18. Año nuevo.

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Afraid.

Lunes, 1 de enero de 2018.

(Aún madrugada de año nuevo)

Lo que pensé que sería otra de las tantas malas noches que había pasado a lo largo de mi vida, de pronto pasó a ser una velada amena que me distrajo y me aisló de pensamientos que por más que había evitado, me fue imposible alejar.

Durante muchos años de mi vida traté de alejar la culpa de mi cabeza, traté de no pensar en cuanto decepcioné a mi pequeña Ally y en cuan débil fui. Sin embargo, bastaron solo unas palabras de Elleny, para sentir que el yugo que oprimía mi pecho y que había estado ahí durante años, desaparecía.

Ella tenía razón.

Nada nos destruye más que nuestros propios pensamientos. Solo nosotros sabemos cuáles son nuestros peores miedos y puntos débiles. Sumergirnos en ellos y restregarnos ahí, solo nos empapa más de ello y engrandece nuestros miedos.

Tenemos que ser fuertes ante esos pensamientos que nos torturan. Sacudir nuestra cabeza y seguir adelante.

—¿En qué piensas? —Preguntó Elly desde el otro extremo del sillón donde nos encontrábamos hablando.

—En cuan sabía eres.

Una carcajada inundó el apartamento y reí con ella antes de cuestionarle:

—¿Qué es lo gracioso?

—Afraid, no te confundas. Créeme, si fuese sabia, no estaría aquí. Y no lo digo literalmente aquí—Señalo todo a su alrededor con ambas manos—Me refiero aquí, en este punto de mi vida.

—Tengo dos preguntas para ti.

—Tendré dos respuestas entonces.

Tomé un poco de aire y sonreí ante la pregunta que le haría. Tomaría un riesgo y aprovecharía su agraciado estado de ánimo.

—¿Qué pasta de dientes usas? Es que aún tengo tu sabor en mi boca.

Conforme mis palabras iban saliendo, iba incrementado el rubor de sus mejillas y amé ser el causante de ello.

Ella ladeó su cabeza, enarcó una de sus cejas y se encogió de hombros.

—En ese caso, supongo que uso la misma que tú. Pensé que solo a mí me pasaba.

La miré fijo por varios segundos y sonreí.

Definitivamente, eso no me lo esperaba.

Asentí y disparé mi pregunta real.

—¿Por qué razón aún no has encontrado el amor de tu vida?

Elly soltó un suspiro y comenzó a responder.

—Precisamente por eso. Creo que no se trata del amor de tu vida. Yo más bien lo definiría como el complemento de tu vida. Y para ser mi complemento, aún no he encontrado a alguien que me resulte lo suficientemente interesante.

—No lo había visto así.

—A veces sin darnos cuenta, hay muchas cosas que no vemos de la manera en que deberíamos hacerlo.

***

Al despertar lo primero que percibí fue la recia tormenta de nieve que se propagaba fuera del apartamento. Los copos de nieve repiqueteaban contra los cristales de la ventana sin parar, dando la sensación de que cualquiera de ellos lograría hacerlos estalla.

La calefacción no era del todo suficiente y caminé directo a la cocina con la intensión de preparar una taza caliente de café.

Parpadeé un par de veces cuando noté la delgada silueta de Elly parada frente al ventanal de la sala principal del apartamento. Sentí un poco de nostalgia al recordar los días en los que eso era algo normal. Los días en los que ella siempre estaba aquí.

—Buenos días, Elly.

—Son buenas tardes, pero igual para ti. —Respondió ella con cautela mientras no despegaba su vista del ventanal.

—¿Quieres un poco de café? —Pregunté mientras seguí caminando.

—Ya he preparado un poco. Te guardé suficiente.

—Debí suponerlo—dije— Eres incapaz de mantenerte tranquila.

Elly comenzó a reír y me siguió hasta la cocina.

—Debo admitirte que nunca me imaginé estar aquí, en tu casa, contigo, de esta manera y menos comenzar el año así.

—¿Así? —Inquirí mientras tomaba la cafetera y vertía un poco del contenido dentro de una taza.

—Riendo contigo.

—Un buen indicio, ¿No crees?

—¿Buen indicio de qué?

—De lo que depara nuestro año. Enero es un buen comienzo, o debería serlo.

Un poco de la alegría que irradiaba se volvió opaca y supuse que se debía a un gris recuerdo que la golpeó.

—¿Desde que hora está nevando así de fuerte? —Pregunté fingiendo interés en el clima, aún y cuando era solo una excusa para cambiar de tema.

—No sé decirte, pero ha estado así desde hace un par de horas.

—Mientras el clima este así, no puedes salir de casa. ¿Te parece bien si vemos una película?

—Es un muy buen plan.

El resto de la tarde la pasamos viendo películas, riendo y haciendo las criticas correspondientes.

Dicen que es muy difícil coincidir mentalmente con alguien, sin embargo, ella y yo parecíamos hacerlo a la perfección.

Y eso, me estaba costando caro. Muy caro. Porque evitar la tentación de querer besarla cada segundo, era un precio que no sabía si estaba dispuesto a pagar, pero me tocaría averiguar. 

Entre tu luz y mi sombra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora