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Emily y Gyda se quedaron en la casa de Grace Selvig, junto con su tío Erik y la científica Jane Foster. Entre todos intentaron buscar una manera de abrir el puente que conectaba a la Tierra con Asgard. Mientras tanto, Grace no dejaba de hacerle cumplidos a Emily, comenzó a admirarla desde que se convirtió en la CEO de Stark Industries y le había dado otro enfoque a la compañía.
—Tienes mucho potencial, Grace, ¿cómo es que terminaste en un hospital en Nuevo México? —Preguntó Emily mientras observaba uno de los cuadernos de Grace en el cual había muchas notas y fórmulas sobre genética.
—No lo sé, me gusta la vida tranquila —empezó a decir—. Y no he tenido una oportunidad de llevar a cabo esto —comentó señalando sus notas.
—Es que con todo esto podrías llegar muy lejos, quiero decir, regeneración dérmica en menos de cinco minutos.
—Solamente es una idea.
—Una bastante buena —aseguró la castaña sorprendida—. Stark Industries podría darte lo que necesitas para que puedas realizar la experimentación y todo el proceso, ¿qué dices?
—¿Hablas en serio?
—¡Por supuesto! Me encantaría que formaras parte de la compañía, estamos apoyando nuevos proyectos y éste, en definitiva, cumple con todos los requisitos.
—Deberías tomar esta oportunidad, Gracie —le dijo Erik, su sobrina se mordió el labio y se encogió de hombros.
—¿Cuándo empezaría? —Emily sonrió y le dijo que al día siguiente se fuera con ella a Malibú.
—También quisiera apoyar a Jane en su investigación, si eso nos permite encontrar una manera de que Gyda vuelva a Asgard —comentó Emily, en eso tocaron el timbre de la casa, Grace fue a atender, cuando volvió le dijo a la castaña que la estaban buscando.
—Es una mujer, Natalie Rushman. —Emily asintió y fue hacia la puerta, Natasha la estaba esperando.
—¿De nuevo de incógnita? —La pelirroja sonrió de lado.
—Acompáñame. —La castaña asintió y siguió a la espía.
—¿Es sobre mi situación porque le dije que no quería que...?
—No es sobre eso, quiere que lo ayudes en una misión realmente importante. —Natasha se detuvo a un lado de una camioneta negra, abrió la puerta y le indicó a Emily que subiera. Dentro encontró a Fury y a Coulson.
—Buenas tardes, señorita Parker —dijo el agente Coulson.
—Ya te había dicho que me dijeras Emily, no me gustan las formalidades.
—De acuerdo. —El otro asintió.
—¿Qué se supone que hago aquí? —Inquirió la castaña alzando ambas cejas.
