Al volver del supermercado, Krolia soltó de repente las bolsas que traía consigo al ver a Keith acurrucado en el sillón con la casa en completo silencio.
Se acercó a él y, cuando sus ojos morados la miraron, preguntó en un tono de molestia:
-¿Dónde está?
-Se fue- respondió Keith, juntando sus piernas y escondiendo su cabeza entre sus rodillas.
Krolia apretó los labios.
-¿Por qué eres así, Keith?- preguntó suspirando, y volvió a tomar las bolsas para llevarlas a la cocina.
-Tú sabes por qué soy así- contestó, soltando sus piernas, sentándose en el sillón y poniéndose rápidamente de pie, lo que le provocó un mareo y volvió a sentarse.
Krolia dejó las bolsas en la cocina y luego se acercó a él con las manos en la cintura. Keith suspiró y se miró los muslos.
-Keith- murmuró Krolia, agachándose frente a él-, si en verdad lo amas...- Keith frunció el ceño pero no negó sus palabras. Ella sonrió chiquito: después de meses de rodaje, al fin lo había aceptado-... deja de tratarlo como basura. Si sigues así, él se alejará de ti.
Keith suspiró y se pasó las manos por los ojos, aún cabizbajo. Krolia supo que estaba llorando .
-Ahora se supone que tenemos una "cita" en 3 días- contó Keith, sin dejar de taparse los ojos-. Voy a volver a arruinarlo. Lance dijo que me superaba en algo y que era en actitud. A decir verdad, me supera en todo y no lo acepto, porque soy tan estúpido que hasta me peleo con él por aquella tontería.
Krolia le acarició el contorno de la mejilla con ternura.
-¿Lo ves? Si quieres evitar que siga superándote debes cambiar, por ti y por todos. No puedes andar tratando a todos para la mierda. Sólo vas a lograr que se alejen de ti.
-Lo sé- contestó Keith con voz gangosa-, pero no lo puedo cambiar. Es muy difícil, y más para una persona como yo...- alejó las manos de sus ojos y juntó las piernas contra su pecho, haciéndose una bolita.
Krolia tomó asiento a su lado y lo abrazó. Él escondió la cabeza entre su hombro y su cuello y ella le acarició el pelo.
-Para algo estoy aquí, ¿no?- susurró, concentrada en el abrazo.
Keith la abrazó más fuerte.
Estuvieron así un buen rato. Hasta que tocaron el timbre.
Se separaron y Krolia se levantó de repente, tomó su llave y se dirigió a la puerta. La abrió y vio a Omar, a Pidge, a Shiro y a Hunk de pie frente a ella.
Miró alrededor, pero no había señales de Lance.
-¡Hola! Pasábamos para ver cómo seguía Keith. No lo vimos desde anoche y nos preocupaba su salud- explicó Omar.
Krolia se hizo a un lado, sonriéndoles con cordialidad.
-Pasen, voy a preparar café- respondió.
Todos la saludaron de un beso en la mejilla e ingresaron al apartamento. Keith se había tapado hasta la cabeza con una manta del sillón y se había vuelto a hacer una bolita, acostado, con la mirada fija en la televisión apagada.
Pidge suspiró y se acercó a él. Shiro fue detrás de ella pisándole los talones.
-Ey, Keith, ¿cómo te sientes?- preguntó la chica, sonriéndole.
Keith no la miró.
-Bien- contestó.
La chica dejó una caricia en su pelo y le dio un beso en la sien, alejándose para dirigirse hasta la mesa del living.
Shiro se lo quedó mirando y se sentó en el sillón, con cuidado de no aplastar los pies de Keith.
-¿En serio estás bien?- preguntó.
Keith asintió.
-Sólo tengo fiebre.
Krolia era la única que sabía que Keith estaba enamorado de Lance. Ni siquiera Shiro, que era su mejor amigo, lo sabía. Keith había preferido no contarle ya que él hablaba tanto que era posible que se le escapara delante de los chicos del set, o, peor aún, delante de Lance. Como no quería eso, decidió ocultárselo a todos menos a su mejor amiga.
Se levantó del sillón con lentitud, se sacó la manta y se dirigió a su recámara. Shiro se lo quedó mirando, atento a todos sus movimientos.
-Lo siento, comenzó a dolerme un poco la cabeza. Voy a recostarme- informó en el trayecto, cerrando la puerta detrás de él.
Los presentes quedaron en silencio y Shiro suspiró, yendo hasta al lado de su novia.
-¿De verdad está bien?- preguntó Hunk, tomando asiento en una de las sillas de las puntas.
Krolia asintió, dejando la cafetera en la mesa.
-Sí, sólo necesita algo de tiempo- contestó, volviendo de la cocina con comida en las manos.