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2010
Había pasado más de un año desde que Tony decidió confesar que era Iron Man, realmente logró cruzar la línea del egocentrismo con eso, ya que desde entonces aparecía en todas las revistas y periódicos, todo el mundo hablaba de él, más que de costumbre.
Mientras tanto, Emily se dedicaba a sacar adelante Stark Industries ya que el CEO no ponía el más mínimo interés en dirigir su compañía y si ella no hacía algo entonces se irían a la quiebra. Para eso tenía la ayuda de Pepper, entre las dos hacían el trabajo de Tony mientras él se paseaba de aquí para allá con el traje de Iron Man. La última vez que se presentó fue en la inauguración de la Stark Expo en Nueva York, el evento más grande que pudiera haber sobre avances tecnológicos. Tony apareció luego de que unas bailarinas abrieran el espectáculo.
Emily observaba todo el show desde la televisión de su tía May y negaba con la cabeza al ver lo petulante que era el hombre del que estaba enamorada y con el que no podía estar. No podía evitar recordar lo que le había dicho aquella noche en la que lo ayudó a mejorar el reactor que lleva en el pecho. Él también sentía lo mismo, pero Emily estaba aterrada por esos sentimientos, claro que no quería que alguien más le rompiera el corazón, porque Tony no tenía la mejor trayectoria en cuanto a relaciones amorosas. Pero también tenía miedo de lastimarlo al perder el control de sus poderes.
Un par de semanas antes de que iniciara la Stark Expo, Emily había logrado hacer un brazalete que canalizara su magia e impidiera que sucediera algún accidente, también había estado descubriendo lo que podía hacer. En sus ratos libres, Emily se iba a un lugar inhóspito para dejar que su magia se desenvolviera. Hasta el momento, lo único que había logrado era mover objetos y crear bolas de fuego. A pesar de que había logrado tener algo de control sobre su magia, no dejaba de usar el brazalete.
Emily siguió observando a Tony en el televisor, se mordió el labio, se veía realmente apuesto. Qué estúpida, pensaba. Habían llevado una relación normal, habían "olvidado" aquella noche y seguían siendo amigos. Sin embargo, un par de meses antes de que iniciara la Stark Expo, Tony volvió a pedirle que le diera una oportunidad.
—¿En verdad no piensas en ese beso o cuando me rescataron?
—¿De qué hablas? —Preguntó ella fingiendo demencia, sabía perfectamente a lo que se refería. Cuando hallaron a Tony en medio del desierto, Emily había prácticamente saltado del helicóptero antes de que éste aterrizara y corrió hasta él. Antes de que Rhodes los interrumpiera, estuvieron a punto de besarse. Justo en ese momento, ambos lo sintieron, era una atracción realmente fuerte.
—Debí haberte besado en ese momento —musitó él apartando la vista de Emily.
—No debiste de haberlo hecho nunca.
—¿Por qué no? —Tony frunció el entrecejo y apretó la mandíbula—. ¿Por qué te da tanto miedo? —Preguntó fastidiado.—
—No sigas, Stark, te lo advierto —pidió ella apretando sus puños, había sentido un par de chispas emanar de sus manos. Él resopló y asintió.
