2. ¿Mamá, cómo nos haces esto?

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Afraid

31 de diciembre de 2006.


No fue así como imaginé esta noche vieja.

Abracé más fuerte a mi hermana Ally y comencé a cantarle en el oído mientras gritos y más gritos resonaban desde el piso de abajo.

Un estrepitoso sonido me puso alerta y sentí una especie de dolor e impotencia.

Dolor por mí. Dolor por mi pequeña hermana. No merecíamos pasar por ello, menos cuando el resto de las familias de seguro estaban compartiendo dichosas su felicidad a la espera de un nuevo año.

Impotencia por no poder detener aquello.

—Hermanito, ¿Todo va a estar bien?

No quería mentirle, no podía hacerlo. No a ella.

—Estamos juntos en esto Ally.

La puerta de entrada principal retumbó con fuerza en un azote como consecuencia de que fue cerrada de manera brusca. Un alivio me invadió. Los sollozos de Ally cesaron y sentí como se relajó contra mi cuerpo. Tuve un atisbo de esperanza al intuir que era Bruce quien había decidido irse. Era lo mejor. Él no nos quería y nosotros no queríamos tampoco que lo hiciera. Solo a mamá se le ocurría meter a un tipo alcohólico y violento como pareja, en el mismo hogar donde vivían sus dos hijos de cinco y catorce años recién cumplidos.

Los escalones crujieron al ser pisados como señal de que alguien subía las escaleras a paso lento.

—¿Ya se terminó? —Susurró Ally, estando aún entre mis brazos.

—Si Ally. Terminó.

—¿Y ya es año nuevo? —Preguntó mientras se alejaba un poco de mi. La observé con detalle y sonreí. Su inocencia, sus ojos llorosos y su oscuro cabello enmarañado era una combinación melancólica que justo en ese momento, me hizo saber que a pesar de mi corta edad, la amaba como no amaría nunca más a nadie en el mundo. Ella solo me tenía a mí y yo haría todo lo posible por protegerla.

Miré el reloj que adornaba mi muñeca derecha y verifiqué la hora.

—No Ally. Aún faltan diez minutos para comenzar el año 2007.

Ella me regaló una sonrisa chueca, dándome un vistazo del espacio que se formaba como consecuencia de la caída de sus primeros dientes.

—Igual voy a pedir un deseo—dijo en el momento en que cerró sus ojos.

En ese segundo la puerta se abrió y cuando esperé ver a mamá pasar a través de ella, miré fue la silueta alta y gruesa de Bruce.

¿Acaso...?

—¿Y mamá?

—¡Esa perra se ha ido! —Espetó él con notable asco mientras nos miraba de la misma manera.

—¡No le digas así! —Chillo Ally, alejándose de mí.

—¡Allison! ¡Ven aquí! —La llamé con autoridad.

—¡No me digas Allison, Afraid! ¡Sabes que prefiero Ally!

Negué con mi cabeza y comencé a ponerme nervioso por el arrebato de mi hermana. Sabía cómo lidiar con Bruce cuando se pasaba de tragos. Seguirle la corriente y hacerlo sentir como el rey del mundo, era por ahora nuestra única estrategia.

Solo necesitábamos sobrevivir una noche junto a él y ya mañana buscaría a donde ir con Allyson.

¡Solo una noche, Dios!—Supliqué en mi mente, haciendo acopio de toda la fe que pude encontrar dentro de mí.

Entre tu luz y mi sombra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora