Se levantó de la cama y bostezó. Apenas había dormido 30 minutos.
El dolor de cabeza se había ido, y sentía que estaba casi como nuevo.
Tomó su manta y salió de la habitación con cara de sueño.
Abrió la ventana del balcón y salió a respirar algo de aire fresco. Se sentó en una de las sillas que había ahí y suspiró tranquilo.
Se quedó mirando a los autos pasar y a la gente caminar.
Krolia abrió la puerta y salió donde estaba Keith.
-Toma, te hará bien- dijo, extendiéndole una taza de café.
Keith la miró y sonrió chiquito.
-Gracias...- contestó, subiendo los pies a la silla y tomando la taza.
Dio un sorbo a la caliente bebida y la dejó en la mesita ratona.
-¿Te sientes mejor?- preguntó Krolia, sentándose junto a él.
-Físicamente lo estoy, pero emocionalmente no- contestó, escondiendo la cabeza en sus rodillas.
-Ya te dije qué tienes que hacer- dijo su mejor amiga, tomando de su propia taza.
-Lo sé...
Unos gritos interrumpieron su conversación y callaron de inmediato. Miraron hacia abajo, encontrándose con varias cabezas mirando hacia ellos.
-¡KEITH, SABEMOS QUE ESTÁS AHÍ!- exclamaron desde abajo. Eran voces femeninas.
-Mierda...- susurró Keith, escondiéndose en su manta nuevamente, esperando desaparecer-. Son fans- informó con la voz amortiguada.
Krolia se puso de pie y dejó su taza junto la de Keith. Apoyó la mano en su espalda.
-Levántate- le dijo con suavidad.
Keith suspiró.
-Estoy enfermo...- murmuró, pero salió de su escondite.
Krolia masajeó su hombro, calmándolo al instante.
-Tranquilo, vienen sólo por autógrafos. Se los das y vuelves acá. Yo voy a estar contigo.
Keith se levantó lentamente y los gritos aumentaron.
-¡KEITH, TE AMAMOS!
Ambos amigos agradecían que no podían entrar al edificio, de lo contrario eso sería un caos.
-¿PODRÍAS DARNOS TU AUTÓGRAFO?
Keith aún no respondía, además de que había desaparecido del balcón, y los fans comenzaron a alterarse.
-Baja, al menos has que formen una fila en el hall del edificio, así no sales- propuso Krolia, mirando hacia abajo antes de salir de su apartamento.
Keith dejó la manta en el sillón.
-Está bien- dijo con suavidad-, ahora voy.
Se dirigió a su habitación y cambió su pijama por ropa más presentable (jeans negros y un suéter rojo. Abajo tenía puesta su remera para dormir).
Salió del departamento con Krolia pisándole los talones y bajaron por el ascensor.
Una vez abajo, caminó hasta la entrada y abrió la puerta. Los fans (que, por suerte, eran mínimo diez) lo miraron con una sonrisa y los ojos brillando con emoción.
-Si quieren autógrafos, deben hacer fila y dejarme respirar- ordenó Keith, sintiendo sus pulmones casi sin aire.
Enseguida todos se separaron de él y formaron una fila.
Agradeció tener un fandom obediente -aunque no muy respetuoso con respecto a la privacidad- y Krolia le extendió un marcador negro.
-¿Acaso ese no es Keith?- preguntó Allura, tomando el brazo de Lance sin que se diera cuenta.
-Sí, lo es, se supone que está enfermo- contestó él, apretando los dientes.
¿Tan rápido se había curado el infeliz? O sea, ¡recién habían pasado cinco horas desde que se fue de su casa!
Miró la hora en su reloj de pulsera. 17:34 p.m.
Se dirigió hasta él tan rápido que Allura soltó su brazo, y lo encaró, parándose frente a él. Keith lo miró con una ceja alzada, ignorando la película extendida al frente suyo.
-¿Qué crees que haces?- exclamó Lance, tomándolo del suéter.
Krolia miraba todo desde dentro del edificio. Estuvo a punto de salir para sacarle a Lance de encima, pero los fans se encargaron de separarlos.
-¡MIREN, ES LANCE!- gritó una fan señalándolo, sin salirse de la fila.
Lance alejó a Keith de un empujón y chasqueó la lengua. Aquel grito volvió a ocasionar bullicio.
-¿Qué tiene de malo? Estoy dando autógrafos- se defendió Keith, firmando la película frente a él. Ignoró a su cabeza cuando pensó por qué mierda alguien tenía su película en la mochila.
Al verlo más relajado, Lance se dio cuenta que seguía enfermo por sus ojeras y los labios secos. Frunció el ceño, molesto consigo mismo. ¿En serio había pensado que Keith ya se había recuperado?
Era un estúpido de primera.
Miró a sus fans. Al parecer, ninguno se había percatado del estado de su compañero, y sólo querían su autógrafo para poder irse.
Suspiró y lo miró.
-Al menos podrías habernos dicho a nosotros también para que viniéramos a firmar. No eres el único actor en la película, ¿sabes? Podríamos ayudarte- habló Lance, cruzándose de brazos.
Keith sonrió chiquito y lo miró de soslayo.
-No esperaba despertarme, mirar por el balcón y ver fanáticos gritando mi nombre.
Lance apretó los labios y Keith dejó de mirarlo.
-Bien, ponte a mi lado y firmemos juntos- dijo con una sonrisa en el rostro.
Lance lo miró extrañado.
¿Keith había sonreído?
Espera... ¿Realmente le había sonreído a él? O quizás había sonreído al fan que tenían adelante...
Miró a la fila frente a ellos. No había ningún fan.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro y tomó el marcador que le extendía su compañero.
-Al parecer, sí cambiaste algo, Keith. Y lo hiciste muy, muy rápido.