Afraid.
Sábado, 20 de enero de 2018.
La velada que Pauline organizó, transcurrió de manera tranquila y formal. Una merecida celebración al esfuerzo y a la dedicación que día a día le ponía a su proyecto. Me sentí halagado ante su invitación, ya que más que una cena, me hizo sentir parte de ello también. Sabía que lo hacía por Elly, pero aún así, lo hacía.
Cuando todo terminó, me ofrecí a llevar a Elly a casa, ella aceptó.
Encendí la radio del carro y no reconocí la canción que sonaba, pero aún así decidí dejarla.
—No sé si es de tu agrado, si quieres puedes quitarla— le dije a mi compañera mientras me aferraba con ambas manos al volante.
—No tengo ni la menor idea de cual es, pero no está mal —Comentó ella con desdén, mientras fijaba su mirada en la ventana, detallando la costa que nos acompañaba en nuestro recorrido.
— ¿Amante del mar?—Cuestioné con curiosidad.
Una genuina risa broto de sus labios a la vez que negó con su cabeza.
—Eso no pudo estar más alejado de la realidad.
—¿Me estas jodiendo?—Pregunté a la vez que disfrutaba el olor que ella desprendÍa. Un dulce olor con el que ya estaba más que familiarizado.
—¡No! —Exclamó ella— Le tengo un pavor que ni te imaginas. Creo que en mi otra vida tuve que haber muerto ahogada en el mar. Esa sería una razón lo suficientemente sólida como para justificar el pánico que le tengo, en serio.
—Juro que no lo hubiese sospechado nunca.
—Es más— Se apresuró a decir ella. —Detén el auto, allí, junto al malecón. —Indicó, a la vez que señalaba el lugar con su dedo índice.
Se me hizo interesante la manera en como me pidió que detuviese el auto. Eso fue un poco desinhibido de su parte y me gustó la manera tan espontanea con la que se estaba desenvolviendo junto a mí. Sin duda alguna, luego de casi tres meses, Elly estaba comenzando a confiar. Y eso me gustaba.
Tal y como ella lo pidió, detuve el auto junto al malecón, en la parte asfaltada y lejana de la arena para que ella pudiese caminar con sus tacones sin sufrir algún accidente. Aunque para mi sorpresa, ella decidió desprenderse de ellos.
—Iré descalza para disfrutar de la experiencia completa— Musitó con calma mientras terminaba de desabrochar el prendedor de las mismas.
Caminamos hasta el extremo del malecón y nos quedamos en silencio ante la imponente vista que teníamos al frente. La brisa se batía fuerte sobre nosotros, más no estaba fría. Volteé a mirar a Elly y detallé con cautela el vaivén de su vestido y como su cabello intentaba imitarlo. Ella también volteó y nuestras miradas no dudaron en conectarse.
—Para mí defensa, tú también te ves patético en este momento.
—¿Y me trajiste aquí para burlarte de mi frente a la inmensidad de la costa? Eso es injustificable Elly—dije fingiendo dolor y horror en mis palabras.
Ella rió ante mis palabras y señalo un punto ciego frente a mí.
—Mira Afraid. Es allí. Ese punto entre el cielo y el mar, ¿Lo distingues? —Preguntó a la vez que me miró
Negué con mi cabeza.
—Es justo eso lo que me da pavor. El no poder distinguir que es mar y que es cielo, me genera una ansiedad horrible. Una sensación que me da escalofríos. De día se ve todo perfecto, pero de noche, eso es más de lo que puedo procesar. Además, si a eso le sumamos el hecho de cuan profundo es el mar. De cuantas cosas se esconden en sus profundidades remotas. De cuantas personas han desaparecido allí. Cuantas personas convertidas cenizas han terminado esparcidas por su superficie, guau... Son muchas razones por las cuales le tengo pánico al mar. Esas son solo algunas.
Yo me encontraba aún mirando ese punto que ella me había indicado al inicio. Ella tenía razón. No podía distinguirse donde terminaba el cielo y donde comenzaba el mar, y si, era algo inquietante. Daba una sensación un tanto extraña que era de lo más parecida a una clase de claustrofobia.
—En efecto, tienes razón. Nunca había profundizado el mar tan a fondo, ni había detallado muy bien ese punto.
—Lamento haber arruinado el mar para ti.
—Yo lo lamentaré luego, por ahora estoy disfrutando que estemos aquí.
Pasaron un par de minutos mientras nos mantuvimos cada uno en silencio disfrutando de la vista. Pude darme cuenta de que ella la disfrutaba, pues era el hecho de estar dentro del mar lo que la llenaba de miedo.
Ninguno dijo nada hasta que rompí el silencio cuando llegó el momento de irnos. Ella trabajaba al otro día y no quería que se le hiciera muy tarde.
Una vez en el auto, me sorprendí cuando aún descalza cruzó sus piernas, dejando a la vista un diminuto tatuaje en forma de elefante en su tobillo.
—No pareces el tipo de chica que lleva un tatuaje.
—Y hasta hace un segundo tú no parecías el tipo de chico que se basa en estereotipos.
—Golpe bajo Elly—Reproché—Pero en realidad me extraña y más me extraña el hecho de no haberlo visto antes.
—Quizá porqué el no dejaba verse. No te tenía confianza— Se excusó ella con gracia adornando su voz.
—El hecho de que ahora me tenga confianza me resulta... Interesante, ¿No crees?
Su risa inundó el auto y me hizo reir junto a ella.
—Puede ser Afraid. Puede ser.
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Entre tu luz y mi sombra.
Roman pour AdolescentsLa vida para Elleny, empezó a perder sentido desde que era apenas una niña. Una niña que cargaba con el peso de pérdidas irreversibles y sucesos imborrables. Elleny sabía que era luz, pero su oscuro pasado tenía un propósito: Apagarla. A sus veinte...