El Legado del Rayo Amarillo

Capítulo 23: Cita

Los 8 llegaron a Konoha, y se dirigieron a la torre del Hokage. Kimimaro se había despertado, y le explicaron que tenía la opción de quedarse en la aldea de la hoja, propuesta que aceptó.
Llegaron con Tsunade, la cual preguntó por Sasuke y por la identidad de los dos nuevos.

-Él es Kimimaro Kaguya, y ella es Tayuya Uzumaki.- dijo el rubio.

-El chico puede quedarse con Zabuza y los demás. Tayuya, tendrás que vivir con Naruto.- dijo la Godaime, y los dos nuevos recibieron una bandana de Konoha.

Serán Genin de Konoha, aunque no tendrán un equipo específico por ahora. Todos a excepción de Naruto se fueron, y él le explicó a la Sannin que el Uchiha sería un agente de konoha en las bases de Orochimaru.

-Fue una gran idea, él no sospecharía nada de él...- murmuró Tsunade.

-Cambiando de tema, me iré de la aldea por dos años y medio con mi invocación. Debo aprender muchas cosas de ellos...- advirtió Naruto.

-Ahora te preparo el permiso.- dijo la Senju, firmando y sellando unos papeles.

Naruto tomó la autorización y la presentó en las puertas de Konoha.
Se iría en una semana, así que aprovecharía para divertirse un poco.
Estaba caminando por Konoha, y por no estar comcentrado en el camino se chocó con alguieny cayeron al suelo

-Lo siento, no iba mirando...- dijo Naruto.

Pero luego vio que era Yugito, y ambos se sonrojaron por la pose en la que quedaron.
La Jinchuriki del Nibi estaba recostada sobre el rubio, apretando sus pechos contra los pectorales del ojiazul, que le sostenía las caderas con ambas manos.

Luego de darse cuenta, se pararon del suelo y se disculparon.

-Yugito, en una semana me voy de viaje por mucho tiempo, ¿Quieres ir a cenar hoy a la noche?- le preguntó el rubio.

-¿Es una cita?- preguntó tartamudeando la chica, que estaba un poco sonrojada.

-Bueno, si lo quieres llamar así...- dijo avergonzado el Uzumaki.

-Entonces sí, estaré lista a las 8pm.- dijo sonriente la rubia, que le dio un beso en la mejilla al ojiazul.

Naruto se quedó embobado por un tiempo, hasta que se dio cuenta que Yugito había desaparecido.
Regresó a su casa y se encontró con Hitomi.

-Si yo te invito a una cita, ¿A dónde te gustaría ir a comer?- le preguntó el rubio, y la ojivioleta se sonrojó.

-Somos primos lejanos, no podemos...- dijo avergonzada la pelirroja.

-Ah, no, no haríamos eso... solo te pregunto porque no se a dónde llevar a Yugito...- dijo un poco avergonzado el ojiazul.

-Ya veo, a ella le gusta el Dango. Puedes llevarla a varios lugares de esa comida que están en el centro de Konoha...- dijo un poco aliviada Hitomi.

-Muchas gracias, nos vemos luego.- dijo Naruto, saliendo a caminar.

Reservó una mesa para dos en el local de Dango más lujoso que encontró, que quedaba muy cerca de las atracciones de la aldea. Regresó a su casa y se puso una camisa negra con botones naranjas y el símbolo Uzumaki en la espalda. Tenía unos pantalones negros al igual que sus sandalias.

Llegó la hora de la cita y esperó en la puerta de su casa a Yugito. Ella salió de su habitación con una camisa de estilo kimono de color lila que le enmarcaba el escote, unos pantalones negros y unas sandalias del mismo color.

-Te ves... muy bien...- murmuró el rubio un poco sonrojado.

-Gracias. Esa camisa arremangada te queda bien...- dijo un poco sonrojada la rubia.

-Reservé una mesa en un local de Dango, ¿Te parece bien?- dijo el ojiazul.

-Está perfecto, esa es mi comida favorita.- dijo sonriente Yugito.

-Entonces vamos yendo.- dijo el Uzumaki, abriéndole la puerta a la chica.

Ambos llegaron al restaurante, y pidieron tres palillos de Dango y dos refrescos.
El resto de la cena transcurrió normalmente, y se la pasaron hablando de temas triviales.

-¿Quiéres ir a las atracciones?- le preguntó Naruto, mientras pagaba la cuenta.

-Me encantaría.- dijo alegre la rubia.

Los dos salieron de la tienda y se fueron a divertirse.
Primero, Naruto vio un puesto de lanzar una pelota y derribar todos los vasos, y como recompensa había peluches.

-¿Quiéres ese oso enorme?- le preguntó Naruto.

-¡Sí, por favor!- gritó Yugito con estrellitas en los ojos.

-¡Una, por favor!- le pidió el rubio al dueño del puesto, dándole 5 Ryos por una bola.

Naruto la lanzó, y derribó todos los vasos.

-Elijan un premio.- dijo el viejo, y el ojiazul le indicó el oso de pelucje grande.

-No puedo llevarlo...- murmuró la rubia, que apenas podía caminar mientras cargaba el osito de su mismo tamaño.

-Lo sellaré.- dijo el Uzumaki, sellando el peluche en el sello de su antebrazo.

Siguieron paseando por Konoha, disfrutando de las atracciones de la aldea.
Estaban de camino a la residencia Namikaze, mientras reían por lo bien que la pasaron.

-La he pasado muy bien. Gracias poe invitarme a salir, Naruto.- dijo con una sonrisa la rubia.

-Yo también me he divertido mucho contigo...- dijo el ojiazul, abrazando de la cintura a la Jinchuriki del Nibi. Ella se sonrojó un poco, y se frenó cuando llegaron a una calle poco transitada.
-¿Pasa algo?- preguntó confundido el rubio, pero fue sorprendido por un beso en los labios.

Él correspondió al beso que le dio Yugito, abrazándola por la cintura. La Jinchuriki del Nibi rodeó con sus brazos el cuello del ojiazul, y se besaron con pasión y ternura durante los 5 minutos más lindos que cualquiera de los dos haya vivido nunca. Se separaron para tomar aire, y ambos estaban muy sonrojados.

-Te amo.- dijo Yugito.

-Y yo a tí.- dijo Naruto, dándole un pequeño beso en los labios.

Llegaron a la residencia Namikaze cerca de la medianoche.

-Hitomi fue a dormir a la casa de Ino, Rin está con Kiba, Tayuya fue con Kimimaro y los demás, y Killer B está fuera en una misión...- dijo Naruto, y ambos comenzaron a besarse con pasión.

-En pocas palabras, tenemos la casa para nosotros dos solos...- dijo Yugito, y ambos se quitaron las prendas superiores, pero la rubia tenía todavía el bracier.

Y así pasaron la noche, los que ahora son novios. Claro está que no estuvieron rezándole a Dios, sino que se divirtieron manteniendo relaciones íntimas durante cuatro horas, hasta que la rubia cayera desmayada de tantas veces que se había venido.