23. Pero yo no voy a negarlo.

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Elleny.

Domingo, 14 de enero de 2018.


Decidida, asustada y ansiosa.

Llega un punto en tu vida en el cual tocas fondo, en el cual te partes en mil pedazos y solo te toca ver de que manera vas a recuperarte. Llega un punto en el que te sientes asfixiado de tanto drama, de tantos problemas, de tanta toxicidad y sientes que es momento de hacer limpieza en tu vida.

La mejor manera de limpiarte, es sacar todo lo malo de ti. Palabras, pensamientos y sentimientos. Algo así como no odiar a nadie, pero tampoco querer a cualquiera. Algo así como compartir nuestra carga con otra persona y así aligerar un poco la nuestra.

Eso era precisamente lo que estaba a punto de hacer.

—Elleny, me estas asustando. —Exclamó Afraid mientras acariciaba mi cabello.

—Te prometo que estoy bien. Solo quiero hablar contigo.

Algo en su mirada se apaciguó y asintió.

Abrió la puerta del apartamento y nos adentramos al mismo. La calefacción nos abrazó y me alegré por ello. Mi teléfono se había descargado y no tenía si quiera una mínima idea de que hora podía ser, por ello me sorprendí cuando vi en el reloj que decoraba el centro del mesón, que eran ya más de las cuatro de la mañana.

—¡Joder! —Exclamé apenada. Busqué a Afraid con mi mirada y lo observé tras de mí, mientras tomaba un vaso de agua.

—No tenía idea de que pudiese ser así de tarde. —Me excusé.

—Y yo no tenía idea de cuanto te extrañaba, hasta que te vi.

Revoloteé mis ojos y elevé una de mis cejas.

—Tú no por favor. Tú con frases clichés no.

—Siempre he dicho que las frases clichés, son cliché por una razón. Algo de cierto deben de tener.

—En parte es cierto, pero oye, yo hablaba en serio con respecto a la hora. —Reconocí.

—Yo también hablabla en serio. Te extrañaba.

Mi mente desacató cualquier orden de buen comportamiento y reprodujo en mi mente el instante en el que me insté de voluntad y plasmé mis labios sobre los de él. Mi mente volvió a hacerme sentir las mismas cosquillas que me estremecieron ese día y sentí que mi pecho se aceleró de la misma manera en que lo hizo en ese momento. Vaya mierda, mi mente casi me hace querer saltar sobre él y repetir ese instante.

Un sonido me hizo aterrizar de la nebulosa en la que me encontraba inmersa y me di cuenta de que era el teléfono de casa que estaba repicando. Afraid se apresuró a tomarlo y respondió.

—¿Sí? —Cuestionó.

Pareció no tener respuesta, pues repitió su cuestionamiento un par de veces más antes de colgar.

Recordé que me encontraba allí por una razón, sin embargo, no era hora para tocar ese tema que quería tocar. Aparte, sentía que ambos teníamos un muy buen humor como para ensuciarlo todo con mi horrible pasado. No aún.

—Vine porque tengo cosas que contarte, pero en realidad, no quiero hacerlo a estas horas.

—Entonces, me parece que es un buen momento para que veamos una película, luego irnos a dormir y mañana, hablar de eso que te ha hecho venir hasta acá.

Entre tu luz y mi sombra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora