Capítulo 5: Might Guy y cumpleaños

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El rubio estaba entrenando solo en un campo de entrenamiento cerca de la torre Hokage, ya que los hermanos Uzumakis estaban dando un paseo por la aldea para conocerla más. Notó una prescencia, y como no tenía malas intenciones hacia él, lo dejó estar por un rato. Pero ya era suficiente, y Naruto le pidió que salga.

-Mi nombre es Might Guy, la bestia verde de Konoha.- se presentó el hombre de grandes cejas y corte de tazón. Naruto lo conocía, ya que ese individuo era catalogado como el mejor usuario de Taijutsu que existe.

-Soy Naruto Uzumaki, y quería saber que te puedo ofrecer.- dijo el rubio.

-Estaba pasando por aquí, y ví tus grandes habilidades en Taijutsu. Te vine a ofrecer entrenamiento en ese área.- dijo Guy.

-Si insistes...- dijo el ojiazul, y comenzaron el entrenamiento.

Naruto estaba casi sorprendido por el método de entrenamiento. El hombre de grandes cejas le ponía pesas en los tobillos con un peso ridículamente enorme, y el rubio tenía que darle 20 vueltas a la aldea corriendo y 10 vueltas corriendo con las manos. Luego hacía tres series de 1000 abdominales, 1000 sentadillas y 1000 flexiones de brazos.

Un día conoció a un chico que era un calco de Guy pero más joven. Su nombre era Rock Lee, y junto a su sensei gritaban cosas acerca de las llamas de la juventud.
Un día, Might llamó a Naruto para hablar seriamente.

-Lo que te voy a enseñar hoy es un Kinjutsu, que está catalogado así por el daño que le inflinge al usuario de la técnica...- explicó el cejotas.

-¿De qué jutsu hablas?- preguntó el ojiazul.

-Hoy te enseñaré a abrir las puertas internas.- dijo el hombre, y Naruto asintió. El abuelo le había hablado un poco sobre la técnica, y de lo poderosa y peligrosa que era.

Al cabo de un mes, el rubio podía abrir 4 puertas, además de poder usar el Loto primario y el Loto escondido. A esto se le agrega el "Konoha Senpuu", técnica en la cual el usuario golpea con una patada en forma de remolino a su rival.
Pasaron 11 meses, y Naruto podía abrir las 8 puertas, aunque si usaba la octava, quedaba con algunos huesos rotos. Él usó el chakra del Kyubi para poder regenerar los daños provocados por la octava puerta, pero aún no era suficiente. Es por eso que solamente la abriría en caso de emergencia.

Naruto se levantó el 10 de octubre en su habitación, pero no sabía qué día era. Fue sorprendido cuando tocaron la puerta, y al abrir se encontró con Hiruzen, que traía un regalo en sus manos.

-¡Feliz cumpleaños, Naruto!- felicitó el viejo mono, abrazando a su nieto.

-Gracias, abuelo.- dijo el chico, y ambos desayunaron allí.

-Este es tu regalo.- dijo el Sandaime, entregándole un pequeño paquete a Naruto. Él lo abrió y se encontró una cadena de oro, y en el centro una forma de llama qie contenía un rubí con la misma forma.

-Te pasaste, abuelo. Gracias.- dijo el chico, abrazando al Sarutobi, que se fue de la residencia Namikaze.

Los gemelos entraron por la puerta y felicitaron al rubio, para luego entregarle sus regalos.
Hitomi le dio una musculosa blanca con el símbolo Uzumaki de color rojo en la espalda, y Rin le regaló unos pantalones ANBU negros y 10 shurikens de metal conductor de chakra.

-Gracias, chicos.- dijo el ojiazul, abrazando a los que consideraba sus hermanos.

-¡Hay que festejar!, ¿Qué te parece si almorzamos en Ichiraku y a la noche hacemos una fiesta?- preguntó emocionada la pelirroja.

-Iremos a Ichiraku, pero no haremos la fiesta.- dijo Naruto.

-¿Por qué?- preguntó cabizbajo Rin.

-Debo ir a la casa de Sasuke, ya he arreglado con él...- dijo el ojiazul.

-Pues sí que eres amigo de ese chico...- dijo Rin.

-Es cierto. Desde que te juntas con él, cada vez se vuelve más amistoso...- dijo Hitomi, a lo que Naruto asintió, y todos se fueron a entrenar.

Luego del entrenamiento, se fueron a Ichiraku y comieron muchísimo Ramen. Pasado el almuerzo, volvieron a entrenar y a la noche, Naruto se preparó para irse.

-Hay carne y arroz en el refrigerador, me tengo que ir, sino llegaré tarde...- dijo el rubio, despidiéndose de los hermanos y yéndose al barrio Uchiha, que estaba casi por completo desolado.

Llegó a su destino, una mansión de estilo Japonesa y bastante bella. Tocó la puerta y fue recibido por Mikoto Uchiha, madre de Sasuke, azabache de ojos negros y un tanto pálida, que vestía un delantal de cocina.

-Hola Naruto, Sasuke se está vistiendo, en un momento termina. Pasa, por favor.- pidió la matriarca, y Naruto entró al hogar.

Vio que un hombre castaño de ojos negros, que vestía el traje Jounin sin el chaleco estaba sentado en la mesa, con cara estóica. Él era Fugaku Uchiha, padre de su mejor amigo. Al parecer, los rumores de que Itachi mató a todos menos a su hermano eran mentira, ya que sus padres seguían vivos.

-Tú debes ser Naruto, es un gusto conocerte.- saludó el hombre, y le indicó al ojiazul que tome asiento.

-Señor Fugaku, señora Mikoto, ¿Me pueden decir algo de Minato y Kushina?- preguntó el chico, y los dos Jounin se sorprendieron, pero luego se ablandaron.

-Kushina era alegre e hiperactiva, pero era muy temperamental también...- dijo Mikoto con una sonrisa nerviosa por recordar a Kushina enfurecida.

-Minato era un hombre calmado, un poco alegre a veces y tenía una capacidad de liderazgo superior a los demás, además de ser uno de los prodigios más grandes de la historia.- dijo Fugaku nostálgico, mientras recordaba al Yondaime.

-Cuando te veo, miro a Minato mucho más joven, pero con algunos rasgos de Kushina...- dijo Mikoto, y el rubio les agradeció.

Sasuke entró en el comedor y saludó al ojiazul, y la matriarca sirvió la comida: Dango.
A Naruto le gustaba bastante esa comida, pero no exageradamente.
Luego de la comida, el heredero del clan Uchiha le dio una caja envuelta.

-Es por tu cumpleaños.- indicó Sasuke, y el rubio lo abrió. Vio que eran unas cuchillas, parecidas a las que porta Asuma Sarutobi.
-Son de metal conductor de chakra, además de que es muy difícil romperlas.- señaló el Uchiha.

-Muchas gracias.- dijo Naruto, chocando puños con su amigo.

Pasada una hora, el ojiazul se estaba por ir, pero fue detenido por Mikoto.

-¿Pasó algo, señora Mikoto?- preguntó el rubio.

-Estoy segura de que estás al tanto sobre el zorro, así que espero que lo puedas controlar.- dijo la matriarca, y se despidió del chico.

Al día siguiente, Naruto tendría el examen de graduación en la academia, por lo que debía dormir bien.

El Legado del Rayo AmarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora