Elleny.
Jueves, 16 de Noviembre de 2017.
El frío Bostoniano me abrazaba y acompañaba en mi caminata de regreso al club, luego de realizar algunas compras que me había solicitado Emma. Amaba las caminatas a plena luz del día, donde a pesar del frío, el sol brillaba en todo su esplendor haciendo relucir cada cosa que gozara de su brillo. La arquitectura de la ciudad, sumado a su ambiente tranquilo, universitario y muy al estilo europeo, me hacía siempre mejorar mi estado de ánimo por la sencillez y naturalidad que transmitía. Me recordaba que estaba viva, y eso era suficiente.
Mis botas pisaban a paso atropellado la acera y mi cabello revoloteaba sobre mi espalda. Una agradable sensación se instaló en mi pecho y sonreí, pues me sentía libre. No tener nada, ni nadie, me daba una sensación inmensa de autonomía sobre mi misma que no había sentido nunca antes. No tener nada, me daba como resultado perder eso mismo: Nada. Y entender eso, me hizo comprender que ya el paso estaba dado y que la voluntad estaba de mi parte.
Nunca más estaría ahí, recibiendo menos de lo que merecía.
Nunca ninguna relación toxica, estaría ahí comprimiendo mis pulmones y asfixiándome. Ni amorosa, ni familiar. Nunca. Nunca más.
El pasado, esas enseñanzas, nunca más me ahogarían en la culpa y los lamentos.
Sujeté con fuerza las bolsas de las compras y ensanché mi sonrisa, agradeciéndole a la vida por primera vez, durante hacía muchísimo tiempo. Agradeciéndole por esos golpes. Los golpes de decepción, de dolor, de felicidad... de suerte. Que a veces tardan, pero que llegan. Pero que chocan. Pero que te enderezan. Te impulsan. Te animan. Te ayudan... Te ayudan a ser mejor y a encontrarte a ti mismo.
Cuando visualice las puertas del club, noté a una figura corpulenta en la entrada.
Era Danger, aunque yo prefería referirme a él como "él", pues "Danger" no lo representaba en lo absoluto, más que en relación a su físico. Su verdadero nombre, era un enigma total para el resto de mis compañeros, excepto para los jefes, Petter y Emma. Claro está que nunca han dicho ni la inicial.
—Venga Elly, déjame ayudarte con eso—Se ofreció él, precipitándose hacía mi.
—Apuesto que ha sido Emma, quien te ha enviado—Respondí lo suficientemente fuerte, como para que él, quien aun estaba a algunos pasos de distancia de mi, pudiese escucharme— Pero tranquilo, créeme que puedo.
—También puedes apostar que me ha advertido que dirías eso—Esbozó una sonrisa contagiosa que no pude reprimir copiar.
—¿Y eso significa qué...?—Pregunté con cierta gracia adornando mi voz.
—Que me responsabilice en tomar cartas en el asunto—Contestó jocoso mientras arrebataba de mi mano, las cinco bolsas.
Revoloteé mis ojos y entre risas le agradecí. Era capaz de seguir cargando las compras hasta llevarlas al lugar indicado, pero eso no quería decir que no pesaran. Pues vaya que sí lo hacían.
—No puedes pasar el resto de tu vida agradeciéndome por todo Elly.
—Me temo que será así mientras sigas ayudándome como lo haces.
Se volteó, me enfrentó y noté, con mayor claridad que las veces anteriores, la diferencia de tamaño que me llevaba... ¡Joder! Sin contar como sus músculos se tensaban bajo su camiseta negra, gritando: ¡Presente! a todo vigor.
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Entre tu luz y mi sombra.
Fiksi RemajaLa vida para Elleny, empezó a perder sentido desde que era apenas una niña. Una niña que cargaba con el peso de pérdidas irreversibles y sucesos imborrables. Elleny sabía que era luz, pero su oscuro pasado tenía un propósito: Apagarla. A sus veinte...