¡Sorpresa navideña!

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Como un lindo regalo de navidad, le quiero regalar a esos 562 lectores que me acompañaron en este proceso, un adelanto del capítulo uno de la secuela de Catarsis. Entonces, sin más preámbulo les muestro Catarsis 2.

Capítulo 1:

Y fue ahí, ahí desperté, salí del coma y miraba al fondo de la habitación, los recuerdos estaban frescos, recordaba todo lo que había visto y vivido en el cielo estrellado de las verdades.

Me hallaba ahí en ese cielo oscuro adornado por mil y un astros; y recordaba con claridad lo último que había vivido, estaba siendo golpeado por ese hombre, ese fornido hombre musculoso que amaba las cicatrices y las peleas estúpidas y sin sentido. Estaba en la sala de pie, y no veía nada, solo un montón de puntitos blancos que iluminaban con luz tenue aquel misterioso lugar. Miraba alrededor, miraba hacia arriba y hacia abajo, mira hacia todos los lados tratando de ver algo o a alguien con quien hablar, o hacer algo mientras llegaba el momento de cruzar el puente del que había hablado el tiempo; pero nada, parecía que mi espera era en vano, pues no llegaba nadie, no veía a nadie, hasta que sentí que alguien me veía, escuché unísonas pisadas y quede a la expectativa de ver quien se acercaba hacia mí; el tic, tac del tiempo pasaba y pude percibir 3 personas que se acercaban, no veía su rostro aún, pero entre más se acercaba más reconocía, y más podía ver, eran 3 hombres, 2 hombres rubios, estaban desnudos, llevaban el cabello largo, pero uno, uno no tenía cuerpo, o tal vez sí, era como una sombra, era negro, no tenía nada que ver; era una incógnita. Y entre más se acercaban pude darme cuenta que era yo quien me acercaba, dos clones de mí mismo estaban alrededor y la misteriosa sombra también lo estaba.

—Bienvenido — dijo uno de ellos. Lo observé detenidamente, éste se veía muy bien, muy guapo y se veía en buen estado, pero había algo detrás, algo que lo aturdía, eran personas, personas riéndose y personas señalándolo.

— ¿Quién eres?, o mejor dicho, ¿Quiénes son? — me atreví a preguntar.

— ¿No es algo lógico?, somos tú— respondieron en coro.

—Todos son iguales, es cierto, pero todos tienen algo diferente; todos son Richard, pero hay algo que cambia en ustedes.

—Mira, yo soy el Richard feliz, aparentemente feliz, pero si ves detrás de mí puedes ver que hay algo que me aturde; soy el Richard que tenía familia, amigos y amor.

—Mira, yo soy el Richard que sufre, si ves detrás de mí, podrás ver mi pasado, el pasado que me atormenta y me hace sufrir; soy el Richard atormentado por un cruel pasado — dijo el otro.

—Tú, tú, eres tú, el Richard que se está liberando, el Richard que anhela la catarsis, eres el Richard en transición a él... — Señaló a la sombra.

— ¿Quién es él? — pregunté.

—Acércate.

Obedecí su voz, me acerqué a la sombra.

—Entra — dijeron en coro —. Nos veremos pronto.

Entré dentro de la penumbrosa persona que tenía allí, y de repente vi una ciudad, o al menos eso parecía; los edificios y las casas eran especie de fotos, fotos que había visto; era una especia de línea del tiempo en donde veía todo, toda mi vida hasta el punto donde mi vida pasó a hacer una coma entre la vida y la muerte. Pero al final vi algo que me impactó, y no lo entendía.

— ¿Por qué puedo ver lo porvenir? — pregunté.

—Porque eso está destinado a que pase, has nacido para eso — dijo una voz.

CATARSIS: La vida es un cúmulo de crueles recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora