disparo. A la cabeza. Tercer disparo. Al corazón. Segunda parte de No pienses, sólo actúa. Esta obra esta registrada en Safe Creative. Código: 1408211796207.