Luego de que Keith se encerrase en su habitación, tomó una manta y se la puso encima de la espalda, escondiendo sus piernas y manos dentro de ella.
Estuvo un rato sentado en su cama, hasta que estornudó y apoyó la cabeza en la almohada. Cerró los ojos con tranquilidad, y se quedó profundamente dormido.
Lance, por otro lado, caminaba sin rumbo alguno con las manos en los bolsillos.
Chasqueó la lengua.
-El imbécil de Keith me las va a pagar. Aunque ¿en qué estaba pensando cuando dije que lo esperaba en el centro comercial?- pensó en voz alta. Pateó una pequeña piedra que había en la calle, sin levantar la mirada de sus zapatillas.
-Eso dolió, Lance- dijeron enfrente de él.
Frenó en seco y alzó la vista.
La piedrita había aterrizado en la rodilla de Allura, quien venía caminando del lado contrario al que Lance caminaba.
-¿Allura?- hizo una mueca-. Discúlpame, no te había visto. ¿Te lastimé?- preguntó, acercándose a ella con un poco de preocupación. Aunque pensaba que sería imposible haberle hecho mal porque había pateado la piedra sin mucha fuerza, pero quizás estaba errado.
-Estoy bien, sólo estaba exagerando- contestó la chica, acomodando su cabello blanco detrás de su oreja y riendo. Se sentó en el banco más cercano a ellos e hizo unas pequeñas palmaditas a su lado-. Ven.- Lance caminó hasta ella y se sentó-. ¿Qué haces caminando solo? Digo porque, generalmente, andas con gente, y si vas solo estás... de buen humor.
Lance se encogió de hombros y clavó la mirada en los juegos del parque frente a ellos.
-Nada, recién salí de la casa del imbécil de Keith. Ya estoy harto. No sé por qué me molesto en intentar entablar una amistad con él- contó frunciendo el ceño.
Escuchó a Allura suspirar.
-Ambos sabemos que Keith es frío. Pero eso es lo que quiere aparentar. Si lo conoces, te darás cuenta de que por dentro no lo es. Le cuesta relacionarse con la gente. Debes darle algo de tiempo. No para todos es fácil hablar con las personas o entablar relaciones- respondió con suavidad, poniendo una mano en la espalda de Lance. Él ni se inmutó-. Además, yo voy a estar para ti si algún día lo necesitas. Sabes que puedes contar conmigo- agregó.
Lance sonrió chiquito.
-Gracias. Sinceramente ahora necesito un amigo con quien pasar el tiempo. Ya sabes, Pidge está muy concentrada con Shiro; Hunk está ocupado horneando para quién sabe qué; y Keith...- suspiró-... Bueno, ya lo mencionamos antes. Sólo me quedas tú- contestó, levantándose del banco y parándose frente a ella. La chica lo miraba con amabilidad, como siempre miraba a todo el mundo. Lance sonrió ladino-. ¿Quieres ser mi compañera de "aventuras"?
Allura sonrió abiertamente. Una sonrisa muy bonita, sin lugar a dudas.
-Pues claro que sí- contestó, riendo y levantándose del banco-. ¿Adónde quieres ir?
Lance miró alrededor.
-Quisiera irme de este país, pero eso no es posible ahora- dijo encogiéndose de hombros. Allura rio y Lance sonrió-. ¿Qué tal si vamos a tomar algo? Yo invito.
Allura asintió.
-Está bien, vamos.
Caminaron hacia la cafetería más cercana, hablando de cosas triviales y discutiendo sabores de batidos.
Mientras caminaban, se toparon con Pidge y Shiro, tomados de las manos.
-¿Qué hacen por aquí?- preguntó Lance, rascándose la nuca.
Pidge sonrió.
-Recién salimos de lo de Keith. No pudimos despedirnos de él, se encerró en su cuarto y se durmió, según dijo Krolia- contestó, abrazando el brazo de Shiro.
-¿Quieren venir a tomar un batido con nosotros?- preguntó Lance-. Yo invito.
Pidge alzó el mentón y miró a su novio.
-¿Qué opinas, Katie?- preguntó el mayor, poniendo una mano sobre la cabeza de ella.
La chica sonrió y miró a su amigo.
-Vamos.
Y los cuatro siguieron caminando hasta la cafetería, riendo y hablando de diferentes cosas.