12. Conoces más de mí que nadie.

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Afraid.

Jueves, 30 de noviembre de 2017.

Es jodidamente inquietante tener nuestra mente en algo y que nuestros pensamientos se vean invadidos por una situación que nos afecta y en consecuencia, comience a volar. Sea una persona, una actitud, un mensaje o algo por el estilo. Si nos importa, será así.

En el nuevo club que trabajaba, aparte de guardia de seguridad, era el contador. El comercio era una de mis pasiones y tenía mi licenciatura de Administración de Finanzas lista para ejercer, pero aún no había tomado la iniciativa de buscar maneras y montar mi propio negocio, pues ese era el enfoque principal. Sin embargo, en el club era yo el encargado de la contabilidad y estaba feliz por eso. Los números se me daban bien, y efectivamente, sacando los estados de cuenta, todo iba bien. Iba, hasta que vi entrar a Elleny al apartamento con sus ojos claramente hinchados producto de llorar y una actitud apagada. Para nada la luz que solía irradiar con sus saludos espontáneos y su contagiosa sonrisa. Elly solo se limitó a pasar de largo a su habitación y se encerró ahí.

Llevaba tres horas sentado en la mesa, tratando de lidiar con esa nube de incertidumbre que acechaba mi mente, en la incógnita de, ¿Qué pudo haberle pasado?

Si bien el día que la conocí y los días posteriores había visto su alma rota brotar de a través de su mirada, fue cuestión de tiempo cuando su espíritu comenzó a reflejarse mejor y mostrar a la verdadera Elleny Grayson.

Todo lo entendí la noche de acción de gracias cuando me contó el motivo que la llevó a parar a las afueras del Cosmopolitan Lounge. Ella vivía en un ambiente tóxico que la ahogaba, la asfixiaba y desgastaba. Con el pasar de los días, a medida que comenzó a desintoxicarse, empezó a brillar de una manera que nunca imaginé. Fue algo que me impresionó, pues lo asocié al proceso de una flor marchita, pues luego de que la flor está marchita, ni porque le eches toda el agua del mundo, ella va a volver a florecer. Sin embargo, Elly fue la contradicción a eso. Ella estaba marchita. Esa noche ahí sentada en la acera del Cosmopolitan Lounge, con su equipaje en las rodillas y las lágrimas goteándolo, lo estaba. Pero comenzó un proceso de retroceso en el que en vez de cada día marchitarse más, ella tomaba más vida. Y vivir bajo el mismo techo con ella y ser el primer testigo de ello... Me tenía cautivado.

El sonido de una silla siendo arrastrada, fue el que me sacó de mis pensamientos. Cuando me percaté, tenía a Elly sentada frente a mí. Quería aparentar estar normal, aún y cuando su mirada seguía irritada por las lágrimas. Ella no era una niña, ni yo fingiría serlo, por lo que decidí ser directo y evita rodeos.

—¿Qué te pasó? —Pregunté a la vez que soltaba el lapicero que traía en mis manos y la miré fijamente.

Ella correspondió mi mirada y habló.

—Hoy saliendo de la tienda vi a mi padre. Llevaba ya un mes sin verlo y fue una impresión muy fuerte hacerlo. No hablamos, solo lo vi de lejos y corrí cuando él me miró, pero aún así la carga emocional fue más pesada de lo que yo esperé. Me abrumó. Pero ya estoy bien, lo prometo. 

Quedé mudo y sorprendido ante su manera de expresarse. Mi corazón golpeteó con fuerza al darme cuenta de que realmente ella había comenzado a confiar en mí. La manera tan sincera y genuina de expresarse me lo dejó claro, y quise hacerle entender que esa confianza valía la pena.

—Sabes que siempre que necesites hablar o tengas un tema que te agobie, estaré aquí para ti Elly. Las cargas entre dos, pesan menos.

—Lo mismo te digo Afraid...—Desvió su mirada de mis ojos a los papeles que tenía frente a mí— Menos cuando se traté de contabilidad. Ese peso puedes llevarlo tú solito.

Entre tu luz y mi sombra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora