Los tres se dirigieron al carrito de helados. Lance pidió un helado de chocolate, Keith de vainilla, y Allura de frutilla.
Caminaron por el parque mientras tomaban sus respectivos helados y hablaban. Lance iba en el medio, mientras que Keith y Allura estaban cada uno de un lado.
-¿Quieres?- preguntó Lance a Keith, extendiéndole su helado.
Keith le sonrió, asintió y pegó un mordisco. Le extendió su helado y Lance hizo lo mismo.
-¿Quieren probar el mío? Está muy bueno- comentó Allura, extendiendo su helado hacia Lance.
Él agarró su cuchara y robó un poco, mientras que Keith negó cuando ella le preguntó si también quería probar.
-¡Está muy rico! -dijo Lance, y Allura le sonrió, volviendo a lamer su helado.
Se había sentido mal al ver que Lance había tomado su cuchara para probar el helado en vez dar un mordisco como había hecho con Keith. Frunció el ceño y se movió al lado de Keith. Tenía un plan en mente.
Se pegó a él, empujó su brazo izquierdo (el que llevaba el helado), e hizo como que le había tirado la crema helada a la remera.
-¡Mierda!- gritó, soltando el vasito con lo que quedaba de su helado. El piso se manchó de helado de frutilla.
-¿Qué pasó?- preguntó Lance, frenando en seco, soltándole la mano a Keith.
Él también frenó y clavó sus ojos en Allura, dándose cuenta de que había hecho esa escena a propósito.
-Toma- dijo Lance, sacando las servilletas que había agarrado del carrito de su bolsillo.
Se las extendió y Allura las agarró.
-Gracias... -respondió, mirando su ropa con lástima. Suspiró-. Esta remera era nueva... -volvió a suspirar, lamentándose-. Soy una tonta.
-Lo eres-pensó Keith, cruzándose de brazos y mirándola con furia.
-Pero ¿cómo se te cayó? -preguntó Lance, rascándose la nuca.
-Yo me moví al lado de Keith, él movió el codo y me tiró el helado -explicó, limpiándose la remera.
Keith abrió los ojos como platos y apretó su vasito de telgopor, haciendo que se rompiera y dejara caer el poco helado derretido que había dentro al suelo.
Cayó en cuenta de que Lance le creería a él y no a Allura.
-¿Por qué hiciste eso, Keith? -preguntó Lance, encarándolo.
Keith lo miró furioso.
-¡Me está echando la culpa de algo que no hice! -contestó.
Allura resopló.
-Pff, sí, claro. Keith, el mundo no gira alrededor de ti.
Keith la miró con los ojos entrecerrados y Lance suspiró.
-Keith, ¿por qué hiciste eso?
Recordó que su novio era idiota y volvió a fruncir el ceño.
-Fue un accidente- respondió con los dientes apretados, conteniendo las ganas de echarle todo tipo de insulto en la cara a Allura.
-Qué contradictorio -murmuró ella por lo bajo, bajando la cabeza hacia la pequeñísima mancha de vainilla en su remera rosa.
-Está bien, ya está -murmuró Lance, acariciando la nuca de su novio. Gracias a las películas, sabía que eso lo relajaba.
Los músculos de Keith se relajaron pero la mirada recelosa no desapareció de sus ojos.
Allura resopló, tirando la servilleta a un cesto de basura detrás suya.
-Bueno, creo que debería irme. Se arruinó la salida- dijo finalmente. Lance abrió la boca para protestar pero ella agregó un-: Quiero cambiarme la remera y ya quiero irme a casa.
Lance la miró insistente.
-¿Ya quieres irte? Vamos, quédate un ratito más -suplicó, acercándose a ella. Keith dejó sus pies clavados en el piso.
Allura miró a Lance a los ojos y su rostro se relajó.
-Está bien. Me quedaré un ratito más, sólo porque tú me lo pides- respondió, sonriendo ladinamente.
Keith entrecerró los ojos y se cruzó de brazos.
-Deberías haberte ido. Era tu oportunidad-pensó, viendo la expresión triunfal de Allura.
Volvieron a caminar los tres. Lance aún conservaba su helado (aunque estaba derretido), así que lo compartió con Keith, ignorando que a Allura se le había caído.
Estuvieron caminando un buen rato, hasta que Allura se hartó de ser ignorada y comenzó a despedirse.
-Bueno, chicos -dijo cuando frenaron-, estoy súper incómoda con la remera sucia -miró al cielo-. Además, ya se está haciendo tarde- dijo, rascándose la nuca.
Lance sonrió chiquito.
-Está bien, ¡nos vemos!- respondió, saludándola con la mano.
Keith se limitó a sonreír de oreja a oreja, con alegría fingida, sólo cuando Lance lo miró para que se despidiera de ella.
Cuando ella empezó a caminar hacia su casa, Keith se soltó del agarre de Lance y se aproximó a Allura en grandes zancadas.
-Allura- la llamó, haciendo que la chica frenara en seco. Se paró frente a ella. Sus ojos estaban vidriosos-. Allura -repitió-, deja de intentarlo. Lance ya es mío.
Allura resopló.
-Lo dices como si fuera un objeto.
Keith sonrió ladino.
-Tú entiendes mejor que nadie. Tú lo tratas como un objeto. Estoy hablando tu idioma.
Ella lo miró con furia.
-¿Te crees que no lo sé? -contestó, mirandolo a los ojos. Ambos se miraron en silencio, aunque el único ruido era el de sus pensamientos-. Me dan muchísima envidia, de verdad, Keith. Además de que también me gusta Lance... -sollozó-. Ahora comprendo que son la pareja perfecta y que no hay lugar para mí.
-Bien, solo quería dejarte las cosas claras- respondió Keith, dándose media vuelta y regresando con su novio-. Nos vemos.
Allura se quedó callada y Keith le sonrió a Lance cuando él lo miró feliz.
A pesar de que Allura estaba llorando, Keith no se ablandó y la ignoró, dejándola con los sentimientos a flor de piel.
-Aunque sea ahora va a estar en su casa-pensó, entrelazando la mano con Lance y recibiendo un beso en su mandíbula-.Ahí nadie va a molestarla.