Capítulo 16: Entrenamiento de un mes

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Hiruzen dio a conocer los encuentros luego del sorteo. El primer combate era entre Hitomi e Ino. El segundo era entre Naruto y Neji. El tercero era entre Sasuke y Gaara. El cuarto lo protagonizaban Shikamaru y Temari. El quinto era entre Shino y Kankuro. El sexto era entre Kenji y Dosu. Rin vs Omoi era el séptimo, y el último era entre Samui y Haku.
Tenían un mes para mejorar sus habilidades, así que había que entrenar mucho para dar lo mejor de sí mismos.

Naruto dedicó el mes para entrenar su Taijutsu, especialmente la apertura de las 8 puertas internas. El rubio entraba en Modo Chakra de Kurama, y así podía abrir la octava puerta por 10 minutos. Si se sobrepasaba de este tiempo, sus huesos comenzaban a romperse y sus músculos se desgarraban. Pero si estaba 30 minutos con las 8 puertas abiertas, lo más probable era que moriría cuando las cierre.

Había pasado una semana de entrenamiento, y Naruto recordó una conversación con Kurama.

-¡Oye, bola de pelos! ¿No me habías dicho que los Uzumakis poseían una invocación legendaria?- preguntó el rubio, enojando a Kurama por el apodo.

-Sí, el contrato está en Uzu.- dijo un poco molesto el Kyubi.

Naruto tomó sus cosas más importantes y se fue hacia Uzu.
Cuando llegó a la isla, vio que todo estaba como lo había dejado.

-Hay un templo en la cima de esa montaña.- indicó Kurama.

-¿Cómo es que sabes tanto de los Uzumakis y de Uzushiogakure?- le preguntó el ojiazul a su Bijuu.

-El clan Uzumaki siempre nos tuvo respeto a los Bijuus. Al parecer, creían que eramos seres que merecían vivir en paz, y por eso se ganaron nuestro respeto.- dijo el zorro, y Naruto siguió su caminata.

Al llegar, pudo ver un pequeño templo, y en el centro de este había un pequeño altar con un pergamino sobre él. Pero cuando estaba a punto de agarrarlo, Naruto fue derribado al suelo por un gran león de colmillos alargados. Esta bestia intentó clavarle sus colmillos al rubio, pero este último logró atraparlos antes de que lo perforaran. Ambos hicieron fuerza, pero el rubio logró apartarse del ataque.

-¡Maldito humano, aléjate del tesoro Uzumaki!- gritó el León.

-¡Pero si yo soy el heredero del clan!- gritó el ojiazul.

-¡Mientes!- acusó la bestia.

-No me dejas otra opción...- murmuró el rubio, y tres Cadenas de Diamantina salieron de su espalda y apresaron a la bestia.

-Estas son las Cadenas de Diamantina...- pensó el León.

Naruto abrió el pergamino, pero lo único que vio fue un resplandor muy luminoso, que lo obligó a taparse los ojos. Cuando los volvió a abrir, se encontraba en una Sabana, y podía ver alguna que otra cueva. A lo lejos vio tres grandes rocas que formaban una cueva, y pensó que allí vivía el Rey. Entró en la cueva gigante, y vio a un león grande de color naranja oscuro y melena roja, recostado en un trono de piedra.

-Humano, pretendes entrar sin invitación al reino del clan de los Leones...- dijo el Imponente León.

-Hola, soy Naruto Uzumaki. Un amigo me dijo que los Uzumakis poseían una muy fuerte invocación, así que vine a ver...- dijo sonriente el chico.

-Si pudiste entrar aquí es porque eres el heredero del clan. Pero para saber si eres digno de ser nuestro invocador, debo probar tu voluntad...- murmuró el León, preparándose para el combate. Naruto sacó varios kunais de tres puntas y los lanzó a distintos puntos estratégicos.

Comenzaron a luchar, y el rubio notó que el gran león era muy rápido oara ese tamaño. Aún así, el ojiazul desaparecía en un destello amarillo cada vez que la bestia intentaba atraparlo.
Pero el rubio recibió un zarpazo en el pecho que lo mandó lejos, y se estrelló con la pared.

-Mierda, es fuerte también...- dijo Naruto, abriendo las dos primeras puertas.

El combare siguió, pero el jefe de los leones derribó al rubio.

-¡Vas a morir, aquí y ahora!- dijo el León, preparando sus garras para degollar al Uzumaki.

-¡No me quedaré de brazos cruzados! ¡Seré el Hokage y honraré mi legado!- gritó el rubio, impactándole un Rasengan en el estómago al León, mandándolo a volar lejos. Pero notó como ni siquiera le había producido un rasguño, y se preparó para seguir el combate.

-¡Has aprobado! Eres digno de recibir mi contrato de invocación.- anunció el león.

-Ya veo...- murmuró un poco cansado el rubio.

-Mi nombre es Nemea, soy el líder del clan de los Leones.- se presentó el jefe, y el rubio lo saludó.

Naruto firmó con su sangre el contrato de invocación, y el león le enseñó un poco el reino.

-Disculpa, ¿tienes algún método para mejorar mi regeneración?- preguntó amablemente el ojiazul.

-Sí, se le llama Senjutsu. Utilizas el chakra natural y adquieres capacidades increíbles. Algunas de ellas son la regeneración divina, capacidades sensoriales muy buenas y aumento en las capacidades físicas. Pero cada invocación posee una habilidad única.- explicó Nemea.

-¿Y qué habilidad me otorgaría el Modo Sabio de los Leones?- le preguntó el rubio.

-Además de las que te mencioné, existe una habilidad muy difícil de dominar, incluso para mí. Esta habilidad hace que tu cuerpo se mueva por su cuenta. Para esto, elimina el tiempo que tarda el impulso nervioso generado por el cerebro para llegar a los músculos que quieres mover. Por lo tanto, podrás esquivar cualquier golpe, y golpearás mucho más rápido y efectivamente. Se llama "Ultra Instinto".- explicó Nemea, y el rubio asintió.

Entraron en confianza rápidamente, y Nemea incluso le dijo que sólo podía dominar el 10% de la habilidad especial.

-Cambiando de tema, ¿Cómo nos ves a nosotros, los Leones?- le preguntó el jefe.

-Pues, creo que son mis amigos. Puedo confiar en ellos si algún día me encuentro en crisis...- reflexionó e  voz alta el rubio, y la respuesta pareció satisfacer al León.

-Comenzaremos ahora con tu entrenamiento.- dijo Nemea, y Naruto se preparó para el entrenamiento.

Durante dos semanas, Naruto aprendió a inmovilizar por completo el cuerpo, aprendió a absorber la cantidad justa de chakra natural y logró entrar en el modo sabio de los leones.
En esta transformación, el pelo de Naruto se volvía de color rojo y se erizaba un poco. También desprendía un aura roja con un poco de celeste, bastante calurosa.

Nemea lo atacó, y vio como el rubio lo esquivó sin problemas. El jefe lo intentó golpear unas 100 veces, y lo golpeó 95 veces. Naruto se destransformó, y cayó arrodillado al suelo.

-Ya puedes dominar el 5%, no está nada mal...- dijo Nemea, y el entrenamiento continuó. A Naruto le quedaba una semana antes de las finales, y quería ser mucho más fuerte para humillar al artogante de Neji Hyuga.

El Legado del Rayo AmarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora