Segunda oportunidad.

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P.O.V. Ana.

Desperté por el sonido de la alarma de Alejandro.

-Apágala- le dije adormilada dándole un golpe en el hombro.

-Levántate- me dijo él también con voz adormilada.

-¿Y si nos quedamos en la cama todo el día?- dije estirándome y volviéndome hacia él.

-Aunque suene apetecible tenemos una misión que terminar- dijo dándome un beso en la punta de la nariz.

-No vamos a poder estar juntos en toda la mañana, ¿lo sabes no?- dije haciendo un puchero.

-Lo se nena, lo sé- dijo dándome un último beso antes de levantarse.

Me levante, no sé porque pero me sentía feliz, desde que descubrí que quería a Alejandro, me costó aceptar que pudiera querer otra vez, fue difícil saber que otra vez me ponía en peligro, pero no un peligro físico sino sentimental, me ponía en peligro porque si al terminar con esto me dejaba tenía miedo de volver a decaer como lo hice anteriormente, aunque anteriormente no estaba preparada, ahora sé lo que se siente y si Alejandro me hiciera daño sé que no sería como la última vez.

Me di una ducha rápida antes de que Alejandro se metiera en el baño, siempre que se metía en el baño tardaba la vida, parecía él la mujer. Me fui hacia el lado derecho del vestidor ya que el izquierdo estaba ocupado por la ropa de mi NOVIO, el mismo que se ha apropiado de mi cama, mi armario, mi baño, mi vida, todo. Cogí unos pantalones vaqueros, me puse una sudadera gris con el logo de Oxford en azul y mis vans azules, me peine el cabello que ya me llegaba a la cintura y era todo liso, me maquille lo justo y necesario ya que iba al instituto y no iba a seducir a nadie, cogí mi cartera y mi móvil y baje hacia la cocina donde Alejandro estaba esperándome.

-¿Vas a desayunar algo?- me pregunto Alejandro cuando entre a la cocina.

-Por las mañanas no tengo hambre- le dije cogiéndome la barriga, él me miro de mala manera y negó con la cabeza.

-Eres de lo que no hay- dijo riendo.

-Ya- dije acercándome a él para darle un beso en los labios.

Después de que Alejandro desayunara y nos despidiéramos de Lucinda, Alejandro me llevo a mi antigua casa y de ahí me fui yo sola hasta la parada del autobús. Si queríamos empezar a fingir y que nadie se diera cuenta de que las cosas han cambiado no podía llegar al instituto en el Lykan cuando ni siquiera podía conducir con diecisiete años, aunque quedara una semana para pasar los diecisiete. En cuanto me monte en el autobús me puse los cascos y con la primera canción que empezó a sonar me quede mirando a la nada y pensando en mis cosas.

Al rato por fin llegamos al instituto, me baje y me encontré con mis compañeros incluidas mis dos mejores amigas.

-¿Cómo estas Ana?- me pregunto Barbie.

-Bien, ya mucho mejor- le dije sonriente, no sabía a lo que se refería pero me lo imaginaba.

Pasamos a la primera hora, química, se me hizo corta hasta que salimos al recreo, en el recreo Sergio no paraba de mirarme así que me acerque a él para ver qué era lo que le sucedía.

-¿Qué pasa?- le dije de mala gana.

-Que quería decirte que siento mucho todo lo que ha pasado, yo quería seguir siendo tu amigo si no querías nada conmigo, pero te vi acercándote a Alejandro y no quería interferir, pero ya veo que no os volvéis a llevar bien- eso me dolió, saber que mi novio está ahí y no poder ir a abrazarlo y darle un beso sin que nos digan o nos hagan algo es algo que me destroza, pero aparte de eso estaba lo de Sergio, ha sido mi mejor amigo desde que entre al instituto, nunca me ha fallado, pienso que aunque lo haga ahora se merece una segunda oportunidad ¿no?

Dispárame. (NPSA2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora