El Legado del Rayo Amarillo

Capítulo 26: La calma antes de la tormenta

Naruto, Sasuke, Juugo, Karin y Suigetsu llegaron a la aldea, y fueron directamente a la Torre Hokage. Tsunade los recibió, y le preguntó a Naruto quiénes eran los que lo acompañaban.

-Supongo que conoces a Sasuke. El pelinaranja es Juugo, la chica es Karin Uzumaki, y el último es Suigetsu Hozuki.- presentó Naruto, y los mencionados hicieron una reverencia a la Godaime.

-Juugo y Suigetsu pueden vivir en la casa de Zabuza. Karin debería ir contigo, Naruto.- propuso la rubia, y todos asintieron.

Sasuke fue directamente a su casa, y el rubio les mostró la aldea a los nuevos. Luego de dejar al peliblanco y Juugo en la casa de Zabuza, condujo a Karin a la residencia Namikaze.

Ambos entraron a la casa, y todos estaban desayunando. Presentó a su prima lejana, y luego la dejó en su nueva habitación para que acomode sus cosas.

Naruto se sentó a desayunar, y unos minutos después se les unió Karin.
Todos estaban comiendo tranquilamente, hasta que alguien toca la puerta. El Uzumaki rubio la abrió, y resultó ser Jiraiya.

-Necesito hablar contigo a solas, vamos a la terraza.- dijo serio el peliblanco, y ambos subieron al techo de la casa.

-¿Qué ocurre?- preguntó el ojiazul.

-¿Recuerdas que te conté una vez sobre una organización criminal cuyos integrantes eran renegados de clase S, y que su objetivo eran los bijuus?- preguntó el Sannin.

-Sí, ¿Qué pasa con ellos?- preguntó el rubio.

-Ya terminaron sus preparativos, y se están preparando para cazar a los Jinchurikis.- anunció el peliblanco.

-Osea que enviarán muchos de sus integrantes a invadir la aldea...- complementó Naruto.

-Tranquilo, conozco la identidad de la mayoría de sus integrantes, así que se pueden preparar para una hipotética invasión...- dijo Jiraiya.

-Procede.- pidió el ojiazul.

-El primero es Itachi Uchiha, usuario del Mangekyou Sharingan. Creo que sabes sobre él, así que no hace falta hablar mucho.
Luego está Kisame Hoshigaki, dueño actual de la Samehada. Su espada roba el chakra de su oponente y se lo dá al portador, además de que desgarra.
El siguiente es Deidara Kamiruzu, usuario del Bakuton, elemento explosivo. Moldea arcilla con las bocas de sus manos y crea esculturas, y con un sello de mano puede hacerlas explotar.
También está Sasori de la arena roja, el mejor titiritero del mundo, un hombre con bastantes secretos y que se oculta bajo un títere suyo.
Luego está Hidan el inmortal. Básicamente, no puede morir, pero no posee ninguna regeneración, y depende de su compañero para poder volver a tener las partes de su cuerpo unidas. Si lame una gota de la sangre de su enemigo y permanece en un círculo de esa sangre, todo el daño que le produzcan será transmitido al dueño de la sangre que consumió.
El otro es Kakuzu, otro casi inmortal. Roba los corazones de sus oponentes, y solo puede tener 5 a la vez. Está relleno de hilos negros debido al uso de un Kinjutsu, y puede volver a atar las extremidades que se le caen. Él es el compañero de Hidan, y forman la dupla inmortal.
Faltan 4 integrantes, pero desconozco sus identidades.- informó Jiraiya.

-Eso es mucha información... te lo agradezco, viejo pervertido.- dijo Naruto, haciendo enojar al Sannin.

-¡¿Cuántas veces tengo que decirte que debes tratarme con el debido respeto?!- preguntó a los gritos el peliblanco.

-Si eso es todo, iré a terminar mi desayuno...- dijo Naruto.

-¡Espera! Debemos preparar un entrenamiento. Supongo que tenemos 6 meses antes de la llegada de Akatsuki a Konoha.- dijo el Sannin.

-Dime qué tienes en mente.- dijo el rubio.

-Tsunade puede enseñarle a Karin, Yugito e Hitomi la palma mística y demás técnicas. Yo podría enseñarles Ninjutsu a Killer B y Rin, y Zabuza le enseñaría Kenjutsu al Jinchuriki del Hachibi.- sugirió el peliblanco.

-Creo que eso estará bien.- dijo Naruto.

-¿Y tú qué harás?- preguntó el Sannin.

-Debo ir a revisar las ruinas Uzumaki, hay algo que debo ir a ver...- dijo el rubio, que se fue a terminar el desayuno.

Tsunade llegó a la residencia Namikaze a la tarde junto con Jiraiya, y les explicaron el plan de entrenamiento a los Jinchurikis y Karin.

Naruto fue al campo de entrenamiento, y allí se puso a meditar. Pasaron varios minutos en los que el rubio estaba concentrado profundamente, pero hizo un movimiento. Juntó ambas palmas de sus manos, y luego las apoyó en el suelo. Un tallo marrón salió del suelo, y comenzó a crecer alborotadamente. Cuando Naruto abrió los ojos, había un árbol de tamaño considerable en frente de su cara.

-¿Cómo...?- preguntó Kurama, pero detrás de él sintió a alguien.

-Le hemos dado un poco de nuestro chakra a Naruto.- dijo el Yonbi, recibiendo un asentimiento del Ichibi, Nibi, Gobi y el Hachibi.

-Shukaku, Matatabi, Son Goku, Kokuo, Gyuki...- murmuró sorprendido el Kyubi. Pero luego recordó el plan que su Jinchuriki había creado para poder dominar el Mokuton.

-Por fin he logrado dominar un poco esto...- murmuró Naruto, que siguió practicando la combinación de chakra Suiton, Doton y Yang.

Mientras tanto, Sasuke había llegado a su casa, y cuando abrió la puerta se encontró con sus dos padres que estaban tomando té.

-Madre, padre...- saludó el Uchiha.

-Supongo que tienes algo que decirnos...- dijo Fugaku, haciendo suspirar un poco a su hijo.

-Lamento haberlos preocupado...- dijo el azabache, mirando hacia otra parte.

Mikoto se paró de su asiento y abrazó a su hijo con lágrimas en los ojos. El chico correspondió al abrazo, y Fugaku se les unió. La puerta sonó, y de ella apareció Tsunade.

-Sasuke, debo decirte algo importante...- dijo la rubia.

-Sí, Hokage-sama.- dijo el azabache.

-Debido a tu buen desempeño como espía en la base de Orochimaru, te proclamo como Chunin de la aldea de la hoja.- declaró la ojimiel, dándole un chaleco verde clarito.

Sasuke fue a su habitación, y se puso un atuendo negro como el de Naruto y una tela celeste con el símbolo del clan Uchiha en la cintura, al estilo Asuma. Se puso el chaleco Chunin y la bandana de Konoha en la frente, y luego volvió con sus padres.

-Te quedaría mejor el chaleco Jounin...- murmuró Fugaku, que recibió un golpe en la cabeza por parte de su esposa.

-¡Debes felicitarlo!- gritó furiosa la mujer, y todos riéron.